Manchester City: Rey de Europa, amo del buen fútbol

No lució como acostumbra en la final porque Inter supo ponerlo en aprietos, pero sin dudas el equipo de Guardiola es el mejor de la temporada.

LA FOTO ESPERADA. El plantel de Manchester City posa con el trofeo más importante a nivel clubes de Europa. Guardiola se dio el gusto de conseguir el título después de 14 años; tercera “orejona” para él. reuters LA FOTO ESPERADA. El plantel de Manchester City posa con el trofeo más importante a nivel clubes de Europa. Guardiola se dio el gusto de conseguir el título después de 14 años; tercera “orejona” para él. reuters

Como todos los años, la final de la Champions mantuvo cautivos a los futboleros. Esta vez el imán fue Estambul, que albergó el duelo decisivo en el que Manchester City derrotó a Inter 1-0. El premio al mejor equipo de la temporada, al que -no obstante- las cosas no le resultaron sencillas ayer. Ese fútbol exquisito que los ingleses suelen exhibir faltó a la cita, en gran medida por los méritos del subcampeón.

Es que a pesar de que el City llegaba como amplio favorito, la final se jugó al ritmo que propuso Inter. Kevin De Bruyne, Gundogan y Rodri no pudieron adueñarse de la pelota porque el tridente armado por Barella, Brozovic y Di Marco fue casi perfecto mientras las piernas respondieron. Presión alta y contraataques rápidos para exigir a la defensa del City a estar cien por cien concentrada.

A diferencia de 2022 -cuando no hubo argentinos en la definición-, esta vez la presencia de Julián Álvarez y Máximo Perrone en el City y Lautaro Martínez y Joaquín Correa (Inter) proporcionó una motivación extra. De todas formas el único que sumó minutos fue Lautaro, quién paradójicamente se perdió un mano a mano increíble cuando el partido todavía estaba 0-0, y fue uno de los jugadores que se mostró más golpeado con el resultado final.

El minuto 26 fue el más intenso del primer tiempo; prácticamente el único que entregó emociones. Primero, Ederson (a veces jugando al límite) dejó la pelota corta y Nicolo Barella buscó el arco. El remate salió lejos, pero el sacudón despertó a los “citizens”, que respondieron inmediatamente. Gundogan filtró una pelota -por primera vez en la noche turca- para Haaland, el noruego dejó en el camino a Bastoni y probó los reflejos de Andre Onana, que respondió bien.

En las redes sociales -termómetro en estos tiempos de cualquier evento masivo- los haters de Pep Guardiola empezaban a regocijarse porque parecía que otra vez el entrenador catalán se quedaría al borde de conseguir la “orejona”. Al bicampeón de la Champions con Barcelona, después de la noche de Estambul, no se lo podrá seguir acusando de no saber ganar la Champions sin Messi, Xavi o Iniesta.

El entrenador, con el título de ayer, alcanzó la cifra impactante de 35 en su carrera. Es el segundo DT con más coronas de la historia y el que mejor promedio tiene (2,5 por año). También se convirtió en el primero en conseguir la triple corona con dos clubes (Barcelona 2008/09 y City) y a pesar esto aún es resistido.

Cuando el partido empezaba a encaminarse al tiempo extra, Rodri encontró la llave para abrir el cerrojo italiano. Phil Foden (ingresó por De Bruyne -lesionado- en el primer tiempo) condujo ante la presión pegajosa de los italianos, descargó atrás con Akanji que apareció por sorpresa en tres cuartos de cancha y filtró la pelota para Bernardo Silva. Una jugada de pizarrón, muy parecida a la que abrió el partido en la semi de vuelta con Real Madrid. El portugués llegó a la línea final y tiró un centro que fue devuelto por la defensa, pero la pelota quedó servida para que Rodri pisara el área y ajustara el disparo al palo izquierdo de Onana.

Foden perdonó dos veces y por eso hasta el minuto final Inter estuvo a tiro del empate. Chances no le faltaron. Probablemente en Italia se recuerde esta final de Estambul por el desempeño de Romelu Lukaku, ya que el belga detuvo -sin intención- un cabezazo de Di Marco, que tenía destino de red y cuando el reloj marcaba 87’ erró la más clara del partido. No pudo esquinar un cabezazo dentro del área chica y Ederson se lució.

Los 25’ finales concentraron casi todas las emociones de Estambul, aunque esta vez el destino premió al mejor equipo de la temporada: fue campeón invicto, se quedó con el triplete y ya tiene boleto asegurado para el Mundial de Clubes de Arabia Saudita.

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