Por Mario Flores


Fue en febrero de 2024 cuando la organización de esta feria, compuesta por editoriales, libreros y gente de la comuna rural de Amaicha del Valle, logró concretar la primera edición de tres días de lecturas, presentaciones de libros, música y talleres. Ahora, los días jueves 6, viernes 7 y sábado 8 de febrero de 2025, se redobla la apuesta: se trata de la segunda edición de esta feria que, en plena comunión con la mística del paisaje y la propia comunidad, desenvuelve un cronograma nutrido de diversidad cultural con la participación de escritoras y escritores de varias provincias, exposiciones artísticas, además de la feria en sí misma, que nuclea sellos editoriales y librerías independientes de la región. En entrevista con los organizadores, Magui Ponce y Eduardo Breppe de Librería Amauta y Pablo Donzelli de Editorial La Papa, conocemos más de los detalles de cuáles son los principios que atraviesan el espíritu de esta feria del libro en Amaicha del Valle y cómo se inscribe su acción cultural en el panorama actual.


El rol de las ferias de libros independientes en la actualidad atraviesa lo humano, lo cultural y lo comunitario, a diferencia de las ferias comerciales o centrales que distancian al público del autor. Gran parte de su importancia radica en el encuentro en vivo con autores y editores, lectores y artistas de diversas áreas. ¿Cuál ha sido el mayor desafío a la hora de pensar una feria así en un pueblo como Amaicha del Valle?

El mayor desafío fue interesar a la comunidad que vive aquí y poder lograr un verdadero intercambio, por ejemplo, mucha de la literatura amaicheña pasa por la copla y los copleros van a estar presentes en la feria. Con el marco de un paisaje de montañas, bello e imponente, queremos hacer de estas jornadas un verdadero encuentro con la Comunidad de Amaicha que tiene una rica historia cultural. Y hacer que la literatura sea una herramienta que nos permita leer, pensar, intercambiar saberes que nos ayuden, sin dudas, a construir una sociedad más justa. Además, el apoyo de la Comuna Rural fue decisivo en función de su inserción en el pueblo, para poder ocupar la plaza, tener sonido, contar con personal de la Comuna que va solucionando cada necesidad que se va presentando.


La primera edición, durante el verano de 2024, albergó a sellos editoriales independientes y libreros, poetas y músicos, copleros y narradores, pero también una suerte de comunión con la comuna que participó activamente de la propuesta. Para esta segunda edición, ¿cómo se llevó a cabo la organización de la feria y qué expectativas (y problemáticas) se presentan para llevar a cabo una feria de esas características en la actualidad?

En esta nueva edición estamos los mismos organizadores: la librería Amauta, la editorial La papa y la comuna de Amaicha del Valle. Por la crisis nos estamos encontrando con algunas dificultades, por ejemplo: conseguir hospedaje sin cargo para los visitantes, pero eso potenció la solidaridad de amigos que los alojan en sus casas, o se ofrecen a ayudar en todo lo necesario, lo que nos dio gran alegría. También, ésta vez, y en función de nuestro “crecimiento” ya que vendrán más expositores, la Comuna está construyendo diez tablones que necesitábamos y quedarán para ser utilizados para eventos futuros. La asistencia tanto de libreros, escritores, editoriales y público será como una evaluación social a la labor del año pasado. Y esperamos que sea aprobado con creces. Esta edición, así como la anterior, se hace sin plata: hay mano de obra y mucha, mucha colaboración. El pago y la retribución es que tres días que podrían ser comunes se convierten en tres días de mucha calidad y verdadero encuentro.


Hay un elemento preponderante en el paisaje de los valles y el espíritu de Amaicha, que atraviesa y potencia la literatura que llega hasta allí (de hecho, autores y editoriales que estuvieron en 2024, se presentarán nuevamente este año), ¿cuál es ese componente orgánico y vital que convierte a una feria de libros en una experiencia de conexión con el lugar?

