Las ventas en el microcentro cayeron un 35% por ausencia de colectivos

Hubo locales cerrados y otros que trabajaron con la mitad del personal. “Es como un feriado”, graficaron.

CIUDAD VACÍA. El comercio fue afectado sustancialmente por la falta de movimiento. Los clientes no pudieron circular. la gaceta / foto de analía jaramillo  CIUDAD VACÍA. El comercio fue afectado sustancialmente por la falta de movimiento. Los clientes no pudieron circular. la gaceta / foto de analía jaramillo

La medida de fuerza afectó en gran medida al sector comercial. Hubo locales cerrados y otros que trabajaron con la mitad del personal. “Es como un feriado”, graficaron.

El paro de colectivos que la Unión Tranviarios Automotor (UTA) mantuvo desde el viernes ha impactado en gran medida al sector comercial. Las ventas en el microcentro de la Capital cayeron al menos en un 35%, informó Gabriela Coronel, presidenta de la Cámara de Comercio de Tucumán.

“Además de afectar negativamente en el traslado de nuestros empleados, que genera un costo extra para el empleador, también ocasiona bajas ventas”, resaltó. En cifras, Coronel advirtió que “cada vez que hay paro de colectivos, hay una pérdida de entre un 35 y un 38%”. Y este número se potencia cuando se trata de comercios mayoristas.

Indicó que San Miguel de Tucumán es un gran polo comercial para la gente del interior, que mayormente se maneja en ómnibus. En este caso, la medida afecta a los servicios de los tres niveles: urbano, interurbano y rural.

“Hay algunos comercios que con esta situación deciden cerrar por ese día”, comentó. Esto se debe a la imposibilidad del empleador de cubrir los costos de traslado -ida y vuelta, y a veces en doble jornada- de sus empleados, que en ocasiones viven a larga distancia.

También se convierte en un factor que se tiene en cuenta a la hora de contratar personal. “Cuando uno contrata, un empleador tiene que ver la disponibilidad y dónde vive la persona; si está fuera de las cuatro avenidas principales, lamentablemente no se lo contrata por estas situaciones”, reconoció Coronel.

El problema, entonces, no está en “el reclamo en sí”, sino en que esto “prohíbe el derecho de los ciudadanos a transportarse”. “Es cansador socialmente, económicamente y emocionalmente; no sólo para el empleado sino también para el cliente”, agregó la titular de la Cámara.

Además, señaló que el paro también perjudicó a las estrategias comerciales que habían previsto para el fin de semana, por el Día de la Independencia. “Habíamos generado acciones con los comerciantes; intentamos llevar el festejo a las vidrieras”, contó Coronel.

Sin embargo, lamentó: “Si los componentes no acompañan, no se puede visualizar la acción comercial que queremos impulsar; es cansador”. En este sentido, manifestó que los comercios alcanzan su sustento a partir de los clientes habituales, no tanto de los turistas. “Si bien son vacaciones de invierno, para nosotros no es un turismo al 100%. No impacta tanto como en otros lados; nosotros dependemos más de los clientes diarios”, dijo Coronel.

“Son pérdidas económicas que no tenemos previstas, entonces es una situación que cansa porque no podemos llegar a ningún tipo de acuerdo. Sí o sí la medida afecta al ciudadano y para nosotros es como un día feriado”, resumió la dirigente.

En tanto, todo lo que Coronel manifestó se vio reflejado en los negocios de la zona céntrica. “Se nota muchísimo la diferencia, no es nada que ver con los días anteriores; el paro siempre afecta en gran medida”, resaltó Claudio Bertinaky, encargado de un local ubicado en la semipeatonal de la 9 de julio.

En el caso de ese comercio, no obligan al personal a que concurra a trabajar los días de paro, dado que no se hacen cargo del costo de transporte. “El que puede venir a trabajar, viene. Son cuatro empleados y ahora hay dos. Yo vine, que soy de otro local, para cubrir la falta de personal”, comentó.

Bertinaky estimó que aproximadamente, de 10 clientes que tienen a diario, cuando hay paro de colectivos el número baja a tres.

Lo mismo consideró Julieta Muñoz, que trabaja en un comercio de ropa hace más de un año y se traslada -mañana y tarde- en colectivo. “No sólo hace que caigan las ventas, sino que también me afecta a mí que vivo lejos y en estos casos tengo que venir en taxi”, dijo.

La joven mencionó el aumento de la tarifa de taxis y estimó que gasta alrededor de $ 700 en un viaje hasta su casa, cerca del Parque Avellaneda. Esto quiere decir que en un día de trabajo Muñoz pierde $ 2800 sólo en transporte.

En tanto, José Ramírez, dueño de una tienda de alimentos, resaltó que la medida de fuerza genera una caída en las ventas, porque “todos los que viven fuera de las cuatro avenidas, vienen hasta acá a hacer sus compras de una sola vez, en el centro”.

El comerciante señaló que se hace cargo del traslado de sus empleados, aunque alterna entre uno y otro para no tener que convocar a la totalidad del personal. “Somos seis, entonces cuando hay paro hago venir a tres, otro día vienen los otros tres y así, es la única forma de que no nos afecte tanto”, explicó.

Por otro lado, también hubo algunos comercios que decidieron cerrar sus puertas para no enfrentar el costo de traslado de sus empleados, que además no es compensado por el número de ventas.

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