El presupuesto de educación no debe ser tocado. El 6% que rara vez se cumplió es garantía de equidad social y de igualdad de oportunidades. A menos que los falsos libertarios quieran hacer que la educación universitaria sea para una élite. Para el crecimiento del país, la educación es estratégica y la única herramienta que le permite a la gente común poder construirse un mejor futuro. La elitización de la educación, haciendo que solo sea para los “pudientes” es una traición al ideario de Sarmiento y de Alberdi. Las universidades son instituciones a preservar y sostener, más allá de manías economicistas que no garantizan el futuro. El Conicet es un orgullo nacional y genera ciencia a nivel internacional. Si fue invadido por ñoquis, es deber de sus autoridades “limpiarlo” para que sus científicos sigan vendiendo patentes y sean reconocidos mundialmente. El Proyecto Carem, que acaba de ser suspendido o anulado, es otra de las pruebas de una mirada miope y conservadora de un Gobierno de improvisados, que no son mejores que los que nos gobernaron antes. La Argentina tiene una larga trayectoria como fabricante de usinas atómicas y ahora las potencias mundiales están imitando al proyecto Cafrem, que es económico y permite dar luz a pequeñas y medianas ciudades. Además de ser sumamente confiable. Este proyecto, mil veces boicoteado por la burocracia política, ya debería estar funcionando y siendo vendido a distintos países. Argentina ha vendido grandes reactores atómicos a varios países, entre ellos Holanda, Egipto y Australia. Es probable que nuestros burócratas inútiles e ignorantes lo desconozcan. Invertir en ciencia y educación no es desperdiciar dinero. El déficit cero es un proyecto loable, mientras no afecte la salud, la educación, y la supervivencia de los argentinos. Finalmente y lamentablemente, han dejado a los trabajadores retirados, mal llamados “jubilados” ya que no es ningún jubileo, en una situación de indigencia. Pagarle hoy a una persona $ 300.000 o $ 400.000 es condenarla al hambre y la marginalidad. La promesa era que el ajuste salga de la casta. No se está cumpliendo. Por ahora la mediocridad reina.

Esteban Tortarolo

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