Me parece que la respuesta es el lugar, y la historia de este lugar. La energía de Amaicha del Valle predispone, mejora el ánimo de quien llega y eso facilita mucho las cosas. Es importante que los hechos se produzcan en la misma plaza, en el centro vital del pueblo, por donde todos pasamos.


Foto Gentileza Brian Hock

Entre las actividades que han sido programadas, ¿hay algún lineamiento estético o literario que tengan en común a pesar de venir de diferentes lugares y trayectorias?

Nos une conocer este lugar, respetar su cosmovisión de pueblo originario y el deseo de ser parte de esta riquísima historia haciendo un aporte desde nuestro lugar. Queremos repetir la rica experiencia del año pasado, y mejorarla. Y el boca a boca funcionó porque se sumó más gente que, por supuesto, será integrada a los almuerzos comunitarios que pensamos hacer. Nuestra apuesta es al diálogo, al intercambio de ideas, que se conozcan entre sí escritores y hagan planes juntos. A propósito, no es nuestra idea pregonar cuál es la mejor poesía o quién es mejor narrador. Es más, tampoco plantear cuál de las distintas literaturas que conviven sea más legítima que otra. El desafío es llegar, subir una montaña o estar aquí, y que todos y todas tengan un espacio.


¿Cómo ha sido la respuesta de la comuna a esta propuesta cultural de tres días?

Creo que el año pasado tuvimos la oportunidad de demostrar que conocemos nuestro oficio, que tenemos relaciones con el mundo literario y que tenemos una inserción de años en la Comunidad de Amaicha, lo que nos permitió realizar una feria muy exitosa. La Comuna nos da todo el apoyo posible, también dentro de sus recortes presupuestarios que son de público conocimiento, pero nos brinda lo que está a su alcance. La construcción de tablones, en modificar temporalmente el lineamiento de iluminación, en fomentar los almuerzos comunitarios y poner a disposición personal muy valioso para que trabajen con nosotros a la par. En esta ocasión la feria cuenta con el apoyo y el auspicio de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Tucumán, la EDUNT (Editorial de la UNT) y el Ente Cultural Tucumán.


Es evidente que existe una red entre actores de la industria editorial y la escena literaria que converge en esta feria, ¿cómo se vive en el estado actual, tanto económico como social, la tarea de trabajar para la difusión de la literatura?

Ante la difícil situación económica que estamos atravesando y el desfinanciamiento a muchísimas actividades culturales, nuestro objetivo es mantener estos espacios, donde circula la palabra, el encuentro fraterno, la creatividad, la poesía, el conocimiento y todo lo que significa acercarse a la lectura. El objetivo es realizar un aporte a la cultura incentivando la lectura y el acceso a los libros, a los que consideramos no sólo una fuente de trabajo, sino un derecho que merecemos tener a nuestro alcance. La sensación es que estamos en un momento del mundo que se está desmoronando. Es como que estamos en la espera, siguiendo con nuestras cosas, con lo que nos gusta hacer, hasta que se defina si vamos a una oscuridad total o a otra cosa. Mientras tanto, seguimos haciendo lo que nos gusta hacer, mientras tengamos redes con otras personas que estén en la misma, esto seguirá funcionando.


¿Dónde se llevarán a cabo las actividades y los horarios de la feria?

Los stands donde participarán más de quince editoriales y librerías, estarán en la plaza. También participarán numerosos escritores, poetas, narradores, titiriteros. Los mismos presentarán libros, dictarán talleres y harán lecturas de su obra. Habrá Mesas de Narración y Poesía, un fogón alrededor del cual los abuelos y niños de la Comunidad narrarán historias, costumbres, mitos y leyendas del lugar. Habrá talleres y un torneo de ajedrez, talleres de lectura para niños, algunos de los cuales se desarrollarán en la Biblioteca Popular, en el salón de la comuna y en la plaza misma.