El empate sólo le permitió a San Martín de Tucumán mantener el invicto de 14 partidos en la Primera Nacional. Sin embargo, Diego Flores tiene varios puntos para analizar de cara a la final por el primer ascenso a la Liga Profesional.

En esta ocasión, ni el esquema inicial ni las variantes que el entrenador realizó durante el segundo tiempo dieron el resultado que se esperaba. El “Santo” no jugó de acuerdo a sus antecedentes; incluso durante varios pasajes del partido fue superado por un astuto Racing de Córdoba que supo sacarle el jugo al juego apático (por momentos) del dueño de casa y a la falta de idea en los últimos metros del campo.

El ingreso de Ulises Vera (reemplazó a Pablo Hernández a poco menos de 20 minutos del final) vuelve a marcar un punto que se repitió a lo largo de la campaña: Matías Ignacio García parece sentirse mucho más cómodo cuando tiene un acompañante en el eje de la cancha.

Hernández no aporta marca; eso está claro. Su participación cobra mayor preponderancia cuando logra acercarse al área rival, pero en esta oportunidad eso casi no sucedió en ningún momento. Para colmo, los huecos que Hernández dejaba a sus espaldas fue bien aprovechado por Germán Díaz y Claudio Monti.

“Caco” García, Nicolás Moreno y Lautaro Fedele no sintonizaron la misma sintonía y Gonzalo Klusener lo sufrió: durante gran parte del duelo, San Martín casi no tuvo situaciones de peligro. En la primera mitad una atropellada de Fedele fue lo único que generó en ataque el “Santo”.

Eso sí, San Martín volvió a dejar en claro que tiene una idea clara de juego, porque ni aún con limitaciones dejó de lado su impronta. También exhibió que cuenta con individualidades capaces de revertir cualquier actuación inesperada.

Por eso logró torcer la historia cuando todo parecía perdido. Claro; cuando todo era facilidad por un 2-1 que parecía utópico unos minutos antes, sus hinchas no contaban que también el equipo en esta ocasión iba a mostrar falencias en la pelota parada; otros de sus grandes fuertes en la campaña. Dudaron todos en la última y el “Santo” lo pagó con el 2-2.

Esta claro que con la clasificación anticipada Flores puede darse el lujo de probar variantes, esquemas y jugadores de cara a la finalísima por el ascenso. Pero esta vez el entrenador debe haber anotado en su libreta varios puntos a corregir.

Otro ítem que quedó clarísimo es que a este San Martín le hace demasiada falta Gustavo Abregú (podría volver en la última fecha contra Güemes de Santiago del Estero en La Ciudadela).

Con él en cancha, Matías Ignacio García parece hacerse más fuerte y los de arriba parecen jugar mucho más tranquilos, sabiendo que el equipo luce mucho más sólido en el retroceso.

Flores tiene tres semanas para seguir ajustando las piezas y para reafirmarle a sus pupilos que no hay margen para la relajación; una “relajación” que en esta oportunidad casi le cuesta el invicto largo, es que en La Ciudadela nadie quiere perder antes de la fiesta de fin de año.