Atlético Tucumán: el empate fue tan justo como necesario

El “decano” igualó con Tigre 0-0 y cortó una racha de tres derrotas consecutivas; Pusineri ya piensa en el juego con Arsenal en casa.

Ni tan tan, ni muy muy. El empate en cero a domicilio con Tigre cortó con la sangría de tres derrotas consecutivas. Y Atlético sumó un punto en un reducto difícil que al final de temporada podría hacer alguna diferencia.

Pero también es verdad que este “matador” dista mucho de las mejores versiones ‘made in’ Diego Martínez, y que otra vez el “decano” encalló en una igualdad que bien podría haber sido triunfo con un poco más de osadía y, sobre todo, de precisión y contundencia frente al arco rival.

Nobleza obliga: si se compara con las tres actuaciones previas, y, en particular, con la lamentable imagen dejada ante Estudiantes de Río Cuarto el martes, la excursión a Victoria proporciona algo de oxígeno al equipo tucumano y al últimamente cuestionado Lucas Pusineri.

“Dimos un paso hacia adelante”, reflexionó el entrenador en rueda de prensa. “El equipo volvió a mostrar entereza, mentalidad de lucha, estamos esperanzados con que podamos volver a sumar de a tres, ahora nos vamos con la importancia de haber sumado”, agregó, visiblemente aliviado tras una dura semana.

La hora de la verdad. Después de la eliminación en Santa Fe por Copa Argentina, el desafío ante Tigre era el partido de la responsabilidad.

Responsabilidad en el sentido de la capacidad de dar respuesta, en este caso en medio de una situación muy difícil, y con la necesidad de que todos se pongan el ‘sayo’: cuerpo técnico y jugadores, cada uno con su toma de decisiones y su necesidad de ejecutar de acuerdo a lo planeado.

En ese sentido, la frase del inicio sirve: el equipo mostró algunas virtudes: orden, despliegue, actitud para ir a buscar.

Pusineri se la jugó dejando en el banco a dos referentes de “alto” peso, como dirían los más jóvenes: Guillermo Acosta y Cristian Menéndez.

La apuesta incluyó reemplazarlos por Francisco Di Franco y Ramiro Ruiz Rodríguez, respectivamente. Pero en realidad, de los ingreso el que mejor puntuó fue Bautista Kociubinski (el sustituto del lesionado Adrián Sánchez). Pero ni se extrañó mucho a los ausentes ni impactaron en demasía los presentes.

Es que Atlético realizó un partido discreto, suficientemente bueno para no volverse a Tucumán con las manos vacías.

Las tribunas raleadas en el estadio José Dellagiovanna daban cuenta una realidad: este Tigre no conmueve a los suyos, la concurrencia de público fue consecuente con la medianía del “matador” en su versión 2023, un “animal” que ya no asusta.

En consonancia con el desembarco del otoño en la Pampa Húmeda, a la hora de atacar (o de contraatacar) a Atlético le faltó “fuego” para aprovechar las facilidades ofrecidas en la retaguardia por este modesto Tigre.

Un par de excepciones: esa escapada de Mateo Coronel, con definición cara a cara con Gonzalo Marinelli incluida, que parecía gol hasta que la pelota se abrió tanto, tanto que se demostró lo contrario. Y esa otra que se fue besando el palo, un remate de Brian Guille sobre el epílogo del partido.

Es verdad que la amenaza que representa Mateo Retegui es omnipresente, como en ese remate que conmovió el palo de Tomás Marchiori, inmediatamente antes del gol que no fue de Coronel. Y también en un par de oportunidades en el complemento. El arquero visitante, otra vez, fue figura.

TIENE LA PELOTA. Pusineri hizo un buen planteo, debía cambiar la cara del equipo y lo logró, se trajo un punto valioso. FOTO DE MATÍAS NAPOLI ESCALERO. TIENE LA PELOTA. Pusineri hizo un buen planteo, debía cambiar la cara del equipo y lo logró, se trajo un punto valioso. FOTO DE MATÍAS NAPOLI ESCALERO.

Globalmente, en un partido parejo, Atlético no fue menos que el anfitrión. Y quizá esa fue la picardía, el haber dejado pasar una nueva oportunidad propicia para construir una “masa crítica” de puntos en la tabla que le permita mirar con menos dudas el futuro.

A propósito: “Pienso, luego existo”. Parafraseando a Decartes, para Pusineri sería algo así como “Dudo, luego cambio” (habitualmente con demora). Difícil de comprender la salida de Coronel, que siempre exige. Pero en todo caso pareció que fue demasiado esperar hasta el minuto 66 para mover el tablero.  

Sobre el final, Atlético tuvo dos muy claras para ganarlo, ante un Tigre impotente. Muy criticado por las transmisiones radiales partidarias, en los hinchas locales todavía primó el respeto por los logros del pasado.

El empate probablemente le sirve a Pusineri para “comprar tiempo”, para extender la expectativa de que “segundas partes” pueden ser buenas. Y de que Atlético pueda comenzar a transitar el camino de un espiral ascendente, según desean sus hinchas.

Una victoria frente a Arsenal, se necesita. “Ganar de local es lo que todos queremos”, sentenció Pusineri, comprensiblemente aliviado.

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