River tuvo una chance inmejorable para abrir el marcador ante Atlético Tucumán después de un inicio algo complicado. Un control exquisito de Colidio permitió que Nacho Fernández se la punteara a Breitenbruch y lo talara en el área. Nazareno Arasa no dudó y cobró el penal, pese a la queja de los jugadores locales.

Miguel Borja había tomado la pelota, sabiendo que suele ser el encargado de los tiros desde los doce pasos, y se prestaba para patear. En medio del tumulto mientras los jugadores rivales protestaban, Esequiel Barco se metió y agarró otra pelota. El Colibrí explotó de la bronca y tuvo un pequeño cruce con el volante.

Vociferó algunos insultos y revoleó una pelota a la tribuna de la bronca, al ver que el 21 se impuso en su postura para patear. Nacho Fernández intercedió para tratar de calmarlo. Barco pateó algo flojo al medio y Devecchi lo atajó, aumentando aún más la bronca del delantero colombiano, que se tenía fe para anotar.