¡Qué difícil es corregir los errores! Muchas veces por terquedad o falta de autocrítica, esa misión se vuelve una odisea. Claro, un reto en el que se contraponen convicciones con la necesidad. Pero San Martín no sólo mostró la virtud necesaria para encauzarse en el torneo, sino que, además, logró pulir aquellos baches en el juego que eran una verdadera incógnita en el comienzo del campeonato. Eso sí, aún todavía está en la búsqueda de su mejor versión. Por eso surge la duda: ¿qué cambió el “santo” en los últimos partidos?
En primer lugar, la causa de las dos victorias consecutivas fue la mejoría en la generación de juego que evidenció el equipo dirigido por Diego Flores. El nuevo esquema (5-2-3) dio las respuestas ofensivas que el entrenador necesitaba. Logró mayor fluidez en el ataque y, sobre todo, soltó a Juan Cuevas, el mejor valor que mostró el “santo” en los últimos juegos.
El volante logró abrir el marcador en las últimas dos victorias y fue el gestor intelectual de cada embestida de San Martín. No sólo empezó a destacarse por la distribución de pases, sino que cada vez que pisa el área, también parece ser sinónimo de peligro.
Pero esta corrección toma mayor relevancia porque logró que el “santo” pudiera empezar a mostrar mayor llegada sobre el área enemiga en los primeros minutos de juego.
Este déficit tuvo su mayor expresión en la seguidilla de partidos contra San Miguel y Quilmes, cuando casi no generó peligro en los primeros 45 minutos. Los tantos de Cuevas torcieron esa historia y lograron revertir, aunque sea por este momento, esa situación.
Otra buena noticia es la mayor participación que comenzaron a tener los “9”. Si bien Junior Arias no estuvo presente en el partido contra Estudiantes de Buenos Aires, Gonzalo Klusener no hizo notar su ausencia.
En los 50 minutos que jugó, mostró cualidades diferentes al uruguayo. Mayor pivoteo y asociación con los volantes fue lo que le aportó durante el tiempo en el que estuvo en cancha. Eso sí, como mala noticia es que no tuvo ninguna ocasión clara de cara a los tres palos; algo que también había padecido el ex The Strongest y Talleres, entre otros clubes, en los seis partidos que jugó como titular.
Gonzalo Rodríguez, en tanto, sigue siendo el principal revulsivo que tiene equipo. Su velocidad hace que siempre encienda las alarmas de las defensas rivales y que tenga una que otra intervención crucial para hacer la diferencia. Incluso, con el pase a Nicolás Moreno, ya sumó su segunda asistencia en el torneo en tan sólo tres partidos.
Sin embargo, todavía continúa en la lucha por la titularidad con Lautaro Fedele. El ex Defensa y Justicia alternó altas y bajas en su rendimiento; aunque es quien viene ganando la pulseada por la banda derecha (lo mejor desde su llegada a La Ciudadela fue el gol en Mendoza y la asistencia en el tanto de Cuevas el domingo)
La inclusión de dos laterales volantes al sistema le sentó bien tanto a Gonzalo Bettini como a Nahuel Banegas. En concreto, al ex Central Córdoba se lo ve más cómodo a la hora de atacar. Se presenta como una referencia ineludible en la ofensiva y siempre es una opción de pase para los mediocampistas. Así, la banda izquierda logró una mayor profundidad y peligrosidad, y lo mejor de todo es que no se vio descompensada en la faz defensiva.
Bettini, en tanto, sigue levantando su rendimiento. Si bien en los primeros partidos se lo había visto desconectado y hasta cometiendo uno que otro error infantil, el ex Sarmiento mejoró en lo defensivo y cada vez empieza a entenderse mejor con Fedele a la hora de pasar al ataque.
Es más, intentó generar combinaciones y hubo ocasiones en las que pasó al ataque transformándose, casi, en un delantero más.
Otra corrección que tuvo el equipo fue la baja en la vehemencia de las entradas. Este problema tuvo su mayor expresión en las tres primeras fechas cuando acumuló dos expulsiones y siete amarillas; números que provocaron más de un susto. A partir de allí, el “santo” cambió está dinámica y el último partido no recibió ninguna tarjeta siendo un claro síntoma de mejoría.
En las siete fechas, San Martín recibió 13 tarjetas amarillas (tres a Banegas) y tres rojas (Bettini fue el único que sufrió una expulsión directa).
La línea defensiva sigue en progreso. Agustín Dattola, Juan Orellana y Diego Mastrángelo cada vez van generando una mayor química. No obstante, Flores sigue probando nuevas alternativas. En el último partido, hizo que el ex Almirante Brown juegue como stopper derecho, mientras que Orellana fue el líbero. El rendimiento fue tan bueno que Darío Sand no tuvo que hacer mucho en los 90’.
Pero a no confundirse, San Martín todavía tiene varios puntos a corregir. Por momentos, el equipo se repliega en defensa y le cede demasiado la iniciativa al rival. Deja que se agrande y que se adueñe del contexto. Estas situaciones se vieron a la perfección frente a Talleres y Estudiantes, que con muy poco generaron situaciones sobre el arco de Sand y que, tranquilamente, podrían haberse quedado con un punto.
Otro de los puntos a tener en cuenta es que el medio campo debe lograr una mayor constancia. Si bien Gustavo Abregú mostró mejoras en la contención, Pablo Hernández no completó un gran partido. “Tucu” estuvo más impreciso de lo normal y todavía se lo nota falto de ritmo. Aunque se debe destacar que cada intervención correcta le aporta claridad al ataque, un aspecto necesario para la idea de juego de Flores.
Todo esto deja en claro que el entrenador parece estar cada vez más cerca de dar con el “11” ideal. Hubo mejoras en la mayoría de los puestos y de los sectores, aunque todavía debe encontrar la constancia suficiente para ser el gran protagonista de la zona.
Más allá de todo, la victoria da tranquilidad y “Traductor” podrá utilizar la lupa para terminar de tallar cada uno de estos aspectos.