¡Qué días se te vienen San Martín! El presente no se juega en la cancha, pero el pulso es de final: el club se mira al espejo, enumera aciertos y errores, y se prepara para elegir un rumbo. En ese clima, el complejo “Natalio Mirkin” fue sede de una Asamblea Ordinaria que funcionó como bisagra: la despedida de un ciclo y el preámbulo del llamado a elecciones. La cita estaba fijada para las 19, pero debió demorarse algunos minutos por falta de quórum. Afuera, la fila de socios y la marea de camisetas/camperas hablaban por sí solos: había bronca, expectativa y, sobre todo, necesidad de certezas.

Cuando el quórum finalmente se alcanzó, Rubén Moisello tomó la palabra y encuadró el calendario político que ordenará el mes: el 3 de noviembre presentará la renuncia la actual comisión directiva y el 23 se celebrarán las elecciones. Luego se dio lectura al balance del último ejercicio. Pero lo contable fue apenas la puerta de entrada a una discusión más profunda: la crisis de confianza, el desgaste, la economía asfixiada por la caída de recaudaciones y la herida deportiva de Rosario, todavía abierta.

Moisello buscó, primero, correr el eje de la sospecha sobre el plantel y el cuerpo técnico. “Nuestros chicos tienen una capacidad auténtica, que tienen otra fortaleza física. No es que no hicimos nada, lo intentamos. Dimos todos los elementos para que nos asentemos en Primera. Pero no todos son campeones. Es difícil. No es el mejor campeonato. Lo miremos a Colón, a Ferro, si es fácil. San Martín en estos cinco mandatos siempre estuvo peleando el ascenso. Lo que dijo este señor respecto a Rosario -aludiendo a un socio-, dando a entender que hubo algo raro, nosotros hicimos todo. Siempre le dimos todos los elementos necesarios para que cuando puedan jugar el partido, lo ganen. Eso es fútbol, pusimos como dirigentes lo que hay que poner”. Hubo aplausos; algunos con euforia, otros con los dientes apretados.

El presidente también admitió que el descenso de la asistencia golpeó las finanzas y generó retrasos en pagos a empleados y futbolistas; prometió regularizarlos antes del 3. Y explicó que dar un paso al costado pretende descomprimir un clima hostil amplificado en redes sociales, donde, dijo, la descalificación personal se volvió moneda corriente. Mientras Moisello hablaba, un hincha pidió el micrófono, cuestionó la salida anticipada y exigió que nadie olvide lo ocurrido en Rosario.

Entre los socios que hablaron, se destacaron Augusto Rodríguez y el ex presidente “santo” Oscar Mirkin, ambos mencionados como potenciales candidatos. Rodríguez eligió un tono técnico y apoyó su intervención en papeles y cifras. “En la última asamblea vinimos diciendo situaciones que preocupan. Elegí leer este informe para que quede constancia y todos los socios conozcan la realidad. No se trata de buscar culpables, sino de entender con claridad la situación real del club”. Más tarde amplió, ya fuera del micrófono central, su diagnóstico y el plan de trabajo de su espacio: informes “cortos y precisos” sobre la situación económica y financiera, reuniones desde las 7 de la mañana hasta entrada la noche, y un llamado a separar aguas dentro de la oposición para evitar “traiciones” y ordenar consensos que permitan armar presupuesto y buscar fondos si la gente los acompaña en las urnas.

Mirkin, en cambio, puso el acento en la responsabilidad política y en el sentido institucional de sostener el mando hasta el final: habló de una sensación “agridulce”, valoró la aprobación del balance y marcó un límite entre obra y mantenimiento, recordando que lo segundo es obligación de gestión y no un logro. Fue tajante al pedir que la comisión culmine su mandato y reclamó grandeza. “El amor al club debe estar precisamente en decir, pongo el pecho a la bala, me hago cargo”.

SALUDO. Oscar Mirkin dijo presente y participó activamente de la Asamblea.

Mirkin, también advirtió que el vacío de recursos obliga a sincerar escenarios. “Noviembre, diciembre, enero y febrero: cuatro meses en los que el club tiene que funcionar como si nada pasara”, dijo, y remarcó que sin entradas ni abonos por adelantado, y con un sponsor difuso, todo presupuesto exige realismo y credibilidad para volver a enamorar a la gente.

Respuestas para todo

El tesorero Hugo Ledesma respondió al planteo de por qué renunciar ahora: aseguró que la decisión obedece a lo que “el hincha venía pidiendo” y al nivel de detracción que se volvió constante en redes, lo que, afirmó, tornó ingobernable el clima de trabajo.

En medio de ese ida y vuelta, una socia, Florencia, pidió que el balance no se limite a junio y que se transparenten los números de los últimos meses, particularmente por la situación que vivieron empleados y futbolistas. El reclamo quedó asentado. Otro actor de la escena política, Nicolás Nasrallah, llamó a un plan de gobernabilidad consensuado y a una especie de auditoría para un diagnóstico serio. “Se vienen meses duros; si tenemos aspiraciones hay que tener la humildad y la grandeza de consensuar y estar todos del mismo lado”.

La noche dejó, además, una foto de obra: se inauguró el polideportivo y se mostró el nuevo piso que será instalado en estos días, señales de que la maquinaria no se detuvo pese al desgaste. Algunos socios se retiraron antes; otros se quedaron hasta el último aplauso. Todos, sin embargo, salieron con la misma frase masticada: San Martín entra en su hora crítica. El 3 se formalizará la renuncia; el 23 la gente elegirá conducción. De ese doble acto -y de la capacidad de unir proyecto, orden y verdad- dependerá que el club recupere la confianza y vuelva a encaminarse hacia su obsesión: ascender a Primera.