Campero vs. Alfaro: por el poder y por el futuro

Juntos por el Cambio (JxC) no se repuso aún del golpazo de las elecciones provinciales. El espacio, en general, fue uno de los grandes derrotados y sólo hubo festejos en algunas líneas internas en particular. La proximidad del proceso nacional que derivará en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) del 13 de agosto obligó a la dirigencia cambiemita a reactivarse en los últimos días y a comenzar una nueva campaña a desgano. Sobre todo, porque en este año electoral intenso todavía faltarán las generales y, eventualmente, una segunda vuelta presidencial.

Si bien en los papeles se renovó la alianza para competir en la contienda nacional, no existe en términos reales, al menos no como estaba antes del 11 de junio. De hecho, puertas adentro, los referentes sostienen que quienes se perfilaban como líderes, Roberto Sánchez y Germán Alfaro, no hablarían desde la misma noche de los comicios. Las urnas lo cambiaron todo, ordenaron las expectativas. Referentes de experiencia evitan hablar de un liderazgo único porque no avizoran por el momento que haya sobrevivido una construcción homogénea que liderar.

Atomizadas y casi mediante movimientos espasmódicos, las vertientes internas se mezclaron y armaron las listas de precandidatos a diputados y parlamentarios del Mercosur. Como era previsible, agua y aceite conviven pero no se mezclan, las que quedaron en carrera están encabezadas por un radical y un alfarista. La interna nacional del PRO y el papel de la UCR nacional enrarecieron la elaboración local de los listados.

El intendente de Yerba Buena y legislador electo Mariano Campero (UCR) apenas terminaba de festejar haber sido uno de los vencedores y lideres emergentes cuando se movió rápidamente y se anotó a la cabeza de la nómina de Patricia Bullrich. El intendente de Capital, Germán Alfaro, tuvo que procesar velozmente el haber perdido el Municipio y fue a pelear a Buenos Aires para ser el único candidato de su socio político Horacio Rodríguez Larreta. Curiosamente, a la fórmula del larretismo la completa el radical Gerardo Morales. Esto genera suspicacias y contradicciones en los correligionarios tucumanos.

Más allá de las bancas, en JxC advierten que dentro de 42 días se definirán perspectivas a corto y largo plazo. Más cerca, será la continuidad de una ilusión de poder: quién tiene chances de quedarse con la representación de una posible gestión nacional en Tucumán. Siempre y cuando, claro, que Larreta o Bullrich resulten electos. Como sea, hay dos nombres y un solo lugar. Y para más adelante en el tiempo, se sentarán los cimientos para los comicios provinciales de 2027.

En la UCR

Al radicalismo nacional no le encanta haber quedado de partícipe en la interna del PRO ni las consecuencias que eso tuvo en el armado de las listas en las distintas provincias. En el caso de Tucumán, si bien ese partido de origen macrista creció en relación a años anteriores, sus miembros están contenidos dentro de otras corrientes más fuertes en este escenario. La UCR local sigue siendo medular en JxC.

La mayoría de los radicales tuvo autocrítica inmediata en relación a la performance del 11 de junio. Las críticas más duras, desde luego, se proyectan hacia el alfarismo. No obstante, también las hay para sus protagonistas. En términos generales, apuntan a que no usaron bien las herramientas electorales ni armaron acoples fuertes; a que la fórmula no era tan buena como creían; que subestimaron el poder de fuego del oficialismo provincial y, sobre todo, la figura de Rossana Chahla y que se confiaron en algunas encuestas que, inclusive, los daban ganadores por encima de la dupla justicialista de Osvaldo Jaldo y Miguel Acevedo.

En la composición de los listados nacionales hubo varias idas y vueltas. Los que mejores rendimientos tuvieron en junio recibieron ofertas de sectores vinculados a Larreta y a Bullrich, como es el caso del propio Campero y del sector de Silvia Elías-José María Canelada. En cercanías a este último armado comentaron que no quisieron poner en riesgo su capital político (la lista legislativa ganó en su sección electoral) por una interna nacional, al no haber lista de unidad. También, y como era esperable, le habrían pedido a Sánchez, presidente de la UCR, que se presentara en alguna nómina para apoyar a Morales. Trascendió que Sánchez rechazó el ofrecimiento para no competir contra Campero, máximo impulsor de su postulación para la gobernación. El diputado está en ese intríngulis para las PASO: apoyar la precandidatura de Campero o la de Morales. En tierras yerbabuenenses cuentan con Sánchez.

El camperismo está extasiado por las movidas de su líder, que mira hacia 2027 y apuesta fuerte para ampliar su construcción política e impulsar a Bullrich hacia la carrera presidencial. Campero se apoyará en su estructura y en la de Sebastián Salazar, que tuvieron buen rendimiento en el Oeste y el Este. Además, irá con la legisladora Nadima Pecci, una bullrichista pura, y con el apoyo de CREO. Se suma también Ramiro Beti, concejal de Concepción y ex presidente del PRO.

En las oficinas del municipio siguen muy de cerca los buenos números de su precandidata en las encuestas en Tucumán.

En el PJS

En las huestes alfaristas las expectativas en las provinciales eran altas y la decepción, también lo fue. Al haber quedado desmembrado JxC y al ver que el proceso de armado venía desordenado, su máximo referente actuó y fue a tomar su oportunidad. Puertas adentro, la dirigencia municipal sabe que no corre con ventaja y entiende que Alfaro mostró una vez más decisión política. Creen que apostará todo a una última jugada, para sobrevivir.

Dan por hecho que Sánchez se apartó de intentar liderar la oposición y saben que la disputa ahora es contra Campero, una figura que les parece políticamente más interesante y con más ímpetu.

El jueves, cuando se perfilaba que podría haber más de una lista que acompañara a Larreta, Alfaro habría analizado bajarse de la postulación. Finalmente, con el compromiso de que sería la única nómina, se llevó puesta la lista que encabezaba el radical José Ascárate y se encaminó hacia la campaña. En el alfarismo analizan que lógicamente si gana Larreta, tendrán un escenario favorable. De hecho, dicen que habría ofrecido un puesto nacional a Alfaro y quedaría como el máximo representante en la provincia de un posible presidente. Sí, además, gana la diputación, podrá rearmar su espacio y reconstruir así poder desde las bancas (cuenta con concejales, legisladores y una senadora). Si al jefe de Gobierno porteño no le va bien, en cambio, esto sellaría también la suerte del actual intendente.

Optó por dirigentes propios y afines para acompañarlo. Valeria Amaya es de su riñón, en el que no sobran mujeres que estén posicionadas. La dirigenta es territorial en la Capital. Le siguen Mariano Malmierca, ex vicepresidente del PRO, y Sara Correa, referente del Este, ex legisladora y esposa del “Tano” Alfaro. Cierra un radical alfarista, el concejal electo Federico Romano Norri.

La interna de JxC que se había evitado en las provinciales se vivirá en agosto. Confrontarán por el poder y por el futuro Alfaro, que pondrá en juego su capital político, y Campero, que quiere cimentar su espacio para 2027.

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