“Me interesa el muralismo que te cuenta una historia”

Nacido en La Madrid, César Carrizo, artista visual y diseñador gráfico, publicará en breve un libro de historietas en Francia. Aquí nos habla de sus comienzos, sus lecturas y de la labor docente.

UN RECUERDO DE LA INFANCIA. Uno de los dibujos de Carrizo en los que plasmó su amor por los trenes y las estaciones ferroviarias. UN RECUERDO DE LA INFANCIA. Uno de los dibujos de Carrizo en los que plasmó su amor por los trenes y las estaciones ferroviarias.

Córneas binacionales alumbran sus creaciones. La Madrid le despierta orgullosos ecos de la niñez. Murmullos ferroviarios aletean en sus pasiones. El río Marapa baña las travesuras de ese changuito, que a los 11 años consiguió su primer empleo. La curiosidad lo ha llevado por distintos caminos latinoamericanos. En pocas semanas tendrá motivos para brindar con entusiasmo cuanto se publique en París su primer libro de historietas. Pero de ello prefiere no dar más detalles hasta que salga del horno la edición. “Nací en La Madrid y me crié ahí y me recibí de maestro de grado; luego me vine para San Miguel. Me venía los fines de semana a hacer caricaturas en el diario Siglo 21; también trabajé para otros medios, LA GACETA publicaba Lucas Pacholo. Soy de formación autodidacta, desde los 16 años, trabajo pintando en las calles, soy letrista y fileteador, ese ha sido mi primer trabajo. Esto me permitió vivir y uno vive esa libertad de trabajar, así en la calle y estar cobrando algo por tu trabajo, es buenísimo para la edad que tenía”, dice César Carrizo, docente, historietista, muralista, guionista, ilustrador, caricaturista, diseñador gráfico y publicitario, nacido el 28 de junio del 74 en ese pueblo del sur tucumano, que fue un centro de operaciones ferroviarias de gran importancia años atrás.

- ¿Cómo te iniciaste en el oficio de fileteador y de letrista?

- Iba a Las Termas de Río Hondo a trabajar, porque me quedaba 60 km de La Madrid y ahí vive mi tío, donde podía quedarme. En realidad, el primer trabajo, lo tuve a los 11 años porque mi tío Freddy trabaja ahí en una estación de servicio de YPF y me invitó a quedarme unas vacaciones de julio. Yo limpiaba los vidrios de los autos, y así me gané mi primera plata a los 11 años. Me gustó mucho eso, fue como juego más que nada, así que volví y les compré juguetes para todos mis hermanos, contentísimo yo con eso. Y de ahí tal vez me quedó esa cosa de volver a Las Termas a trabajar, y volví a los 16. Para la época de Semana Santa se habilitan muchos locales comerciales nuevos, iba y hacía letras, aprendiendo sobre la marcha: viendo letras de revistas, de libros, tratando de copiar los estilos de trabajo. La verdad que era un placer ver un trabajo terminado, comiendo un sánguche al frente y tomando un jugo Ades. Con eso me compré la moto y después ya me venía para acá.

- ¿Te venís acá a estudiar?

- Hice un curso de capacitación en el Virla, participé en un encuentro de historietas en La Feria de Literatura Infantil y Juvenil de la Universidad, del Cilij, en un curso que daba Bernardo Vides. Ahí conozco a grandes amigos míos, Ariel Lucena y después a Néstor Martín. Con ellos empezamos a hacer proyectos y ya venía los fines de semana a trabajar en el diario del Siglo 21. Uno se va haciendo de amigos acá va trabajando y organizando eventos.

- ¿Cómo nace tu romance con la historieta hasta el punto de querer ser historietista?

- En La Madrid. Habré tenido unos 12 años y un vecino que sabía que yo dibujaba, me prestó unos libros y tres o cuatro revistas de Nippur de Lagash de la editorial Columba, fueron las primeras historietas que leí. Mi gusto nace por ver cómo este medio de comunicación unía dos cosas que me interesaban mucho: la historia en sí, contar la historia de los pueblos, y el dibujo. Vengo de un pueblo que tiene mucha historia. La Madrid es el pueblo que tiene la mayor playa de estacionamiento ferroviaria de casi todo el norte; es la segunda estación ferroviaria más grande, después de San Miguel de Tucumán, incluso más grande que la de Tafí Viejo. Tiene una pasarela, me he criado saltando entre trenes, les conseguía comida para los linyeras, tratando de que ellos me contaran sus historias, pero era difícil, porque ellos casi no hablan de su vida. Me he criado en un río gigante que lamentablemente después nos inundó varias veces, el Marapa. La Madrid tiene tres puentes. Entonces cuando tuve en mis manos las historietas me di cuenta de que se podía utilizar como medio de comunicación para contar historias de los pueblos, que es lo que hacía Robin Wood cuando escribía cada uno de sus personajes, porque uno lee Savarese y cree que él lo metió en cana a Al Capone, ves Nippur y aprendés sobre la historia sumeria y con nombres reales. Esos mundos son los que te permiten este imaginar cosas, a mí eso me motivado mucho; así que partir de eso desde 2013 en adelante que viajé por casi todos los países de Latinoamérica.

EN PLENO TRABAJO. Carrizo subido a una escalera, pintando un mural. EN PLENO TRABAJO. Carrizo subido a una escalera, pintando un mural.

- ¿Hiciste alguna historieta sobre La Madrid y sus personajes?

