La edad ha sido históricamente uno de los factores de riesgo más importantes para diversos tipos de cáncer, especialmente a partir de los 50 años. Sin embargo, ese panorama está cambiando: en las últimas tres décadas, los casos de aparición temprana aumentaron casi un 80% a nivel mundial.

Cerca de 1,3 millones de personas de entre 15 y 39 años fueron diagnosticadas con cáncer en 2022, según las estadísticas más recientes de la Agencia Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer. Los tipos más comunes en este grupo de edad fueron el cáncer de mama, de tiroides, de cuello uterino, testicular, de ovario, de la sangre (leucemias y linfomas) y colorrectal.

La experiencia de la doctora Allison Rosenthal, al enfrentar un diagnóstico de leucemia mientras estaba en la facultad de medicina, la inspiró a seguir una carrera en la lucha contra el cáncer. Eso también le proporcionó una visión más profunda de los aspectos de la vida con esta enfermedad en personas menores de 40 años. Actualmente, ella está entre los líderes de una iniciativa del Centro Oncológico Integral de Mayo Clinic destinada a ayudar a adultos jóvenes y adolescentes a recibir la atención y el apoyo adecuados a su grupo de edad.

Tratables

En una entrevista on line con periodistas de Latinoamérica, señaló que los avances en los tratamientos contra la patología han hecho que muchos de los tipos más comunes de cáncer entre los jóvenes sean altamente tratables y, a menudo, curables. También habló de los factores que podrían explicar el aumento de la incidencia de la enfermedad y cuáles son los desafíos que plantean los pacientes menores de 40.

-¿Está aumentando el diagnóstico de cáncer en personas más jóvenes? ¿Qué tipos de cáncer son los que están apareciendo con mayor frecuencia?

- Las cifras efectivamente suben un poco cada año. En los últimos 20 años hubo un aumento parejo de cáncer en esta franja etaria. Lo que más vemos es cáncer de mama, cáncer gastrointestinal, sarcomas, cánceres de la sangre como leucemia o linfoma y tumores cerebrales o del sistema nervioso central.

- ¿Qué factores están detrás de este incremento?

- Estamos tratando de comprenderlo porque ocurrió más rápido de lo que hemos podido analizar y estudiar. Se tiene que investigar más para poder mejorar los resultados, para que la gente se pueda curar de su cáncer y que no lleguen con un diagnóstico tardío. Sí se sabe que hoy hay mejores técnicas de diagnóstico y detección de la enfermedad, y por otro lado también hay efectos ambientales y estilos de vida que influyen para algunos tipos de cáncer. Es claro que el tabaquismo está vinculado con muchos diferentes cánceres y es un factor de riesgo para presentar la enfermedad. También en diferentes partes del mundo hay hábitos dietéticos o el consumo de alimentos procesados que se han asociado con un aumento del riesgo de cánceres gastrointestinales. Asimismo, la obesidad se vincula con una serie de cánceres. O sea que los hábitos sanos, dejar de fumar, evitar los excesos, sobre todo con el alcohol, son todas buenas elecciones. Pero hay también componentes ambientales o genéticos que colaboran para que aparezca la patología. Vemos cáncer incluso en los atletas mejor entrenados. Si bien algunas cosas se pueden recomendar, tampoco es que prevengan totalmente el cáncer.

JÓVENES. El diagnóstico de cáncer ha aumentado en el último tiempo.

- ¿Hay síntomas que se suelen pasar por alto en jóvenes y que luego resultan tener cáncer?

- Los adultos jóvenes muchas veces tienen un diagnóstico tardío. Cuando un médico ve un paciente de 20 o 30 años con un dolor abdominal, no piensa en general en si es un cáncer, pero si viene alguien de 40 años o más y presenta determinados síntomas enseguida empieza a pensar en pedirle algún estudio de diagnóstico por imagen. No creo que a esos jóvenes se los ignore como pacientes, pero sí a veces tienen que ser un poco más directo con el equipo médico, diciéndoles: ‘aquí hay algo mal, yo sé cómo funciona esto, a mí nunca me había pasado o esto ya
lleva demasiado tiempo’. Depende de los diferentes cánceres. Por ejemplo, están aumentando los gastrointestinales. Entonces, es importante que la gente sepa cuáles son los síntomas de alerta, qué pasa si hay hemorragias. En el caso de linfoma en jóvenes, uno de los síntomas más comunes es la tos; esa tos suele llevar meses antes de que se le haya pedido un estudio, una tomografía o una placa. Muchas veces se les diagnostica simplemente una bronquitis porque nadie se toma el trabajo de ver qué es lo que estaba pasando. En los jóvenes, cuando hay síntomas persistentes y que no se resuelven, necesitan un poco más de atención, una evaluación más profunda.

