Este Brasil ya no sabe asustar tanto

Los rivales de semifinales podrían ser Palmeiras para Boca y Flamengo para River.

Boca y River, River y Boca, podrían definir la Libertadores en una final en el Maracaná. La posibilidad entusiasmó a casi todos tras el sorteo de octavos de final celebrado el miércoles pasado en Asunción. Pero, claro, antes deberían ganar en octavos, en cuartos y en semifinales. Si ambos llegaran a esta última instancia, y con una cierta aplicación de la lógica (algo que el fútbol no suele respetar, sabemos), los rivales de semifinales podrían ser Palmeiras para Boca y Flamengo para River. Palmeiras, sin la fuerza habitual, pero el más copero de estos últimos años. Y Flamengo el supuesto más poderoso, y que recuperó su nivel desde el arribo del DT argentino Jorge Sampaoli.

Si la especulación hubiese sido hecha el año pasado, el favoritismo era claramente brasileño. El poderío económico de sus clubes, la aparición de buenos jugadores, estadios llenos, parecían un combo imbatible para nuestros clubes, debilitados además por el peso devaluado, su campeonato inflado, su juego más de combate que técnico, donde la primera obligación -evitar la derrota- suele provocar partidos casi sin riesgo ni emociones. Pero la situación, es cierto, cambió en el último medio año.

El fútbol brasileño es centro desde hace meses de un caos insólito. Las casas de apuestas ilegales corrompieron jugadores de clubes de todas las categorías, Primera división incluida. Hasta hubo voces que pidieron la suspensión del campeonato. Los barras bravas son también más violentos allí. Los de Santos sacaron de un motel a un jugador de salario altísimo pero lesiones permanentes, que estaba encerrado en plena fiesta con amigos y mujeres. Los técnicos son moneda de cambio permanente.

El caos se trasladó a la selección. O al revés. La caída inesperada contra Croacia en cuartos de final de Qatar reiteró la sensación de debilidad que sufre el equipo nacional desde hace años. El viernes pasado se cumplieron nueve años de la goleada humillante propinada por Alemania en el Mundial 2014, en el Mineirao de Belo Horizonte. Neymar ya confirmó que jamás será Messi. Está Vinicius, el crack de Real Madrid, y una legión de jóvenes promesas vendidas a precio de oro a Europa. Pero tampoco ayuda la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), que anunció esta semana como nuevo DT a Fernando Diniz, que seguirá al mismo tiempo dirigiendo a Fluminense. Así como lo lee. Supuestamente a la espera del arribo, a fin de año, del italiano Carlo Ancelotti (foto), que cesará su contrato con Real Madrid. ¿Un italiano dirigiendo a Brasil? Fútbol de hoy.

Ancelotti tal vez no llegue nunca y quede Diniz, especulan colegas brasileños. Se ríen. Son técnicos de estilos opuestos. Posesión el brasileño, contragolpe el italiano. Brasil, definitivamente, ha cambiado.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios