Mar del Plata, la ciudad que siempre deslumbra a los turistas con sus playas y encantos, no había sido tan amigable para San Martín de Tucumán en lo futbolístico. A lo largo de la historia, “La Feliz” se había convertido en un destino hostil, donde los triunfos parecían esquivos. Sin embargo, el cabezazo de Iván Molinas y el exquisito remate de Junior Arias fueron para el equipo de Diego Flores como ese primer contacto con el agua en los pies: refrescante y revitalizador. En el estadio José María Minella, el “Santo” recuperó la frescura en su juego y, con ella, la confianza que lo llevó a consolidarse en la cima de la Primera Nacional.
Con el boleto a la final asegurado, la delegación tucumana aterrizó en la ciudad balnearia con cierta calma, pero con la necesidad imperiosa de volver a ganar. No había lugar para relajarse, a pesar de tener el primer objetivo de la temporada en el bolsillo. Consciente de esta situación y con la final que se avecina, Flores apostó por un mix entre titulares y suplentes; plan que le salió a la perfección.
Ulises Vera, un futbolista que venía pidiendo pista desde hace tiempo, se mostró intratable para la defensa del “Torito” y de esa manera, ejecutó el centro que fue capitalizado por Molinas. El mediocampista, que cumplió con la “Ley del ex” (le marcó a su anterior equipo) puso en ventaja a un San Martín, que no fue de paseo a Mar del Plata ni mucho menos.
A pesar de que una vez terminado el partido los futbolistas se tomaron fotografías en el estadio, lo cierto es que la tarea ya estaba realizada. Juan Cuevas volvió a ser el conductor del equipo y, por su parte, Arias superó una gran adversidad pensando en la tan ansiada definición: la de romper redes.
El delantero recibió la pelota en mitad de cancha y tras una gran pared con el “10”, se metió en el área y definió cruzado ante la salida de Juan Manuel Lungarzo. A ese buen presente del uruguayo, también se le debe sumar la gran labor de Darío Sand, que una vez más, se volvió la "muralla" del equipo con incontables atajadas.
Flores sabía que este partido podría servir como una prueba pensando en lo que se viene y por este motivo, movió el banco dándole rodaje a varios futbolistas, que ingresaron con hambre de gloría, como aquel que llega a la playa y no puede esperar para meterse al agua. Con esa misma ansiedad por entrar en acción y teniendo en cuenta que Alvarado perdió las aspiraciones por meterse en zona de Reducido, los relevos estuvieron cerca de estirar la ventaja en el marcador. Claro; todos quieren demostrar lo suyo en la recta final y no quedarse afuera del duelo decisivo.
El “Santo” volvió a jugar con personalidad y demostró porque es el líder indiscutido. Este triunfo en Mar del Plata no solo rompe una racha adversa, sino también demuestra que este equipo parece estar preparado para grandes cosas.
El equipo de Flores rompió el maleficio en “La Feliz” y parece estar listo para cerrar una campaña histórica. Con 80 puntos y una ventaja de 13 sobre el escolta, en los pasillos de La Ciudadela miran con entusiasmo los últimos días del mes. Nada parece detener el buen andar de San Martín y en Bolívar y Pellegrini esperan que no se corte.