- Sí, sobre los linyeras y la historia de La Madrid. Trabajé desde el año 97 aproximadamente hasta el 2009 como jefe de cartelería del Hiper Libertad, del acceso norte. Ahí es cuando ya me instalo completamente en San Miguel. Me recibí de diseñador gráfico en el JIM estudiando la segunda carrera, es mi segundo título y después de renuncié al Hiper; me cansé de la vida fácil, del sueldo seguro, de hacer siempre lo mismo durante mucho tiempo. En el 98 me detectan un queratocono en el ojo izquierdo y me voy en enero del 99 a La Habana, en Cuba, y ahí estuve 72 días hasta que me operaron de la vista. Así que yo tengo en mi ojo izquierdo, una córnea cubana y digo que desde entonces tengo el punto de vista socialista que necesitaba. Soy tucubano (se ríe). Aprendí mucho en Cuba. Fui con la intención de quedarme, de averiguar todo, para quedarme a vivir allí. En ese viaje, los cubanos me enseñaron a amar mi propia tierra; tuve que ir a Cuba para entender que mi lugar en el mundo era Tucumán. Entonces decidí no irme nunca de Tucumán. Viajar me encanta. La verdad que es maravilloso donde vivo. Así que con Néstor Martín y otros amigos comenzamos a trabajar en forma colectiva y fundamos la Unión de Caricaturistas y después la Unión de Historietistas. Y después vinieron los Tinta Nakuy, las muestras... El Tinta Nakuy, que se hizo durante 20 años, ha sido un semillero de muchos jóvenes que pudieron tener su espacio para trabajar también.

- ¿Cómo se entronca se entronca el muralismo en esta historia? ¿Qué te atrae de él?

- En La Madrid ya pintaba murales en las iglesias. Y en Las Termas había un local de feria artesanal, así que también pintaba murales, siempre tratando de que la persona esté contenta con lo que uno hace. Me atrae la historia. En 2010 y en 2015 estuve en México y fui a investigar, a ver las obras de los grandes muralistas porque la historia del muralismo mexicano es la que marca la línea de narrativa de la historia de nuestro continente. Hago muralismo ornamental, de hacer una florcita, lo que pide el cliente, pero hay que entender que un muralismo sin militancia sin que te cuente la historia de los pueblos, es un muralismo meramente ornamental, tiene un mayor mensaje que el de una linda gráfica. A mí me interesa mucho más el muralismo que te cuenta una historia.

- ¿Tenés acá, en la ciudad, murales de tono social?

- Sí, casi todos, está el mural Los Decididos en la esquina de Bolívar y Jujuy y a la vuelta está el Combate de San Lorenzo. Es el primer mural historieta que se hizo. Eso me vuelve a La Madrid, porque soy maestro, como te dije, y en 2012, entro a trabajar en el Ministerio de Educación. Voy a las escuelas rurales de alta montaña, para dar talleres de historietas, dejar un mural trabajado con los chicos. Tomar la historieta y el muralismo como herramientas pedagógicas. Los maestros pueden aprender con historietas en las escuelas. Desarrollo el proyecto “Socializar la historieta”, donde se intenta que los docentes tengan un material didáctico para enseñar. Me acordaba de La Madrid, porque cuando era chico salíamos¿ cantando la Marcha de San Lorenzo y recién en la secundaria, entendí qué era la palabra Febo, o sea, durante toda la primaria, la cantás de memoria y es algo que se desaprovecha porque, por ejemplo, el Combate de San Lorenzo fue el 3 de febrero de 1813, entonces no lo vemos en la escuela porque digo en broma que San Martín tuvo la mala idea de pelear en vacaciones. Entonces la magnífica figura y toda la historia tremenda de San Martín solamente, la vemos en agosto en las escuelas, cuando muere y es como una especie de recordatorio de su etapa más importante, pero el primer y único combate de San Martín en el suelo argentino, no lo trabajamos, lo cantamos de memoria, pero no lo trabajamos.

- Es decir que la historieta es una herramienta pedagógica importante.

- Con la historieta podés hablar de la palabra honor, porque los combatientes fueron honorables, fueron decididos, patriotas. Les preguntás a los docentes, a los alumnos, qué significa honor y no saben. El honor siempre quedó como una cosa del pasado, de los duelistas, defender el honor de una mujer, que no es otra cosa que tenerle respeto, el Combate de San Lorenzo es un claro ejemplo para hablar de esa palabra. Entonces estás hablando de nuestra historia, pero además de educación ciudadana, para que un niño vaya conociendo palabras como solidaridad, empatía, honor, que son sumamente importantes.

HOMENAJE. Una de las obras del artista que recuerda a Isauro Arancibia. HOMENAJE. Una de las obras del artista que recuerda a Isauro Arancibia.

- ¿Por qué no hay una escuela de muralismo en Tucumán?

- Es una gran pregunta, que está latente constantemente. Hay profesores como Margarita Vera, muy destacada dentro de la Facultad de Artes, que me invitó a dar charlas sobre muralismo, no sé si después de eso se habrá seguido o no, pero me parece que es una respuesta que tiene que darla la misma institución. Con el potencial de artistas en todo Tucumán debería incluirse el muralismo en la Facultad, pero como te digo, capaz que sí hay trayectos, pero yo no los conozco, no puedo decir que no están haciendo nada. Hay una enorme cantidad de talentos en Tucumán, que desbordan y que derivan en el grafiti y en el lettering del arte urbano, en el muralismo que se nota las calles; gente que labura de manera independiente, pintando con recursos propios. Otros hacen un muralismo ornamental, otros trabajamos con muralismo histórico; hay una vertiente muy grande de contar cosas en las paredes y eso debería tener un canal educativo formal para dar una titulación o alguna cosa así. Eso es importante.

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