En tiempos donde el bienestar personal gana protagonismo en las conversaciones sobre salud mental y productividad, una encuesta reciente realizada en Estados Unidos revela una paradoja que atraviesa generaciones, pero que impacta con más fuerza en los millennials: se sienten culpables por tomarse días libres.

El estudio, realizado por la consultora YouGov entre el 14 y el 19 de marzo de este año, entrevistó a más de 3.700 adultos estadounidenses. El resultado fue contundente: el 58% de los millennials (personas de entre 29 y 44 años) manifestó sentir culpa al utilizar su tiempo libre remunerado (PTO) para descansar, cuidar su salud mental o simplemente desconectarse de sus obligaciones laborales.

En contraste, solo el 40% de los baby boomers (mayores de 55 años) dijo sentirse de igual manera. La generación Z (menores de 28 años) mostró un 55% de culpa, mientras que la generación X (de 45 a 54 años) registró un 48%.

Tecnología, cultura laboral y presión social

¿Qué hay detrás de esta culpa generacional? Según Mike Lombardo, cofundador de la empresa Halfday, buena parte del problema radica en el contexto en que los millennials comenzaron su vida laboral: con el auge de las tecnologías de mensajería instantánea. Esto generó una cultura de disponibilidad permanente que, hasta el día de hoy, pesa sobre sus hombros.

“Ni siquiera los mensajes automáticos de ‘fuera de la oficina’ apagan las notificaciones que siguen llegando al celular”, explicó Lombardo en declaraciones a Newsweek, medio que publicó los resultados del informe.

Además, la encuesta dejó en claro que muchos trabajadores temen volver a sus tareas y encontrarse con una montaña de pendientes, lo que refuerza la idea de que es mejor “no parar”.

La cultura del ajetreo: trabajar como sinónimo de éxito

El estudio también señala la influencia de las redes sociales y su exaltación del esfuerzo continuo. Esta “cultura del ajetreo” promueve la idea de que el éxito personal está directamente relacionado con trabajar sin descanso. En ese escenario, parar puede ser interpretado -erróneamente- como una señal de debilidad, falta de ambición o escasa motivación.

Lombardo advirtió que esta narrativa puede ser perjudicial para la salud mental de las personas, y recordó que descansar no es solo necesario, sino también estratégico. “Incluso medio día libre puede marcar una diferencia. Es clave para evitar el agotamiento”, aseguró.

¿Y en Argentina? Un reflejo cercano

Aunque la encuesta fue realizada en Estados Unidos, los resultados resuenan en muchos rincones del mundo, incluida Argentina. Aquí también las generaciones más jóvenes suelen cargar con la presión de demostrar productividad constante, en un entorno laboral que muchas veces sigue midiendo compromiso por cantidad de horas trabajadas, y no por resultados o bienestar, consignó Infobae.

En un contexto económico desafiante como el argentino, donde conseguir y mantener un empleo puede ser complicado, muchos trabajadores jóvenes priorizan la permanencia laboral por encima de su salud emocional, incluso cuando cuentan con días libres disponibles por ley.

Descansar no es un lujo: es salud

Este estudio deja una enseñanza importante para empleados, empleadores y responsables de políticas laborales: tomarse tiempo para uno mismo no debería generar culpa, sino ser parte de una cultura que valore la salud integral de las personas. En un mundo hiperconectado, donde el trabajo muchas veces se mete en cada rincón de la vida diaria, aprender a pausar es más que un acto de autocuidado: es una necesidad.