Qué trabajos desaparecerán y cuáles crecerán con el auge de la inteligencia artificial

Los trabajos administrativos de secretarias, las tareas de cajeros de banco y las rutinarias funciones de personas que trabajan en la entrada de datos están por cambiar por completo, según las últimas proyecciones de expertos. El avance de la inteligencia artificial apunta principalmente a estos roles, como así también a tareas de alta especialización como las de finanzas y contabilidad. Así lo advierte el último informe del Foro Económico Mundial (WEF) centrado en el “Futuro del trabajo”, el cual ha puesto toda su atención en la transformación que tendrán las nuevas tecnologías en el sector productivo.

El reporte no habla del fin del trabajo. Hace énfasis más bien en su mutación y en cómo determinados roles verán reducir sus funciones como así también otros sectores aumentarán su especialidad y demanda en el mercado. Los datos son contundentes luego de encuestar a 803 empresas de 45 países, que reúnen a más de 11 millones de trabajadores. Casi uno de cuatro empleos del planeta está a punto de ser radicalmente transformado en los próximos cinco años.

Las previsiones no son alarmantes pero sí inquietantes. Al menos deberían serlo principalmente para las personas que trabajan en las industrias afectadas y mucho más para los jóvenes que están por iniciar sus carreras universitarias. ¿Qué conviene estudiar entonces? La pregunta que tendrán que hacerse los futuros profesionales tendrá más consecuencias que cuando a finales de los años noventa aparecía eso llamado “internet”. La inteligencia artificial impactará de tal modo que se prevé la creación de 69 millones de nuevos puestos de trabajo y la supresión de 83 millones, lo que supone una disminución neta de 14 millones de empleos, es decir, el 2% del empleo actual.

Volvamos a la pregunta entonces. Según el reporte, los trabajos que tendrán una demanda más rápida en los próximos años serán aquellos vinculados con el aprendizaje automático, la inteligencia de negocios, el análisis de información, las finanzas digitales, el análisis de grandes volúmenes de datos, la robótica, la electrotecnología y algunos rubros más vinculados a la transformación digital.

El crecimiento de estas especializaciones también será muy rápido. Según los expertos del WEF se crearán 2,6 millones de nuevos puestos de trabajo, con un salto del 40% en el número de especialistas en inteligencia artificial y aprendizaje automático en los próximos cinco años. También estiman un aumento del 30-35% en la demanda de funciones como analistas y científicos de datos o especialistas en big data, y un aumento del 31% en la demanda de analistas de seguridad de la información.

La otra pregunta que surge de estos datos es dónde estarán estos nuevos trabajadores. ¿Podremos tener la chance de incorporar esta masa de trabajadores a la denominada “cuarta revolución industrial”? ¿Están nuestras universidades preparadas para hacer cambios rápidos en sus ofertas académicas para responder a este horizonte?

La agilidad puede ser clave en los procesos educativos pero también en la transformación de los trabajadores que ya desempeñan tareas críticas en las organizaciones, cualesquiera que sean. Los estudios auspician que tareas súper especializadas pueden ser alcanzadas por la automatización y dichos procesos crearán un escenario difícil tanto para empleados como para empleadores. Por lo tanto, el informe del WEF debería poner en movimiento a instituciones públicas como privadas en la búsqueda de cómo deberían diseñar sus planes de digitalización. Estos procesos ya están en curso en las organizaciones más cercanas a la tecnología, pero todo indica que la inteligencia artificial interpelará diversas actividades, las de servicio en primer lugar por su bajo costo de mutación.

El cambio, una vez más, viene cargado de datos y proyecciones que parecen ser más precisas que nunca. Sin embargo, pocas veces una transformación de tal magnitud comienza por las estadísticas o evidencias. Esta transición la asumirán personas, de carne y hueso, con emociones y espíritu crítico. Conviene entonces comenzar por ahí, por el lado más humano de este proceso.

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