El jueves 22 leí un artículo  del cual transcribo partes:  “ ...en la actualidad  la preponderancia brutal del régimen es indiscutible... transformando fácilmente a los gobernadores en serviles o mendigos... la agonía del federalismo es  una realidad incontrastable , con un costo social muy grande que se paga con desigualdad social y fundamentalmente con desarraigo”. Esto viene al respecto del decreto cruel que elimina la totalidad de los aranceles para la importación de celulares, lo que afecta directamente a los trabajadores de fábricas instaladas en Tierra del Fuego, las cuales se cerrarían provocando un  desempleo de aproximadamente de 15.000  personas en forma directa, la caída del comercio, el consumo y la consecuente hambruna. La mayoría provenientes de diferentes provincias del país que formaron familias que hoy  después de años de residencia se sienten ciudadanos fueguinos. En un lugar bello e inhóspito por su clima y distancia, consiguieron trabajo y viviendas dignas, su lugar en el fin del mundo; no solo no se quejan sino que son felices con sus parejas e hijos, trabajan de lo que saben (oficio, profesión, habilidad, etc.), tienen compañeros, compañeras, amigos; muchos ya son abuelos, dos generaciones de fueguinos, una  pequeña y nueva Argentina. Tierra del Fuego, con su capital Ushuaia, a la que se le debe agregar Malvinas, Antártida y Atlántico del Sur y tres canales naturales al Pacífico. Entonces no puedo dejar de relacionar, como lo hizo de forma brillante el autor del documento que recibí, con lo que le pasó a nuestra provincia cuando la Dictadura de Onganía dictó el Decreto/Ley N°16.926, que establecía de un día para el otro “Intervenir y luego cerrar siete ingenios de la actividad azucarera... (¡luego terminaron siendo 15!)  que como carga, afecta a todo un país”. El mismo argumento usado ahora para justificar la eliminación de los aranceles a celulares importados. La decisión del dictador Onganía “...provoco que quedaran sin trabajo más de 50.000 trabajadores, 10.000 cañeros pequeños... La superficie sembrada de caña en ese entonces alcanzaba las 210.000 ha; en 1967 bajó a 130.000 ha”. “Se calcula  que la población de la Provincia era de 750.000 habitantes; el cierre de los ingenios produjo la migración de 250.000 tucumanos hacia el conurbano bonaerense y el de la ciudad de Rosario...”. Por lo expuesto, me permito decir que “las fuerzas  del  cielo” no son de donde dicen venir, sino que estaban en el fondo de la tierra donde arde el fuego del Averno. Para lo que hicieron y van a seguir intentando necesitaron y necesitan los acoples (término conocido por nosotros los tucumanos), nombrados al principio de esta carta como serviles o mendigos. El objetivo no es “favorecer la compra de celulares más baratos”, sino despoblar, vaciar, expulsar a los fueguinos de su territorio estratégico… ¿para militarizar y usurpar la zona con el enclave de una base de la OTAN, controlar, pescar sin control alguno, usar y explotar los recursos naturales? En este 25 de Mayo, más que nunca debemos reflexionar profundamente sobre el sentido de Patria, homenajear y rezar por nuestros compatriotas del Fin del Mundo para que, con la intermediación de Francisco, Dios les dé la fuerza necesaria para resistir. Tampoco debe pasar como en 1982, cuando nuestro país estaba en guerra  al mismo tiempo que se desarrollaba el mundial de fútbol en España con la participación de la Selección Argentinas. Se ocultaba la realidad de ese entonces, ahora se pretende exactamente lo mismo, impulsando con tecnología y medios la no participación, el no pensar, “si el prójimo la está pasando mal, algo no habrá hecho”.

Ángel Salvador Logusso                      

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