Doña Jovita es el personaje creado por José Luis Serrano, artista cordobés que en sus versos nos refiere la muerte del curita Brochero: “ Después de tanto sufrir, ese veintiséis de enero/ se nos jue el señor Brochero./ Deja su tierra querida. !Ya había entregado la vida /agora entregaba el cuero..../ Los ángeles aplaudiendo,/ los santos tirando flores,/ ¡Es uno de los mejores! gritó alguno en un rincón,/ porque tuvo el corazón entreverao con los pobres”. Además de luchar infatigablemente durante 40 años por las condiciones espirituales pero también materiales de su gente, en el postergado oeste cordobés de aquellos tiempos, llevó adelante una travesía espiritual incomprensible para nosotros: convencer a los gauchos de aquella época, gente sin estudios ni preparación la más de las veces, a que se sometieran a los ejercicios espirituales ignacianos (reivindicados por la Mama Antula luego de la expulsión de los jesuitas). Llegaron a ser hasta 700 los ejercitantes, varones y mujeres. Un camino de fortaleza interior y de hallazgo de paz y de confianza en Dios y en uno mismo para afrontar la vida, las contradicciones y dolores de un mundo que amenaza y atormenta. Así pudo fortalecer el espíritu de su pueblo y conducirlo al progreso. Resulta gratificante hoy y siempre recordar esta gesta heroica a través de las Altas Cumbres sólo para indicarnos un camino de luz interior y renovar la esperanza en ese Cristo que para el curita Brochero tenía el rostro de cada persona doliente de la sociedad. Que la esperanza nos siga convocando..

Graciela Jatib

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