Todo parte de una historia real: el 24 de agosto de 1994 en Montevideo, la petición de extradición de tres ciudadanos vascos acusados de pertenecer a ETA provocó una manifestación masiva y una brutal represión policial por la cual murieron dos manifestantes y hubo cientos de heridos.
“Filtro”, coproducción entre La Dramática Errante (grupo de Bilbao) y la uruguaya Sala Verdi, aborda ese hecho y lo reconstruye ficcionalmente tomando como referencia la transcripción de los debates de la Cámara de Representantes de Uruguay, extractos del juicio realizado para encontrar la verdad, distintos libros, material audiovisual documental exclusivo, diarios, periódicos y entrevistas con los protagonistas. Aclaración imprescindible: 30 años después, todo sigue impune y sin condenados por los crímenes cometidos en democracia.
Expresamente, la obra no sólo busca recordar ese episodio histórico, sino reflexionar sobre temas como el asilo político, la justicia, el respeto a los derechos humanos, la memoria histórica y la solidaridad internacional, con dramaturgia y dirección de María Goiricelaya y las actuaciones de Marcos Valls, Luis Pazos, Agustín Urrutia y Camila Parard. Inscripta dentro del teatro documental, la propuesta transmite la intensidad del momento de los hechos, de los cuales pasaron ya tres décadas, con la claridad de que las cosas que se discuten tienen plena vigencia en tiempos donde las guerras y las persecuciones atraviesan el mundo.
El guión comienza años antes, con la Ley de Pacificación impulsada en 1985 por el entonces presidente Julio María Sanguinetti, que permitió la salida de la cárcel de militantes tupamaros así como la impunidad de los atentados cometidos por los grupos insurgentes y los crímenes de la dictadura. Con una escenografía mínima de paneles semitransparentes que se desplazan, un puñado de sillas y una mesa con ruedas, la puesta en escena logra desplegar un ritmo atractivo pese a su extensión, con escenas que van sucediéndose con ciertos saltos en el tiempo e intercalamiento de hechos, desde la represión ilegal de los militares planteado a contraluz hasta el presente con un dolor no sanado.
Marionetas: la magia maravillosa de construir mundos con dos manosEl relato está montado en una secuencia de pequeños momentos (algunos son más largos que otros, pero ninguno supera el puñado de minutos), lo que fragmenta una oferta que está saturada de información, casi con formato cinematográfico en ciertas ocasiones y eventualmente con intensidad de videoclip. Cada situación está aislada en sí misma, pero se vincula con la anterior y la siguiente para un armado de rompecabezas que permite darle integridad a la narración.
El eje de la represión ocurrida en 1994, cuando Luis Alberto Lacalle Herrera estaba en la Presidencia, ocupa la mayor parte de la historia, que interpela sobre los derechos políticos y la responsabilidad de los gobiernos y de los pueblos. Pero no se limita a ello, sino que da datos de lo previo -como ya vimos- y de lo posterior, sumando incluso el asesinato por parte de ETA del concejal del Partido Popular Miguel Ángel Blanco Garrido en 1997, que generó una crisis entre el partido político que conducía Pepe Mujica (tampoco se lo menciona con su nombre real) y el movimiento independista vasco.
Sin embargo, muchos de los abundantes datos que se narran son más fáciles de entender para quienes los conocen previamente -sean uruguayos o de otros países-, mientras que quienes los escuchan por primera vez deberán decantarlos velozmente. Sorprendente (e injustificadamente podría decirse), la autora decidió no usar los nombres reales de los protagonistas políticos, sino cambiarlos por otros de ficción. Ese hecho conspira innecesariamente con el rigor formal de la historia contada, que es atractiva en sí misma y desconocida para quienes no habitan ese país. Son mandatarios que ya forman parte de las enciclopedias y ante situaciones que nadie discute. De hecho, el nombre de la obra remite al Hospital Filtro, donde estaban internados por militantes de ETA y que fue rodeado por miles de personas pidiendo que se les otorgue asilo.
En otro sentido, esta clase de propuestas inspira a un público desprevenido o poco informado a buscar lo ocurrido, lo cual es una consecuencia positiva para que las desgracias no se repitan.