Sara Mesa: “Siempre me sorprende que me lean”

“Ha escrito algunas de las historias más turbias de la literatura actual… Ahora arremete contra los falsos sueños de bienestar”, dijo sobre La familia, su último libro, Laura Fernández en el diario El País.

MIRADAS DIFERENTES. Mesa desmenuza en relatos cortos las vicisitudes de los mandatos familiares. anagrama MIRADAS DIFERENTES. Mesa desmenuza en relatos cortos las vicisitudes de los mandatos familiares. anagrama
11 Junio 2023

Hay unos párrafos que hacen de disparador al inicio de La familia (Anagrama, 2022), la novela de la española Sara Mesa. El padre le sugiere a su hija adoptada que no cierre con llave su diario íntimo. “Te aseguro que nadie lo leerá”, le garantiza, y que puede dejarlo “en la mesa del comedor, al alcance de cualquiera”. “Aunque deberías recordar algo. Una cosa es el deseo de mantener a salvo la intimidad, lo que es muy comprensible, y otra es que nos andemos con secretos. Los secretos nunca son buenos. Al revés, son nocivos, se usan para tapar asuntos feos. ¿Por qué, si no, son secretos? Es mejor no tener nada que ocultar”, le dice.

Después hay otro relato que sirve para entender de qué puede ir una familia. Es aquel que sucede en una escuela. La maestra toma ramitas y les muestra a los alumnos que si se quiere partirlas de una es sencillo: clac; y se parten. Pero al agruparlas les ejemplifica cómo se vuelven irrompibles. “¿Veis? Nadie podrá romperlas nunca”. Los alumnos le dan la razón e incluso una alumna le cuenta a la maestra que en su casa, su madre utilizó ese mismo ejemplo para hablar de la familia. Hasta que uno de los chicos levanta la mano. “Las ramitas que se quedan apretujadas en el medio del manojo, ¿no se asfixian?”. Si son personas, inquieta el pequeño a la maestra, quiere decir que “a las que quedan en el medio les falta el aire y… se pueden morir”.

Dividida en capítulos, La familia salta en el tiempo y cambia las voces de quienes la recuerdan. Funciona como una serie de relatos cortos ensamblados. No se spoilea en absoluto si se cuenta que ese recorrido en el tiempo va del presente al pasado, luego al futuro y así, hasta llegar al final del ciclo.

Mesa transmite un ambiente familiar opresivo y logra que los lectores nos sintamos reflejados en algunos de los tantos detalles que cuenta a través de los personajes. “Yo viví algo parecido a esto”, hace pensar. Ese es uno de los méritos de esta historia de 224 páginas de la autora madrileña nacida en 1976 y que ya cuenta con una sólida trayectoria de novelas, cuentos y ensayos publicados.

“Discutían, gritaban, se habrían despedazado mutuamente si no estuviesen tan cansados de odiarse. Él la acusaba de ingrata, todo el día trabajando para ella, para el Proyecto, y esa era su única manera de agradecerlo”, describe Mesa una de las escenas familiares con los padres ya viejos, resignados. El Proyecto al que se alude es la familia. Hay muerte, hay mandatos familiares. Hay desaciertos, recuerdos imperfectos. Como que a pesar de haber vivido todos en la misma casa, los hechos varían según la mirada. “Es curioso. Cada uno de nosotros lo recuerda diferente”, se lee sobre una de las vivencias. Hay, entre las manos de los lectores, una gran novela.

Con La familia, Mesa ratifica su solidez como una de las grandes autoras de esta época. Ese fue el interés o el punto de partida para la entrevista, realizada a través de un intercambio de mails, que es el que sigue:

-¿Cómo y desde cuándo se gestó en tu cabeza la idea de La familia?

-El libro cuenta varias historias cruzadas;, algunas de ellas llevan conmigo mucho tiempo porque de hecho están basadas en experiencias propias, y ya hubo aproximaciones en mi libro Mala letra, de 2016. La idea de juntarlas todas en un único libro vino en 2020; fue un libro que escribí durante el confinamiento por la pandemia.

-¿Cómo entraste y cómo saliste de la escritura de La familia?

-Entré pensando que escribiría un libro de cuentos con niños protagonistas y salí habiendo escrito una novela sobre una familia al completo.

-¿Cuánto te llevó La familia en tu cabeza y en la escritura?

-En el primer borrador... tardé unos cinco meses en corregirlo; y terminarlo otro año y pico más; en total, dos años.

-¿Tenés alguna metodología de escritura? Si es así, ¿cuál? ¿Cómo?

-No. Escribir todos los días, a ser posible. Primero una fase de búsqueda, más intuitiva, y luego otra de corrección, más “profesional”. No me manejo con esquemas previos.

-En la Argentina el ambiente literario te tiene muy presente. ¿Qué te significa ese dato? ¿Sabés algo del lector argentino?

-No sabía esto. A mí siempre me sorprende que me lean, en cualquier sitio. Argentina tiene una tradición literaria enorme, además.

-¿A qué escritores de Argentina leíste?

-A Borges aquí lo leemos obligatoriamente en la secundaria (por lo menos así era en mí época). En su tiempo leí mucho a Roberto Arlt, Ernesto Sabato y Alejandra Pizarnik. Luego a Fogwill y a Antonio di Benedetto. Luego a Hebe Uhart. Contemporáneos que he leído y me encantan: Mariana Enríquez, Santiago Ambao, Samanta Schweblin, María Gainza, Fabián Casas.

PERFIL

Sara Mesa (Madrid, 1976) desde niña reside en Sevilla. Es autora de las novelas Cuatro por cuatro (finalista del Premio Herralde), Cicatriz (Premio El Ojo Crítico de Narrativa), Un incendio invisible y Un amor. También publicó el volumen de relatos Mala letra y el ensayo Silencio administrativo.

Alejandro Duchini

PARA LA GACETA BUENOS AIRES

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