Debate en LA GACETA: Manzur y Alfaro, una pelea que pasó de la gestualidad a las chicanas

Los candidatos a vicegobernador se sacaron chispas durante el debate. Cuestionaron distintos aspectos de los últimos ocho años de gestión.

FRENTE A FRENTE. El gobernador Juan Manzur y el intendente de la capital Germán Alfaro debatieron en LA GACETA. FRENTE A FRENTE. El gobernador Juan Manzur y el intendente de la capital Germán Alfaro debatieron en LA GACETA. LA GACETA / FOTO DE JUAN PABLO SÁNCHEZ NOLI

Los combates de box tienen un round de estudio, en el que los púgiles se miden antes de lanzar los golpes más certeros. Los candidatos a vicegobernador Juan Manzur (Frente de Todos por Tucumán) y Germán Alfaro (Juntos por el Cambio) arrancaron anoche el debate organizado por LA GACETA manteniéndose en el libreto que estudiaron antes de ubicarse en el atril del estudio de LG Play. Pero, a medida que transcurría “Tucumán Debate”, la temperatura política fue cobrando calor, con voces cada vez más firmes, pero manteniendo el rostro adusto y la sonrisa irónica de la ocasión.

La pelea de semifondo transcurrió entre dos referentes políticos que, en algún momento, pensaron en luchar por la gobernación. Uno, Manzur, no pudo lograr aquel objetivo, sencillamente porque la Constitución no se lo permite, pero sí se animó a acompañar a Osvaldo Jaldo en la fórmula oficialista, lo que constituyó un enroque de poder. Alfaro, en tanto, tuvo que dejar de lado sus aspiraciones personales para acompañar al radical Roberto Sánchez en el binomio de Juntos por el Cambio. Curiosidad de la noche: ambos sólo coincidieron en ser partidarios de una reforma de la Carta Magna.

Los dos estaban predispuestos al choque. La audiencia sólo aguardaba el momento. Fue en los minutos libres cuando de la mención pasaron a la acusación de uno y otro lado del estudio. Alfaro sacó al centro de la pista a Manzur cuando le recordó que, desde 2015, el oficialismo viene repitiendo que se quedará con la conducción de San Miguel de Tucumán sin que, hasta el momento, hayan alcanzado esa meta electoral. “Dicen: vamos a tomar la Capital y no llegan. Debe ser que el municipio está bien administrado y por eso quieren tomarlo”, indicó el intendente.

Manzur aprovechó el período de cuatro minutos libres para refutar a Alfaro cuando se refirió a una gestión comunal ordenada. “Acabo de escucharlo y dice que no tiene deuda. Claro que no tiene deudas porque yo se la refinancié”, le retrucó. El gobernador no se quedó allí y denunció que, cada vez que llega un turno electoral, la intendencia deja de pagar los aportes al Subsidio de Salud. Los golpes continuaron con Alfaro enumerando que varios apellidos ligados a la política oficial cobran beneficios de la Unidad de Reconversión Laboral.

Los trapitos de la política siguieron sacándose al sol. El mandatario provincial subió el pulso del debate y expuso ante el intendente que, en ocho años, acumuló basurales, cerró la Asistencia Pública y hasta “rompió la plaza Independencia”.

El intendente le ofreció al gobernador sus anteojos para que mire la realidad de la provincia. En el contraataque, señaló que Manzur se fue poco más de 500 días a Buenos Aires, siendo nominado jefe de Gabinete de la Nación, y no trajo nada a la provincia, tan sólo $ 30.000 millones que se destinarán a comprar votos, según expuso.

El tono fue en aumento. Y del cargo y apellido, la discusión se tornó personal. Alfaro tildó a Manzur de “gobernador rico de los tucumanos pobres”. “Manzur te tenés que ir; dejá de saquear. Los hospitales están colapsados. Preocupate por eso, Juan”, manifestó. Y acotó: “vamos a ser gobierno, te cueste lo que te cueste”.

El gobernador no se quedó atrás y le respondió: “no van a ganar, por eso estamos seguros del triunfo”. Le recordó que, todavía, en distintos puntos de la provincia se exhiben afiches y gigantografías que lo promueven como candidato a gobernador. La mención llegó a las vísceras del intendente, que afirmó: “dejá la teta, te tenés que ir”.

La voz firme y la expresividad con la que terminaron ambos el debate fue modificándose, cuando los periodistas Federico van Mameren y Carolina Servetto cerraron “Panorama Tucumano”. El saludo y el abrazo final fue el corolario que las declaraciones políticas se quedan en el microclima de la dirigencia y que, detrás de escena, la cordialidad y la institucional prevalecen por sobre toda diferencia política e ideológica.

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