La prensa y la expresión libres, motores de otros derechos

El miércoles 3 de mayo pasado se cumplieron 30 años del establecimiento del Día Mundial de la Libertad de Prensa por parte de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). La Unesco, agencia que promueve esta efeméride, convocó a la celebración de 2023 en Nueva York con un documento en el que advierte la existencia de amenazas crecientes para las libertades de prensa y de expresión, y para la seguridad de los periodistas, riesgo que pone en peligro la vigencia del Estado de derecho y de la propia democracia. El texto lleva el siguiente título: “la libertad de expresión, motor de todos los demás derechos humanos”.

La proliferación de la desinformación, con sus secuelas deletéreas, es un fenómeno inquietante, según la Unesco. La desinformación se reproduce en una situación de polarización del discurso político y social; de erosión de la confianza; de imposición del estado de excepción y de cierre de Internet; de represión de las voces críticas y de los medios de comunicación independientes; de desertización informativa debida al colapso de los modelos de negocio de los medios de comunicación tradicionales y de incitación al odio.

Sólo hay una forma de impedir que triunfen las manipulaciones y las mentiras que caracterizan a las autocracias: mantener vivo el reclamo de debates públicos donde puedan oírse las voces de las minorías y disidentes; de rendiciones de cuentas y de transparencia institucional. Estos son los cometidos primarios de las libertades de prensa y de expresión, y lo que históricamente ha estimulado la persecución del periodismo profesional. Cuando se acosa y se acalla a un periodista se consuma una agresión al derecho de la sociedad a acceder a información verdadera, que permita tomar las mejores decisiones para el bien común e individual.

La Unesco recordó que en el Preámbulo de la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 se esbozan cuatro libertades fundamentales: libertad de expresión, libertad de creencias, libertad frente al temor y libertad frente a la miseria. “No es casual que la libertad de expresión figure en primer lugar: esta libertad fundamental es la que permite todas las demás”, aseguró la agencia en la nota conceptual para la conmemoración de este 3 de mayo.

El documento destaca que los medios de comunicación y los periodistas pueden, mediante las diversas plataformas, llegar a amplias audiencias, incluidas las comunidades más aisladas y marginadas, e informarles sobre sus libertades fundamentales y sobre cómo ejercerlas. “De este modo, poblaciones que de otro modo tendrían un acceso limitado a los datos o estarían inundadas de desinformación pueden obtener la información que necesitan para ejercer derechos como el acceso a la salud, la educación y la justicia, o para luchar contra las desigualdades económicas y de género”, refiere.

En su reflexión sobre el XXX Día Mundial de la Libertad de Prensa, la Unesco reivindicó al periodismo de investigación que pone en evidencia actividades delictivas y abusos. Estas investigaciones revelan malversaciones de fondos públicos; tráfico de seres humanos; actos de vigilancia ilegal, y toda clase de falencias de las instituciones y de quienes las conducen. “Estos asuntos de interés público revelados por las investigaciones de los periodistas han dado lugar a cambios políticos significativos en beneficio de la sociedad. Invertir en periodismo independiente de interés público es invertir en sociedades resistentes e informadas”, añadió el organismo cultural de las Naciones Unidas.

Las libertades de prensa y de expresión son esenciales para divulgar las malas prácticas de corrupción y las violaciones de los derechos humanos. Defenderlas es, pues, una forma cabal de defender el Estado de derecho y la garantía de igualdad de oportunidades de desarrollo en el sentido expresado por Amarty Sen, premio Nobel de Economía (1998), quien observó que nunca se ha visto una hambruna en una democracia que funcione.