Junio dejó un saldo de 231 focos de fuego. Las fotografías satelitales de la NASA muestran que se está quemando todo tipo de vegetación como es el caso de la zona de los Valles o bien al oeste de la Ruta 9, a la altura de Acequiones y Unquillal, y otros puntos al sur de Aguilares además de los lugares donde se cultiva caña de azúcar. Ya casi como una profecía, cada año la quema de vegetación comienza a incrementarse desde este mes para alcanzar su máximo en julio, agosto y parte de setiembre. Los fuegos detectados en Tucumán en el mes de junio del corriente no sólo nos están indicando un fuego momentáneo sino la inyección de contaminantes sólidos y gaseosos a nuestra atmósfera cuya incidencia en la salud ya fue demostrado por estudios médicos de nuestra Universidad Nacional de Tucumán. Se recuerda que una tonelada de restos de caña quemada produce 760 kilogramos de anhídrido carbónico, un gas que tiene serios efectos sobre la salud de las personas. Huelga comentar que se trata de una actividad prohibida por la ley y como tal sería auspicioso que se llegue a determinar quiénes son los responsables de dicha práctica. Ya no vale el argumento que el 80 % de la cosecha de caña se realiza con integrales y que no se quema. Es posible que esa afirmación sea cierta, pero es parcial: se debería decir que los restos de la cosecha mecanizada todavía se siguen quemando en los campos de algunos productores, con la gloriosa excepción de algunos que están recogiendo y enfardando los restos para otros usos menos agresivos a nuestro ambiente y a nuestra salud. También sería bueno controlar que el desmalezado a orillas de las rutas (nacionales y provinciales) dejen de usar el fuego para eliminar lo que queda.
Juan A. González
San Juan 158 - Lules