El secuestro de más de 420 kilos de cocaína siempre es noticia. El impacto es más fuerte si se tiene en cuenta que eran trasladados por efectivos policiales que formaban parte de una división creada para investigar los delitos relacionados con el tráfico de droga en la zona de frontera. El hallazgo se concretó en una zona caliente del NOA que ya no debería ser considerada como puerta de ingreso de la droga, sino como centro de acopio y venta de estupefacientes.

La investigación iniciada a partir del hallazgo tiene detalles que parecieran haber sido sacados de una de las tantas series narco que invaden las pantallas del streaming. Los uniformados compraron la droga en la localidad salteña de Aguas Blancas, cargaron en una camioneta de la fuerza y la trasladaban a Orán cuando fueron descubiertos. Dos policías quedaron detenidos; el tercero terminó escapando por los montes cercanos después de haberse tiroteado con los miembros de la fuerza federal. Cuentan en Salta que los compañeros de los “narcopolicías” avisaron a los gendarmes de la existencia de la carga. Los pesquisas saben que esa información habría surgido por una interna policial que podría haber sido originada por dos razones: los buenos policías querían la expulsión de los malos o, en su defecto, un grupo “batió” a otro para quedarse con el negocio.

El hallazgo de la cocaína fue considerado como un éxito para la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich. En una visita realizada hace menos de un mes, la funcionaria le había advertido al gobernador Gustavo Sáez sobre los posibles nexos entre los narcos y la fuerza provincial. El mandatario le hizo caso. Desplazó a la cúpula y pasó a retiros a varios comisarios, entre ellos el jefe de la división en la que trabajaban los dos efectivos detenidos por transportar cocaína.

¿Qué pasa en Salta?

Navegando en los mares estadísticos se pueden encontrar muchas respuestas. En el primer semestre del año, según la información publicada por Gendarmería Nacional, secuestraron 4.019 kilos de cocaína, más del doble de los 1.971 incautados durante los primeros seis meses del año pasado. El aumento de decomisos no tiene que ver con una mayor cantidad de operativos, sino con una dura realidad: el NOA y fundamentalmente Salta, se transformó en el centro de operaciones narco del país. De los más de 4.000 kilos de este tipo de droga incautadas, unos 3.109 kilos fueron encontrados en esa provincia. Otro dato: en Orán, donde se dirigían los policías con el estupefaciente, se incautaron 2.035 kilos.

Salta fue una de las primeras provincias en poner en marcha una ley de narcomenudeo. En 2014, con Juan Manuel Urtubey como gobernador, decidió presentarle batalla al microtráfico de droga con una llamativa estrategia. Cuentan investigadores retirados y ex funcionarios judiciales que le habrían dado instrucciones a la policía para que se dedicara a perseguir a los pequeños vendedores únicamente. Él, por consejo de sus asesores, pretendía que la Nación se encargara de la persecución de los grandes narcos en la zona de la frontera. En otras palabras, la orden era que si la sustancia ingresaba al país por esas tierras, no debía quedarse.

Por esa razón, firmó una serie de convenios y acudió a la DEA (la agencia norteamericana que se encarga de la lucha contra el tráfico de drogas a nivel mundial) para capacitar a los policías y brinden informes de inteligencia sobre la actividad narco en la región.

En 2015 comenzaron a instalarse radares, drones y nuevos destacamentos. Hoy nada de eso existe. El olfato de los canes y la astucia de los gendarmes son las únicas herramientas que tienen las fuerzas para detectar el tráfico de droga. En las estadísticas de este año no figura ni un decomiso de cocaína en la región trasladada en vuelos clandestinos. Pero en Santa Fe y en Córdoba se incautaron más de 1.000 kilos que ingresaron por el aire.

Cuestionamientos

La difícil situación despertó un rosario de quejas y de críticas. Después de la detención de los policías, el intendente de Salvador Mazza Gustavo Subelza cuestionó a las autoridades provinciales y nacionales por haberlo abandonado. Contó que sólo en su localidad hay 150 pasos limítrofes clandestinos que sirven para el ingreso de droga y que generan inseguridad.

El ex subdirector de Tránsito de San Miguel de Tucumán, Enrique Romero, que no es un especialista en la materia, en un posteo realizado en Instagram elogió la decisión del gobierno de Osvaldo Jaldo de luchar contra el narcomenudeo, pero cuestionó la falta de planificación para hacer frente al ingreso de drogas desde el Norte. Lo hizo analizando un número: la Didrop Norte, que es la división que además de luchar contra el microtráfico tendría que custodiar los caminos que vienen de Salta, cuenta con apenas 22 hombres (siete por turno). “Hasta la guardería ‘Pollitos Azules’, que es para los hijos de los miembros de la fuerza, tiene más efectivos”, ironizó.

Un símbolo

Las rutas narcos son como un abanico. Empiezan en una punta y se van abriendo, ocupando un espacio más amplio porque a medida que se aleja del centro de acopio, es más difícil detectarlo. Hay seis caminos que conectan Tucumán con Salta que cuentan con puestos de vigilancia. Pero los clandestinos son al menos tres veces más. Esa es una ventaja importante para los traficantes. Esos lugares tampoco están bajo la órbita del Operativo Lapacho que sirvió para detectar situaciones irregulares como el traslado de camionetas a Bolivia, contrabando, el envío de motopartes y traslados ilegales de cereales y azúcar, entre otras.

El 90% de los 4.000 kilos de cocaína secuestrados fueron casuales, es decir, no hubo una investigación previa. Los gendarmes los encontraron en controles que no son fijos. Ni siquiera tienen en cuenta un detalle: casi la totalidad de la droga venía envuelta con un papel de color amarillo ocre y con un delfín como sello distintivo. Han pasado más de cuatro años desde que se descubriera esta marca, pero hasta el momento nadie sabe quién es el que la impone. Algunas fuentes sostienen que es el sello del narco de Delfín Reynaldo Castedo, conocido como “El Patrón del Norte”. Un hombre que montó toda una estructura para facilitar el tráfico de este estupefaciente a nivel nacional e internacional. Actualmente, está detenido en el penal de Ezeiza, cumpliendo una pena de 16 años por tráfico. Nunca hubo una confirmación ni una desmentida oficial sobre esta versión. Un reconocimiento sería otra confirmación sobre el fracaso de la lucha contra el narcotráfico.