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- ¿Qué tipo de seguimiento se recomienda para un joven que ha superado un cáncer?

- El seguimiento es muy importante para asegurarse que los resultados siguen siendo buenos después de haber terminado su tratamiento. Dependiendo de si ese paciente es un sobreviviente de un cáncer infantil o de adulto joven, hay diferentes pautas e indicaciones. La mayoría de las recomendaciones tienen que ver con los efectos a largo plazo del tratamiento que tuvieron. Por ejemplo, hay quimioterapias que pueden dañar el corazón y por ello es bueno hacerse control cardiovascular. Para pacientes que recibieron radioterapia, se deben controlar por ejemplo el tórax; hay que hacer más tempranamente estudios de cáncer de mama. Además, están las recomendaciones generales, como dejar de fumar, hacer ejercicio y llevar una vida saludable.

-¿Deberíamos bajar la edad de inicio de los estudios de rastreo de cáncer?

- Si bajamos la edad para hacer el screening, si bien se diagnosticará más, puede ser que tenga algún efecto negativo. Es un tema que se discute. Hay que ir viendo cada tipo de cáncer; por ejemplo, con el caso de la colonoscopía se bajó de 50 a 45 años. Lo mismo no sucede con las mamografías, a no ser que sean mujeres con alto riesgo por su genética.

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- ¿Existen factores hormonales o reproductivos que influyen en el riesgo de cáncer en mujeres menores de 40 años?

- Hay rasgos genéticos o heredados que pueden hacer que algunas jóvenes sean más propensas a cáncer de mama o de ovarios, pero también, por otro lado, que nazcan con ese gen no quiere decir que necesariamente van a sufrir de ese cáncer.

- ¿Qué desafíos específicos enfrenta esta población?

- Cuando les preguntamos a los pacientes cómo están, ellos dicen que se sienten aislados socialmente. Y eso es un desafío porque generalmente quedan trancados en una determinada etapa porque tienen que dedicar todas sus energías a luchar contra el cáncer mientras sus pares siguen con su vida. Entonces, sienten como que no pertenecen al lugar donde pertenecían antes de que se les diagnosticara. Es bueno tener una red de apoyo social y ayudarlos a que logren cosas, a graduarse, a formar una familia, dejar de vivir con los padres, ganar independencia. Hay otras cuestiones que tienen que ver con la sexualidad, las relaciones interpersonales con su pareja y la parte de conservación de la fertilidad. Desgraciadamente, algunas veces estas conversaciones no se dan cuando son muy importantes. Solo se le presta la atención a la enfermedad y al tratamiento, y no a la persona que está frente a nosotros. Pueden sufrir depresión, ansiedad e incluso hay casos de suicidio.

- ¿Cómo fue su experiencia?

- Fue un proceso de dos años en el tratamiento, y tuve un apoyo excepcional tanto de mi familia como con mis amigos. Me ayudó que yo sabía que quería hacer medicina. Igual sufrí. Estaba en facultad y los otros siguieron. Tuve dificultades financieras y por la toxicidad de los tratamientos. Tuve que dejar de estudiar un tiempo y después retomar con otros grupos. Yo sentía como que cada uno estaba en lo suyo, mientras que yo trataba simplemente de sobrevivir. No había ninguna recomendación para después. Simplemente te decían: ‘sobreviviste y ahora arréglatelas’. Creo que hay que ayudar a los pacientes tanto en edades pediátricas como de adultos jóvenes, a que retomen proyectos y tengan éxito.

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- ¿Es optimista?

- Yo creo que hemos hecho enormes avances en nuestra capacidad de tratar a los pacientes y mantener a la gente con una calidad de vida aceptable. Entonces los tratamientos están mejorando, pero se le tiene que prestar más atención a la detección temprana.