En el fútbol, atravesar una meseta implica mucho más que una racha negativa. Es caer en ese terreno donde los resultados no acompañan, el juego se vuelve plano y el ánimo volátil. San Martín transita justamente ese momento; una etapa de estancamiento futbolístico que buscará cortar este sábado cuando reciba a Los Andes en el primero de los dos partidos consecutivos que tendrá en La Ciudadela.
Sin embargo, no es la primera vez que el “Santo” atraviesa una situación así. En la temporada pasada, bajo la conducción de Diego Flores, el equipo también sufrió un bajón similar: primero perdió contra Ferro y San Miguel, luego empató sin goles con Quilmes y recién entonces pudo salir del pozo con dos triunfos seguidos frente a Chaco For Ever y Arsenal. Aquellas dos victorias, casualmente, también fueron en casa. El patrón se repite. Y por eso, más allá de los tres puntos, ganarle al “Mil Rayitas” significaría para los dirigidos por Ariel Martos un envión anímico crucial para el corto plazo.
Durante la semana, el cuerpo técnico trabajó para recuperar convicción. Hubo prácticas intensas, un análisis minucioso de errores y reuniones extensas. Desde su lugar, Martos se mostró sereno pero firme; y al hablar de la actualidad del equipo optó por una lectura pausada. “Son torneos largos, con altibajos, y este es uno de esos momentos donde se necesita temple. Lo importante es mantenernos unidos y seguir puliendo detalles para volver a competir como sabemos”, explicó ante los micrófonos y las cámaras.
Claro; la autocrítica fue parte de ese proceso y entrenador reconoció que hay cuestiones a corregir. Eso sí, dejó en claro que el plantel no baja los brazos. “A veces hay cuestiones que no se notan desde afuera, pero que internamente trabajamos mucho. Los jugadores están comprometidos. El ánimo es bueno y el objetivo, claro”, afirmó.
Martos sabe que el margen se achica y que los hinchas “santos” empiezan a impacientarse con la situación. Pero en lugar de cargar con ese peso, eligió cambiar el enfoque. “Tenemos que jugar con inteligencia. No podemos entrar en la ansiedad. Hay que pensar el partido, trabajarlo minuto a minuto. Ninguno de los encuentros que jugamos fue sencillo y este tampoco lo será”, explicó sobre el duelo contra un rival que no pasa por su mejor momento. Los dirigidos por Leonardo Lemos solamente lograron un triunfo de sus últimas cinco presentaciones y actualmente se encuentra penúltimo en cuanto a su desempeño lejos de casa.
Sand salió a poner el pecho y dejó en claro que el grupo está bien
No obstante, el “Santo” también carga con sus propias urgencias. En medio del clima espeso que rodea al club, Darío Sand volvió a ser una voz importante. Con liderazgo y frontalidad, el arquero se encargó de dejar un mensaje al grupo y al hincha. “Estos momentos te ponen a prueba. Pero también te muestran quiénes somos. En lo personal creo que esta semana fue muy buena. Vi al equipo con energía y con ganas de cambiar la cara. Y eso es lo que me da tranquilidad”, expresó el “1”, que al ser consultado sobre las dificultades para ganar en casa, fue sincero. “De local no nos está saliendo como queremos, pero no es por falta de actitud. A veces las cosas no se dan, pero no podemos rendirnos. Tenemos que abstraernos del ruido y hacer lo mejor para el equipo”, remarcó.
“Es normal que en un torneo tan largo aparezcan estas mesetas. Lo que no es normal es quedarse quieto. Por eso entrenamos más fuerte que nunca. El mensaje es claro: hay que responder y no hablar tanto”, sentenció.
Lo cierto es que La Ciudadela se prepara para volver a rugir, pero también se vuelve exigente.
El equipo sólo ganó tres de 10 partidos en casa y hace más de dos meses que no festeja con su gente. Por eso, ganarle a Los Andes no solo sería cortar una racha, sino reencender la llama.
Más allá del sistema o de los nombres, el gran desafío será mental. Saber resistir la presión, sostener la intensidad y no desesperarse si el gol tarda en llegar. Porque lo que está en juego es algo más profundo: la confianza, el respeto propio y la ilusión del hincha.
San Martín buscará salir de su meseta y para eso necesita más que fútbol: necesita carácter.