Los fenómenos recientes -en especial, cuando todavía no alcanzaron una fase acabada, sino que, por el contrario, continúan progresando- suelen despertar en algunas personas sentimientos ambivalentes. El avance de la tecnología, por ejemplo, preocupa al físico, músico y escritor tucumano Alberto Rojo. Pero, en paralelo, lo fascina a punto tal que ubica el desarrollo de la Inteligencia Artificial (IA) en el mismo nivel que las teorías heliocentrista, de Nicolás Copérnico, y de la evolución de las especies, de Charles Darwin.
“Con la IA estamos viviendo la tercera revolución respecto de nuestra visión del mundo. Así como con Copérnico dejamos de ser el centro del universo, y con Darwin dejamos de ser una especie privilegiada y comprendimos que somos una más, ahora, con la IA nos estamos dando cuenta de que, en el fondo, somos mucho más robots de lo que creíamos”, señaló Rojo.
El científico y artista formuló estos y otros conceptos durante una entrevista que concedió a LA GACETA, en el marco de una nueva visita a nuestra provincia -está radicado desde hace 34 años en Estados Unidos-. Además de ponerse al día con la familia, con los amigos y con las empanadas tucumanas, entre otros, Rojo vino a Tucumán para brindar la charla “Entre el arte y la ciencia”, que se llevará a cabo desde las 20 de hoy en la Casa Museo de la Ciudad (Salta 532), con entrada libre y gratuita. La actividad es organizada por las Secretarías de Relaciones Institucionales e Internacionales, y de Cultura de la Municipalidad de San Miguel de Tucumán.
“La IA utiliza un algoritmo, pero ese algoritmo, en el fondo, termina actuando y hablando prácticamente como nosotros. Internamente, estamos funcionando en forma bastante parecida”, precisó.
Y en ese sentido, se mostró preocupado, debido a que el grueso de la humanidad aún no se adapató al sacudón de la tecnología que significó -y significa- internet. “Los avances tecnológicos, en general, terminan siendo positivos para el hombre; pero a largo plazo. En el mediano, las redes sociales, por ejemplo, provocaron que bajara el nivel de atención de la gente, que bajara la profundidad de los análisis, en general. Una discusión se zanja cuando alguien busca la duda en Google; pero no sabemos si la duda quedó lo más aclarada posible”, cuestionó.
Mirada a la distancia
Durante las casi tres décadas y media que Rojo lleva viviendo en EEUU nunca dejó de mirar hacia la Argentina y hacia Tucumán. De hecho, al menos durante los últimos tiempos, visita la provincia, en promedio, cada seis meses. Considera que esa visión distanciada resulta positiva. “Ver las cosas desde lejos ofrece una perspectiva enriquecedora; en todo sentido -incluso, hasta siento que me relaciono mejor con el castellano, y escribo mejor-. Vivir en otro lugar te cambia el eje de visión, el centro de gravedad de tu existencia. Y entonc, al mirar las cosas desde otro lugar encuentro aristas ocultas”, dijo.
A raíz de ello, considera que puede llegar a conclusiones distintas a las de que quienes están inmersos en la realidad local. “Hay ciertos efectos de contaminación que hacen perder la objetividad, debido a que se está sufriendo el día a día. Yo sufro la Argentina, porque la amo; pero no desde la coyuntura cotidiana. En los análisis muy apasionados muchas veces se ignoran datos”, puntualizó.
Un ejemplo de su análisis en perspectiva lo dio a la hora de opinar sobre la política del presidente, Javier Milei, en lo que respecta a la ciencia y a la cultura. Si bien en su doble carácter de científico y de hombre de las artes criticó fuerte al Gobierno nacional -en particular, por la postura hacia el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y por las medidas contra el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa)-, también planteó cuestionamientos hacia cómo se manejaron las direcciones de estos organismos; en especial, durante los gobiernos kirchneristas.
“Se toman medidas brutales, y se ataca una institución gloriosa, como es el Conicet. Pero, lamentablemente, también se le ha hecho mucho daño durante los últimos años; ha sido cooptado en alguna circunstancia, se lo ha politizado. Ingresó muchísima más gente de la que debería haber ingresado. Y toda esa situación lo volvió vulnerable a estos ataques, que igualmente resultan desmesurados”, manifestó Rojo.
Sobre los postulados mileístas contra la cultura, también planteó precisiones. “Cultura es todo; no solo cine y teatro. Es la propaganda, la televisión, el estilo de los programas periodísticos, la ciencia. La discusión se centró en la cultura como entretenimiento; y se ataca eso. Pero hay que defender la cultura como un todo. Y el Estado debe tener un rol. Los abusos, los ataques desmedidos contra el Incaa o el Conicet no tienen sentido. No me simpatizan estas medidas brutales; pero es cierto que abren una discusión, que es necesaria”, consideró Rojo.
No obstante, descreyó que la clase dirigente esté en condiciones de llevar adelante este debate. “No me parece que la gente que está a cargo de mantener esa discusión esté capacitada para hacerlo. Los diputados, por ejemplo; muchos no mostraron estar a la altura, con afirmaciones muy burdas. Ojalá salgamos mejor; pero se están dando ciertos ataques a la cultura, a los derechos de género; se están oyendo afirmaciones racistas... y salir de eso es complicado”, señaló.