09 Julio 2023

Por José María Posse

Para LA GACETA - TUCUMÁN

La decidida y decisiva actitud de la sociedad tucumana en el triunfo del 24 de Septiembre de 1812, contribuyó a que la humilde ciudad - aldea de San revolucionarias en el territorioMiguel, de unos 7.000 habitantes y distante 1.300 kilómetros del puerto metropolitano, se convirtiera en un punto estratégico en el plano de las acciones bélicas y político revolucionarias en el territorio norte de las Provincias Unidas.

Debe considerarse también que luego de los contrastes de Vilcapugio y Ayohuma  (1814) quedó en evidencia que el teatro de operaciones en aquellos territorios era una tarea demasiado trabajosa y en lo inmediato, imposible. Ello sin duda llevó a San Martín a desechar definitivamente la vía Alto Perú para llegar a Lima. Pero era fundamental establecer un tope del descenso realista,  y para ello se levantó el Cuartel de La Ciudadela en Tucumán. Fue el lugar en donde pasó a  atener asiento permanente una fuerza de más de 3000 efectivos del denominado Ejército del Norte.

Consigna el Dr. Luis Yanicelli: Así llegamos a 1816, con un San Miguel de Tucumán, consolidado como tierra libre de operaciones realistas, totalmente controlado por el gobierno patriota, y además con una conducción política local de fuerte liderazgo en la región, encarnada en el Gob. Bernabé Aráoz (1).

En mayo de 1815, La Junta de Observación dictó el Estatuto Provisional, instrumento para la administración y organización provisoria del Estado, que establecía en uno de sus artículos que  estaría vigente hasta que los “diputados que hayan de formar la Constitución, los cuales deberán reunirse en Tucumán” (2).

Ser designados como anfitriones del Congreso fue sin lugar a dudas una distinción notable para la ciudad y su provincia. Pero también fue una necesidad para Buenos Aires, porque de esa manera daba muestras de no concentrar todo en su vecindario, asunto por el que, no sin razón, era cuestionado.

Como se sabe, no todas las provincias enviaron diputados, ya que estuvieron sin representación las del Litoral (Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes y Banda Oriental), acaudilladas por José Gervasio Artigas. Claramente, la decisión de convocar al  Congreso para que se reúna en Tucumán estuvo cargada de razones políticas.

El contexto era sumamente peligroso para los congresales: los artiguistas intentaban boicotear la asamblea; desde el norte los realistas agrupaban fuerzas significativas para recuperar los dominios del Rey. Las provincias cuyanas estaban siempre bajo la amenaza de ser invadidas desde Chile, ya en manos de los realistas; Buenos Aires y Córdoba se encontraban en conflicto permanente con los caudillos mesopotámicos. La clase dirigente salteña, por su parte, despertaba suspicacias, y Güemes, con sus divergencias con el general José Rondeau, recibía y enviaba correspondencias al caudillo Oriental. Sólo Tucumán, con su pueblo marcadamente revolucionario, su fuerte colmado de soldados preparados y sus dirigentes siempre prestos a jugarse por la causa, ofrecía la garantía de un debate seguro. Un 9 de Julio de 1816, en el momento más delicado de la guerra independentista, nos declaramos definitivamente libres e independientes en el concierto mundial. San Martín, por su parte, quien presionaba a los congresales a favor de la independencia, podía al fin cruzar la cordillera al frente del ejército de una nueva Nación soberana, y no como el líder de un puñado de rebeldes. Todavía mucha sangre debería ser vertida, aunque la libertad estaba próxima.

© LA GACETA

José María Posse - Historiador, miembro del Instituto Belgraniano.

1) Escritos varios del Dr. Luis Horacio Yanicelli- Presidente del Instituto Belgraniano de Tucumán. (inéditos)

2) Páez de la Torre (h), Carlos, (1994), “Historia Ilustrada de Tucumán”; Libreros, Editores Asociados. p.140.

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