El 5 de octubre se habilitaba la calzada de macadam asfáltico. La Mate de Luna aún era de ripio
Más de 85 años atrás se habilitaba al tránsito la remozada avenida Aconquija en toda su extensión con la realización de un macadam para dejar atrás el antiguo camino de tierra. Y nuestro diario lo anunciaba así: “la avenida, que arranca en el Camino del Perú y termina al pie del Aconquija, en plena Yerba Buena, consta de doble calzada. Una de macadam asfáltico para tráfico liviano y la otra de ripio con riego bituminoso para tráfico pesado. Tiene un desagüe central y veredones de piedra bola entre ambas calzadas y el desagüe. Actualmente se cubre ese recorrido en pocos minutos, pues los vehículos a motor pueden desarrollar grandes velocidades”.
La habilitación de la Aconquija ocurrió el 5 de octubre de 1937 y permitía llegar con comodidad hasta el pie del cerro. Pero la avenida Mate de Luna, desde Floresta hasta el Camino del Perú, estaba solamente enripiada. Este tramo comenzó a pavimentarse en noviembre de 1939 y fue habilitado un poco después.
Acto oficial
De vuelta en 1937, el acto oficial fue encabezado por el gobernador Miguel Campero y parte de su gabinete. Los pobladores de Yerba Buena y Marcos Paz le dieron un marco multitudinario a la ceremonia. Todos los alumnos de las escuelas de la zona fueron protagonistas de los actos y fueron obsequiados con masas y golosinas. El primero en hablar fue el director provincial de Vialidad, Roberto Robles Mendilaharzu, quien destacó que al tiempo que se habilitaba la Aconquija se hacía lo mismo con el “camino de Tafí Viejo a empalmar en Los Nogales con la ruta nacional a Salta”. Además destacó la política vial de aquellos años y la adhesión a la ley nacional de vialidad. “Es así que a su tiempo, el 28 de julio de 1936, cuando la Dirección de Vialidad contó con los fondos necesarios para responder a los compromisos de pago derivados del contrato, se comenzó la construcción de esta avenida”, expresó Robles Mendilaharzu. Ya por entonces se reconocía que Yerba Buena y Marcos Paz “son una prolongación de la ciudad de Tucumán en que no hace mucho el Tranvía Rural ponía la nota pintoresca y juvenil y son los sitios de solar y de recreo por sus quintas y jardines”.
Construcción récord
El administrador vial indicó que la obra se concluyó 14 meses antes del plazo contractual y su tipo “es el que aconseja la técnica contemporánea de acuerdo al tráfico y a las amplias perspectivas de un futuro próximo”. La concreción de la obra le dio mayor movilidad a la zona con el aumento de las edificaciones y del tráfico, que pasó de 561 a 800 vehículos por día en 1935. Además se destacaba la importancia para el tráfico comercial y el transporte de la producción agropecuaria de la zona que era llevada a los mercados de la capital tucumana.
El ministro de Hacienda
El ministro de Hacienda, Miguel Frías, destacó que el flamante camino implicaba “abrir una ruta cómoda hacia las montañas, como el mejor medio de propender al turismo”. El ministro resaltó que Tucumán será una provincia de turismo: “nuestra labor se encamina a salvar los obstáculos que le negaban como tal, entre ellos, la falta de caminos, la falta de hoteles y de recreos que hagan agradables y baratas la estadía”.
El funcionario reconocía que sin infraestructura no habría desarrollo del turismo y manifestaba: “estamos en plena labor, y lo muestra este camino que hoy se libra al servicio y que se prolongará en breve hasta la cumbre del cerro San Javier”. Esto ocurrió poco después con la apertura del camino a la cima serrana en mayo de 1938.
Comisión vecinal
Finalmente hablaron los representantes de la comisión vecinal Leonardo y Virgilio Araujo, que agradecieron la obra y reconocieron los beneficios que traería a la zona al tener un camino en mejores condiciones para llegar hasta Tucumán.
Tras los discursos el propio gobernador en su nuevo auto procedió a cortar la cinta que estaba tendida de un extremo a otro de la calzada. La comitiva también aprovechó la oportunidad para seguir hasta la cumbre del cerro para ser agasajados con un lunch en la casa del presidente de la Corte, Juan Heller. Tras ello siguieron su camino hasta la residencia de José Pondal y más tarde regresaron hasta la sede gubernamental en las primeras horas de la tarde. Mientras tanto los vecinos presentes fueron agasajados con un almuerzo criollo y la velada fue amenizada con música a cargo de la Banda Provincial de Música y de la Casa Escuela de los Pobres. Además hubo juegos, carreras de embolsados y concursos de bailes criollos demostrando el “regocijo general del vecindario con motivo de la inauguración de la Avenida”.
La Mate de Luna
El avance que significó la pavimentación ayudó a que San Miguel de Tucumán se extendiera y, en muchos casos, sirvió para mejorar la comunicación entre los distintos barrios. El 26 de enero de 1940 Lozano Muñoz abrió al tránsito 14 cuadras de la avenida Mate de Luna, pero no fue lo único: por aquellos días otras calles también se habilitaron en distintas zonas de la ciudad. El tramo inaugurado unía el Camino del Perú con la avenida Adolfo de la Vega. “La calzada, construida de cemento armado, tiene 10 metros de ancho y más adelante será dividida, sobre una carpeta asfáltica, con una línea blanca en dos partes para organizar el tráfico” reseñaba nuestro diario. Aún restaban los trabajos desde Adolfo de la Vega hacia el Sur, que se encontraban en pleno desarrollo, pero las lluvias de aquel enero los retrasaron.
Podemos también saber cómo era el camino entre la capital y el pie del cerro La avenida de nueve kilómetros hasta el pie del cerro, gracias a la “Guía Social de Intereses Generales y Baedeker de la provincia de Tucumán”, de Arturo Guasch de 1916. “Desde el boulevard Mitre hasta los antiguos Mataderos forma dos calles de ocho metros de ancho cada una y en sus costados, así como en su centro, lleva una doble fila de casuarinas”, escribió Guasch.
Todo este trayecto, decía, “está empedrado y en regular estado de conservación”. Desde ese punto hasta el camino al Perú, se le había colocado recientemente el macadam y era “el paseo favorito de nuestra sociedad en las tardes de verano”. Pasando el camino al Perú, “nuevamente se divide en dos calles, hasta su conjunción con el camino a San Pablo”, a dos kilómetros y medio de distancia. En ese punto, las calles se unen “formando una amplia avenida que conduce directamente al Parque Aconquija”.