Los cultivos de maíz en Tucumán y en su zona de influencia atraviesan un momento crítico, ya que la mayoría de los lotes presentan un marcado estrés hídrico, agravado por las altas temperaturas que, en algunos casos, superaron los 40°C durante varios días consecutivos. Así lo señalaron Franco Scalora y Nicolás Carabajal, técnicos del Proyecto Trigo y Maíz de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc).
“Pese a estas condiciones adversas, los cultivos lograron resistir parcialmente, gracias a la buena acumulación de agua en el perfil del suelo registrada entre octubre y noviembre del año pasado”, precisaron. Sin embargo, admitieron que las pérdidas de rendimiento parecen inevitables y estarán directamente relacionadas con la ubicación agroecológica de cada lote.
Los lotes más cercanos al piedemonte muestran una mejor tolerancia a la falta de agua, mientras que los ubicados hacia el este de la provincia se ven más afectados. Además, la fecha de siembra juega un papel clave en esta campaña:
• Siembras tempranas (mediados de diciembre): estos maíces, sembrados con la intención de esquivar la presión del vector dalbulus maidis (chicharrita del maíz), se encuentran en estados reproductivos más avanzados y, por lo tanto, están más expuestos a las condiciones extremas actuales.
• Siembras intermedias (fines de diciembre, principios de enero): aunque también presentan signos de estrés, se espera que las pérdidas de rendimiento sean menores, ya que recién están entrando en floración.
• Siembras más tardías (mediados de enero en adelante): estos lotes muestran un menor grado de estrés hídrico, ya que aún transitan estados fenológicos vegetativos.
Manejo agronómico
Otro factor determinante en el impacto del estrés climático es el manejo agronómico previo. Los lotes con buenas prácticas agrícolas -como rotación de cultivos, cobertura adecuada, correcta infiltración del suelo y un control temprano de malezas- están afrontando mejor esta situación, incluso en las zonas con mayor déficit hídrico.
“Respecto de la presión de la chicharrita del maíz, durante las últimas recorridas a campo se observó un incremento en las poblaciones de dalbulus maidis, en comparación con la quincena anterior. No obstante, a simple vista los niveles de chicharrita sobre el maíz siguen siendo inferiores a los registrados para este mismo período de la campaña pasada 2023-24”, indicaron.
Admitieron que la situación es delicada y la necesidad de precipitaciones generalizadas se vuelve urgente: “Además de aliviar el estrés hídrico, las lluvias ayudarían a moderar las temperaturas extremas, especialmente ahora que gran parte de los maíces están ingresando a las fases reproductivas críticas”.
Finalmente, puntualizaron que esde la Eeaoc los técnicos continúan monitoreando de cerca la evolución de los cultivos y las condiciones climáticas, con el objetivo de brindar información actualizada y herramientas para enfrentar esta compleja campaña agrícola.