Las contraposiciones son difíciles de sobrellevar para cualquier equipo y San Martín no es la excepción. Las estadísticas lo avalan como uno de protagonistas de la Primera Nacional: es puntero en soledad con 25 unidades, el equipo menos goleado del campeonato con cinco tantos en contra, y el segundo con mejor diferencia de gol de la zona (sólo por detrás del Quilmes). Esos números demuestran la solvencia defensiva que entrega el planteo de Diego Flores. Sin embargo, la idea futbolística es el debate que mantiene en vilo a los hinchas.
La imagen más clara de ello fue frente a All Boys. San Martín no pudo ganar por culpa de las incapacidades propias que arrastra desde hace varias fechas. Manejó la pelota en casi todo el trámite del partido, pero la falta de ideas en los últimos metros es la gran deuda que se mantiene a lo largo del ciclo Flores. Tal es así que Lautaro Fedele no aprovechó la única ocasión clara que generó el “santo” en todo el partido.
Lo demás se quedó en meras intenciones. Pases a los costados para generar espacios que nunca fueron aprovechados. Así, San Martín se quedó en meras insinuaciones sin vértigo ni peligro. Mucho menos explosividad y también poco cambio de ritmo.
La lista de falencias se puede extender a los cambios. El ingreso de Pablo Hernández mejoró un poco la opaca actuación que tuvo Leonardo Monje, quien se mostró errático y lento para la contención. Atributos que tuvieron como consecuencia de que el “santo” no pudiera hacer pie en la mitad de la cancha. Aunque el buen pie de “Tucu” tampoco aportó la claridad necesaria en los últimos y quedó demasiado lejos de los últimos metros.
Gonzalo Rodríguez tampoco hizo la diferencia. Es cierto que Fedele no tuvo de las mejores actuaciones, pero el partido no presentaba los espacios necesarios para aprovechar la velocidad de “Turbo” porque All Boys mantuvo la postura defensiva en todo el partido; un estilo que César Monasterio sólo modificó en los minutos finales en los que su equipo estuvo cerca de dar el campanazo en La Ciudadela. Claro, la solvencia de Darío Sand volvió a aparecer para rescatar a San Martín en un momento bisagra.
Las demás modificaciones llegaron demasiado tarde. A cinco minutos del final, los ingresos de Iván Molinas y de Guillermo Ferracuti poco y nada le aportaron a un equipo que se encontraba quebrado y sin ideas. Tal fue así que la pelota cayó casi siempre en los pies del “albo” que aprovechó el nerviosismo local, aunque no encontró las respuestas necesarias para quedarse con los tres puntos.
El último manotazo de ahogado fue el ingreso de Mateo Acosta. El delantero ingresó para conformar una dupla ofensiva con Junior Arias, sin embargo las probabilidades de que el ex Brown de Adrogué hiciera la diferencia eran prácticamente imposibles.
Si se considera que la generación de juego fue el déficit del “santo”, sólo un milagro podría hacer que el “9” tenga una ocasión en un puñado de segundos. Fue inexplicable ese cambio.
La imagen más curiosa se dio sobre el final. Entre las silbatinas y las quejas de la mayoría de los hinchas, Flores se acercó a la tribuna Rondeau y agradeció a la barra por el apoyo que le brindó en el partido. “No encontramos el gol otra vez y no pudimos darle un triunfo a la gente de San Martín que se acercó a alentarnos”, dijo en la conferencia post partido. “El no haber ganado no destaca las 12 llegadas nuestras. Creo que hay un pesimismo en las preguntas; es un partido que si no somos resultadistas hay que destacar que el equipo llegó muchas veces y que el rival llegó en dos ocasiones. Nos faltó hacer el gol, pero hay que destacar todos los intentos que hicieron los jugadores y las formas en la que lo hicieron. Hay muchas cosas para valorar, pero se destacan las salvadas de Sand, no las cosas positivas del equipo”, agregó tras el segundo empate consecutivo en condición de local.
El gesto despierta demasiadas preguntas: ¿qué significaron esos aplausos del DT dirigidos hacía un determinado sector de la hinchada? ¿El equipo convence a la hinchada? ¿Existe una diferencia de hinchas dentro de la consideración del entrenador? ¿Qué le falta a San Martín para lograr una identificación con los fanáticos? Demasiadas dudas que rodean a los fanáticos de Bolívar y Pellegrini.
Con el empate entre Quilmes y Alvarado, el punto frente a All Boys tomó más valor. El “santo” mantuvo el liderazgo, una posición que parecía complicada de sostener; sin embargo, si uno mira el vaso medio vacío, se dará cuenta que volvió a dejar puntos en el camino, que hoy le darían más aire en la cima.
Los retos acerca del futuro del “santo” son demasiados. Mejorar desde lo futbolístico y tener una mayor profundidad aparece como la prioridad; además de mantener el buen rendimiento en la zona baja del campo. Las soluciones deben llegar lo más rápido posible y Tristán Suárez será un buen punto para encauzar el rendimiento.