La Policía secuestró balas en una serie de allanamientos realizados en el marco de una causa en la que se investiga las amenazas que habría sufrido Ángel “El Mono” Ale por parte de dos mujeres de Los Gardelitos.
Se escribió un nuevo capítulo en la histórica rivalidad entre ambos grupos. A mediados de los 80, “Mono” y su hermano Rubén “La Chancha” Ale comenzaron a hacerse conocidos en la provincia. En su afán de ser los más fuertes, comenzaron a disputarse el poder con Los Gardelitos. Testigos de la época cuentan que desde 1984 hasta 1986 los integrantes de ambos grupos se peleaban cada vez que se encontraban. En uno de los enfrentamientos, registrado en un baile, Ángel recibió una humillante golpiza y juró vengarse.
El 31 de diciembre de 1986, la avenida Roca al 200 fue escenario de uno de los episodios más violentos de la historia policial de Tucumán. Dos integrantes del clan Los Gardelitos fueron ultimados a balazos y un tercero quedó seriamente herido. Los acusados fueron los miembros del clan Ale.
Según las crónicas de la época, Ángel Ale estaba charlando con una joven en esa cuadra. Por la zona circulaban en un Ford Sierra (auto de alta gama en esos tiempos) los miembros del grupo rival. Se produjo un tiroteo en el que perdieron la vida Santos Pastor Aguirre (el que habría golpeado duramente a “El Mono”) y Enrique Soria; y Juan Carlos Beduino resultó gravemente herido. Por el doble crimen fueron acusados “El Mono”, su hermano (ya fallecido) Rubén “La Chancha” Ale y Jorge “La Bruja” Vázquez, entre otros.
El trío se mantuvo prófugo durante 68 días. Durante todo ese tiempo los jefes de la Policía dijeron que los buscaban intensamente, pero nunca los pudieron encontrar. Los tres se entregaron ante las cámaras el 9 de marzo de 1987. Después de una larga y polémica batalla judicial, “La Chancha” no recibió condena alguna y “El Mono”, una por exceso en la legítima defensa que cumplió en libertad.
VIDEO: Clan Ale y Gardelitos, la rivalidad nacida en los 80 que volvió a sacudir TucumánEse fue el principio del fin de Los Gardelitos. El doble homicidio significó haber perdido el poder en las calles tucumanas. Tiempos después comenzaron a ser perseguidos por el grupo parapolicial Comando Atila, quienes por un tiempo habrían sido aliados de los Ale o por lo menos eran sus protegidos cuando el negocio del momento eran las máquinas electrónicas de azar y el narcotráfico comenzaba a erigirse en un gran negocio ilegal.
Los Gardelitos terminaron radicandose en otras provincias, especialmente Buenos Aires. Los Ale fueron protagonistas de las crónicas policiales durante varios años. Los hermanos fueron condenados por dirigir una asociación ilícita que lavaba activos provenientes de diferentes delitos, entre ellos, el narcotráfico.
El renacer
Durante mucho tiempo hubo un tenso clima de paz o, al menos, no hubo momentos de tensión entre ambos grupos. La muerte de “La Chancha” Ale en junio de 2023 recalentó el clima de tensión. Una mujer, que su nombre nunca había trascendido, envió un audio al “Mono” celebrando la muerte de su hermano y asegurando que tarde o temprano Los Gardelitos se cobrarían venganza. Al no haber sido denunciado el caso, no se realizó ninguna investigación.
Semejante ofensa no quedaría en la nada. En abril de 2024, Facundo Ale se presentó en la casa de Mercedes Galván, supuesta autora del audio, y baleó el frente de la vivienda. Por ese hecho recibió una pena de un año y seis meses de cumplimiento condicional, sentencia que fue confirmada días atrás por la Corte Suprema de Justicia.
Diciembre de 2023: una bandera colgada por la barra brava de San Martín delató a Walter “Petiso David” Lobo como transa y narcotraficante en medio de una cruenta batalla por el dominio de las tribunas del estadio de La Ciudadela. El día de la Primavera, en una fiesta electrónica, hubo otro enfrentamiento entre miembros de ambos clanes. Por un lado, Javier “Chuky” Casanova y Jorge Anaya González (miembros de Los Gardelitos), se enfrentó con el de Facundo Ale.
La Justicia procesó a los tres por el delito de tenencia y abuso de armas de fuego y les dictó la prisión preventiva, aunque Anaya González cumple la medida bajo la modalidad de arresto domiciliario. Los otros dos fueron alojados en el penal de Benjamín Paz.
Guerra declarada
La investigación de esa balacera arrojó resultados inesperados porque dejaron al descubierto que el tiroteo podría haber sido originado por una disputa narco. En la casa de “Chuky”, los policías encontraron drogas y lujosos bienes que no podría justificar su origen. Ale reconoció que el auto que usó el día del ataque se lo entregó a Mario Pasarín, un condenado por narcotráfico que se mató en un accidente con ese vehículo.
En el marco de esa causa, la Policía allanó la casa de “Petiso David”, supuesto aliado de Casanova. Encontraron drogas y ordenaron su detención. El Gobierno, como lo había hecho con Facundo Ale, ofreció una recompensa. Horas después, el integrante de Los Gardelitos decidió entregarse ante las autoridades.
La Corte confirmó una condena contra el hijo del “Mono” AleEn el mundo narco no es necesario recurrir a los disparos para que se desate una guerra. “Por mi hijo se descubrió una banda de narcotraficantes”, señaló “Mono” Ale cuando su hijo fue detenido en un campo del sudeste tucumano. “Esa la bandera la hice yo y ordené que la pusieran porque la Justicia nunca investigó”, añadió frente a las cámaras.
El lunes, después de entregarse, Los Gardelitos también siguieron con las delaciones. “Todo el mundo sabe que el ‘Mono’ Ale manejó la droga en Tucumán”, dijo Galván que reconoció ser la autora del audio sobre “La Chancha”. “Ni ahí que queremos venganza”, añadió la mujer.
Una joven, que sería pareja de “Petiso David”, también habría utilizado las cámaras de los canales para enviarle un mensaje intimidatorio a Ale. “Podría atentar contra la vida de ese señor si quisiera”, fueron las palabras que emitió.
A raíz de esos dichos, la Policía actuó de oficio y solicitó a la Justicia realizar allanamientos. El jueves, personal de la ex Brigada de Investigaciones, con el apoyo de varias áreas de la fuerza, se presentó en al menos 13 domicilios en busca de armas. No encontraron ninguna, pero sí secuestraron 42 balas calibre nueve milímetros. Por el momento, los sospechosos siguen en libertad, pero la tensión crece.