La argentina Solana Sierra sorprendió al mundo del tenis al llegar a los octavos de final en Wimbledon tras ingresar al cuadro principal como lucky loser. Su destacada actuación no solo le valió el reconocimiento del público y la prensa, sino también un pedido muy especial por parte de la organización del torneo.
A través de sus redes sociales, la marplatense compartió una carta que recibió del Museo de Wimbledon, donde le solicitaron que done su raqueta y su vestimenta para ser exhibidas en las vitrinas del prestigioso espacio. "Un verdadero honor... Gracias", escribió Sierra, orgullosa por ese gesto que reconoce su hazaña deportiva.
El pedido no fue casual: Sierra se convirtió en la primera lucky loser en toda la Era Abierta en alcanzar los octavos de final del Grand Slam británico, un logro que la colocó en las páginas de la historia del certamen. Además, su raqueta tiene un detalle muy especial: un sticker con la cara de "Tino", su perro caniche que la acompaña a cada torneo.
Aunque había perdido en la última instancia de la clasificación, una baja de último momento le abrió las puertas del cuadro principal. Allí no desaprovechó la oportunidad y venció a la australiana Olivia Gadecki, la británica Katie Boulter y la española Cristina Bucsa, antes de caer frente a la alemana Laura Siegemund.
Un salto clave en su carrera
Más allá de su rendimiento en el césped londinense, Sierra también logró un importante crecimiento en el ranking mundial. Al sumar 235 puntos, avanzará 35 posiciones en la clasificación WTA y alcanzará el puesto 66°, el mejor que ha conseguido hasta ahora en su trayectoria profesional.
Con apenas 20 años, la joven argentina cerró un torneo inolvidable que podría marcar un antes y un después en su carrera. La ovación del público, el respeto de sus colegas y la carta del Museo de Wimbledon son pruebas del impacto que generó en esta edición del Grand Slam.