Hace poco, Google lanzó “Nano Banana”, un nuevo modelo de edición de imágenes que se integra a su asistente Gemini. Esta herramienta permite a los usuarios editar fotografías con un simple comando de texto: se puede cambiar la vestimenta de una persona, transformar el fondo o mezclar varias imágenes para crear una escena completamente nueva. A diferencia de modelos anteriores, este producto mantiene la coherencia y la apariencia de personas y objetos, y según la empresa, no es solo un avance técnico, sino un cambio en cómo nos relacionamos con la imagen. Su objetivo es permitirnos crear la “foto perfecta” de manera rápida y sencilla.

Aunque el modelo es impactante por su precisión y las posibilidades que abre, es una evolución más de los servicios que ya ofrecen las grandes compañías tecnológicas. No sorprendería que, en los próximos días, ChatGPT lance un modelo similar o incluso superior para no quedar rezagado en un mercado tan competitivo. Este lanzamiento nos permite reflexionar sobre cómo, poco a poco, dejamos de necesitar ciertas habilidades para tareas que, hasta hace poco, eran exclusivas de especialistas. “Nano Banana” no reemplaza a un diseñador gráfico o a un editor de fotos, pero sí elimina algunas de las restricciones técnicas que había que superar para realizar determinados tipos de tareas.

Cómo editar fotos “mágicamente” con la nueva inteligencia artificial de Google

Antes de la llegada de ChatGPT, ya circulaba en los ambientes académicos un concepto que reflexiona sobre estos fenómenos: el “deskilling” o “descalificación”. Acuñado en el diccionario de Cambridge, este término explica la reducción de las habilidades que una persona necesita para realizar un trabajo específico.

“Nano Banana” puede ser un ejemplo hasta simpático de este fenómeno, pero existen otros más preocupantes. Un estudio publicado en la revista Lancet Gastroenterology and Hepatology alertó que el uso regular de la inteligencia artificial podría haber reducido la habilidad de los médicos para detectar el cáncer.

La tecnología fue elogiada por su potencial para mejorar el diagnóstico, pero el estudio observó que los endoscopistas que se volvieron dependientes de las herramientas de IA para la detección de pólipos experimentaron una disminución en su tasa de detección cuando la asistencia de la inteligencia artificial fue retirada. Los resultados concluyeron que el exceso de confianza en la tecnología puede llevar a una pérdida de habilidades críticas en los profesionales de la salud. Los expertos sugieren que la exposición a la IA podría debilitar hábitos aprendidos durante toda la carrera de los médicos, como la búsqueda visual y los patrones de mirada, habilidades fundamentales para la detección de pólipos.

Inteligencia híbrida como alternativa

Especialistas en ciencias cognitivas confirmaron el “deskilling” y aseguraron que esta condición impacta en diversos campos como la sanidad, la ingeniería y la gestión. Advirtieron que se trata de habilidades valiosas que los trabajadores dejarían de mantener como parte de su rutina diaria debido a la automatización y el apoyo de las máquinas.

Encuentro de Adepa: “La inteligencia artificial aún no ha llegado a su pico máximo”

Antes del auge de la IA generativa, un artículo publicado en 2021 en la revista Morals & Machines titulado “Descalificación, mejora de las competencias y reaprendizaje: un caso de inteligencia híbrida” ya definía este fenómeno y ofrecía algunas pistas. El estudio analizaba la descalificación en tres niveles:

El individual, donde la dependencia tecnológica podría disminuir la capacidad de pensar, recordar y tomar decisiones.

El organizacional, como resultado de la reducción de costos y el aumento de la productividad, las empresas impulsaban una descalificación no deseada y la disminución de la creatividad.

El social, por la preocupación de que la IA pueda desafiar las tendencias históricas y causar un desempleo masivo y permanente.

Los autores de este trabajo se adelantaron a la paradoja de la que hablamos y plantearon el concepto de “inteligencia híbrida” para abordar los desafíos que surgen de la integración de la IA en el lugar de trabajo. De algún modo, anticiparon que era limitante advertir sólo el riesgo de la pérdida de habilidades o, por el contrario, pensar solo en las mejoras que trae esta tecnología. La “inteligencia híbrida” representa un enfoque para pensar en un futuro en el que la colaboración y el aprendizaje mutuo sean centrales, buscando combinar la inteligencia humana y la artificial para lograr resultados superiores a los que cada una podría alcanzar por separado.

Los fenómenos que estamos viviendo, entonces, no son tan novedosos como a veces creemos. Muchas veces ya fueron pensados y se plantearon enfoques superadores a la determinación tecnológica para ofrecernos, en cambio, un marco más colaborativo pero más exigente, para pensar esta relación con las máquinas, que cada vez vamos consolidando.