Evalúan que la Argentina es el país más gravoso del mundo

Campaña de la Ong Lógica, sobre la elevada carga impositiva que soporta nuestro país. Su presidente, Olivero Vila, explicó cómo Argentina llegó al tope del ranking en todos los análisis

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Argentina es la nación con los impuestos más altos del mundo cuando se evalúa el nivel de presión fiscal sobre el sector formal de la economía, es decir, de los contribuyentes que trabajan “en blanco”. Así lo afirma Matías Olivero Vila, presidente de la OnG Lógica, asociación civil sin fines de lucro y apartidaria, que impulsa una campaña de concientización nacional sobre la elevada carga impositiva que soporta nuestro país.

Apuntó que la conclusión surge del análisis de tres vías “o caminos” distintos (empresas PyME, economistas y tributaristas), cada una con su metodología. “Una es el Banco Mundial (BM). Apuntó que el programa de investigación se llama Doing Business, y analiza 11 áreas de negocios, una de las cuales es el pago de impuestos. Tiene un método simple: pone el caso testigo de una PyME dedicada a la venta de macetas, que es resuelto por los expertos de 190 países. Ese caso testigo está sujeto a ciertas asunciones, por ejemplo, el margen bruto de ventas que es el 20%, y eso es lo que ubica a la Argentina desde 2015, en el último puesto del ranking, como el país más gravoso, el que tiene los impuestos más altos del mundo.

“La deducción es simple. El índice que arroja es 106% (puesto 189), quiere decir que no alcanzan las utilidades para pagar los impuestos. Ningún país supera el 100%. Repito: con ese margen bruto de ventas, se dice que la maceta en este caso testigo se vendió a $120 y lo que le costó fue $ 100.

“El otro método es de una entidad empresaria, que aporta dos variaciones: una toma la presión fiscal, o sea la suma de la recaudación de todos los impuestos, (sería el numerador) dividida en el Producto Bruto Interno (en el denominador), que es la suma de todos los bienes y servicios formales y también del sector “en negro” de la economía. Lo que significa que los impuestos totales se consumen las utilidades y algo del capital. Y eso, lleva a la Argentina a estar en puesto 10, entre los 30 países ‘más importantes’ con el 29,4%, contra el 45% de Francia, que encabeza la lista”.

Y Olivero Vila observó: “cuando uno elimina a los bienes del sector informal y calcula en el sector formal de la economía, ahí la Argentina rompe el termómetro y pasa al primer lugar. Es el único país que por la presión fiscal, entendida como tal, llega al 50,7%.

Luego explicó a LA GACETA el tercer método, el de los tributaristas de la UIA. “Tomaron 7 impuestos para un análisis de laboratorio (alícuotas, base imponible, Ingresos Brutos, Ganancias etc.). En seis de ellos Argentina está primero entre los 30 más importantes. Sólo en el IVA estamos en la 4ta. posición”. “Cualquiera sea el método o camino que se elija, la Argentina tiene los impuestos más altos del mundo“.

-¿Cuáles son los impuestos más distorsivos?, se le consultó.

-Los impuestos más distorsivos y que deberían eliminarse, primero Ingresos Brutos; luego los impuestos a los débitos y a los créditos. Y después bajar las alícuotas, que son muy altas, el Impuesto a las Ganancias y el IVA.

-¿Hay propuestas para eliminar impuestos y que no se cambie el ingreso fiscal con otro impuesto?

-La reforma fiscal de impuestos y del gasto público ya fueron formuladas por distintos partidos. Es lógico que eso nunca se plasmará en la realidad si no hay una sociedad que lo demande. La sociedad debe entender que al final de esa cadena de impuestos, está un consumidor que paga impuestos exhorbitantes respecto de otros países. Por ejemplo, en alimentos 42%, bebidas 48%, ropa 51%, celulares 66%. En la lógica hay que atender el trípode fiscal. La inflación (la cuarta más alta el mundo), que es lo más visible, pero debajo están los impuestos (los más altos del mundo) y luego el descontrolado gasto público.

Finalmente, explicó que estos impuestos más altos del mundo generan la mayor evasión del mundo (47%), y subrayó que “le hizo mucho mal al país el prejuicio de que si se bajan los impuestos hay que bajar en igual porcentaje el gasto público. “Esto no es así. Se puede mantener el gasto por el ingresos de los que se incorporan a la economía formal”.

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