A los 20 y pocos años, Ariadna Araceli Chacón, Rosario Arcuri, Lucas Gallo y Lourdes Agustina Henzelmann pasan gran parte de sus días en un laboratorio del Conicet, entre tubos de ensayo, proteínas y algoritmos que buscan entender y frenar enfermedades como el Alzheimer y el Parkinson. Son estudiantes de Bioquímica y de Biotecnología, y aunque aún no tienen su título de grado, ya forman parte del Instituto de Medicina Molecular Aplicada (Immca) – Conicet–UNT (Universidad Nacional de Tucumán)–Siprosa (Sistema Provincial de Salud) dirigido por la doctora Rosana Chehín.

Para los cuatro, lo que empezó como curiosidad o recomendación de un profesor se transformó en vocación: descubrimiento, aprendizaje constante y la posibilidad de aportar a la salud de millones de personas.

EN EL LABORATIO. Durante varias horas, los estudiantes comparten su pasión por investigar. / VICTORIA REINOSO, LA GACETA.

Investigan la cura para enfermedades neurodegenerativas

Lucas Gallo (23, cuarto año de Bioquímica) llegó al Immca en mayo como agregado estudiantil. El proyecto en el que trabaja combina informática y medicina. Analiza grandes cantidades de datos genómicos, proteómicos y clínicos usando algoritmos de aprendizaje automático para identificar patrones que puedan predecir el desarrollo de enfermedades como Alzheimer y Parkinson. “Se aprende muchísimo aplicando teoría en datos reales y viendo cómo la ciencia puede anticipar enfermedades”, cuenta a LA GACETA.

EN EL CUARTO. Lucas Gallo (23, cuarto año de Bioquímica) se incorporó al Immca en mayo como agregado estudiantil. / VICTORIA REINOSO, LA GACETA

Lourdes Agustina Henzelmann (23, quinto año de Biotecnología), por su parte, está desarrollando su tesina centrada en Alzheimer. Su proyecto prueba una molécula que podría evitar la acumulación de proteínas tóxicas en el cerebro, que son las responsables de este mal. “Es un potencial fármaco que algún día podría mejorar la vida de los pacientes”, explica.

HACIENDO PRUEBAS. Lourdes Agustina Henzelmann (23, quinto año de Biotecnología) desarrolla su tesina centrada en Alzheimer. / VICTORIA REINOSO, LA GACETA

Ariadna Araceli Chacón (25, sexto año de bioquímica) vino desde Jujuy para estudiar y hoy investiga el Parkinson con una Beca CIN (Consejo Interuniversitario Nacional). Su trabajo se propone probar posibles tratamientos farmacológicos y entender cómo estas mutaciones afectan a las neuronas. “Desde chica soñé con hacer investigación médica, y ahora puedo aplicar mis conocimientos directamente en proyectos que podrían ayudar a pacientes”, dice.

TRABAJO DE BECARIA. Ariadna Araceli Chacón (25, sexto año de Bioquímica), quien vino desde Jujuy para estudiar y ya se siente tucumana, investiga el Parkinson gracias a una Beca CIN. / VICTORIA REINOSO, LA GACETA

Rosario Arcuri (22, quinto año de Bioquímica), también becaria, trabaja con un proyecto sobre Parkinson enfocándose en la proteína alfa-sinucleína clave en la enfermedad. Su investigación busca compuestos naturales del limón que puedan proteger las neuronas e impedir la acumulación tóxica de esta proteína. “Estamos realizando ensayos para evaluar qué compuestos podrían inhibir esta agregación y ofrecer un efecto neuroprotector”, comenta.

VIENDO MUESTRAS. Rosario (22, quinto año de Bioquímica) estudia el limón para encontrar una cura. / VICTORIA REINOSO, LA GACETA

Entre risas, cafés interminables y largas jornadas en el laboratorio, los cuatro proyectan su futuro: doctorados, investigaciones aplicadas, colaboración internacional, y la certeza de que la vocación puede ser también un motor para quedarse y crecer en su país.

“Los jóvenes queremos hacer ciencia en Argentina”

Los cuatro coinciden en que el laboratorio es más que un espacio de trabajo: es un lugar de aprendizaje constante y de construcción de futuro. “Los jóvenes queremos hacer ciencia en la Argentina. Queremos quedarnos y aportar, siempre y cuando se apueste por nosotros. La ciencia no es un lujo: es calidad de vida, desarrollo y esperanza”, reflexiona Ariadna.

Lourdes agrega: “es muy importante que se conozca lo que hacemos. Invertir en ciencia es invertir en salud y calidad de vida para millones de personas. El Conicet abarca muchísimos temas, todos relevantes, y necesitamos que la sociedad valore y acompañe ese trabajo”.

CIENCIA NACIONAL. Más allá de lo técnico, los cuatro tienen un mensaje claro: invertir en ciencia es invertir en salud y futuro. / VICTORIA REINOSO, LA GACETA

Como ejemplo de cómo la ciencia puede acercarse al público, mencionan el fenómeno del streaming del fondo del mar realizado por otro programa del Conicet y que se volvió viral. “Hoy la ciencia se puede difundir de formas innovadoras y cercanas, y nosotros también mostramos nuestro día a día en Instagram, en @immca.lab, compartiendo descubrimientos, desafíos y cómo la investigación aplicada impacta en la salud de todos”, dice Rosario.

Además, el laboratorio se prepara para la Primera Jornada Federal sobre Parkinson, que se realizará el sábado 20 de septiembre a partir de las 8.30 horas en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Tucumán (calle 25 de Mayo 471). El encuentro está dirigido a pacientes, familiares y profesionales de la salud, y contará con la participación de Rosana Chehín, quien presentará los avances sobre Pegasus, una molécula desarrollada en el instituto con potencial para abordar una de las principales causas del Parkinson. La entrada es libre.

En tiempos en los que el éxodo científico parece ser la norma, Ariadna, Rosario, Lucas y Lourdes muestran otro camino: quedarse, investigar y soñar con descubrir algo que cambie la vida de las personas. La ciencia, dicen, no es sólo un trabajo ni una carrera: es una manera de transformar el futuro desde un laboratorio con pasión, dedicación y visión de impacto social.