Una de cada 4 personas mayores se encuentra en situación de pobreza multidimensional: es decir, que viven en hogares que presentan dos o más carencias en dimensiones de derechos: alimentación y salud, servicios básicos, vivienda digna, medio ambiente saludable, educación, empleo y seguridad social. En la esfera de las capacidades económicas, hay una firme tendencia hacia el aumento de la inseguridad alimentaria que aumentó 4.9 puntos porcentuales durante la última década estudiada (2013-2023). Así lo revela el documento del Barómetro de la Deuda Social con las Personas Mayores “Desafíos y oportunidades en el envejecimiento: Un balance de la última década en la Argentina”

Además, el estudio de la Universidad Católica Argentina y la Fundación Navarro Viola indica que, durante la última década, se observa un deterioro en las condiciones de empleo de las personas mayores que continúan trabajando.

En el período pospandemia (2022-2023), 3 de cada 10 personas mayores reportaron tener su salud comprometida, es decir, se auto perciben con bastantes problemas de salud y/o enfermedades crónicas o graves. Sin embargo, 7 de cada 10 personas mayores no reportan este déficit.

Ejercicio físico

Las personas mayores reportan un gran déficit en la práctica de ejercicio físico (71,1%), pero las personas de generaciones más jóvenes también presentan un gran porcentaje de déficit de práctica de actividad física. Sólo 4 de cada 10 personas de generaciones más jóvenes la realizan. Esto indica que en Argentina aún se necesita promover este hábito saludable, puntualiza el trabajo al que accedió LA GACETA. En la esfera del bienestar subjetivo, hay una firme tendencia hacia el aumento del sentimiento de infelicidad. Aumentó 4,6 puntos porcentuales durante la última década estudiada (2013-2023). El malestar psicológico (padecer frecuentes síntomas de depresión y ansiedad) no aumenta con la edad: tanto en personas mayores de 60 años como en personas de otras generaciones, afecta a aproximadamente 1 de cada 4. (25,1% en personas mayores versus 26,4% en los aún no mayores).

Preocupa al Banco Mundial el salto de la pobreza en la Argentina

El haber tenido mejores oportunidades educativas es un mejor predictor de cómo se vivirá la vejez, con respecto a otros indicadores como la edad cronológica. Además, actúa como una suerte de seguro o factor protector sobre casi todos los déficits estudiados. En cada una de las esferas estudiadas, hay algún indicador que sobresale por su mayor incidencia (proporción de personas mayores con esa carencia): en la esfera de las capacidades económicas es la insuficiencia de ingresos; en cuanto a hábitat y vivienda es el déficit de acceso a servicios.