“Nada existe aislado. Todo está en relación”, Guillermo Priotto enfatizó el biólogo y educador ambiental durante su disertación en el Centro Cultural Virla, en el marco del IV Congreso Internacional de Agua, Ambiente y Energía. Allí el especialista en formación, gestión territorial y sostenibilidad propuso un recorrido por los conceptos que estructuran la crisis ecológica actual y los modos posibles de transformarla. Su exposición articuló filosofía, ciencia, pedagogía y política, atravesadas por una misma convicción.
Priotto explicó que el conocimiento contemporáneo debe comprenderse como un sistema complejo, en el que cada parte se enlaza con otra. “Las partículas forman átomos, los átomos moléculas y las moléculas otros sistemas. Siempre hay un sistema dentro de otro sistema”, señaló.
Esa concepción, dijo, nos obliga a abandonar la mirada fragmentada. “El conocimiento aislado es solo literatura técnica. El verdadero conocimiento reconoce el contexto y, al hacerlo, necesariamente conduce a la acción”, aseveró.
Citó a la filósofa Hannah Arendt para recordar que toda acción en lo común es una acción política. “Arendt distingue tres niveles de intervención humana: la labor, el trabajo del homo faber y la acción. Solo esta última, que inaugura lo nuevo y se ejerce en el espacio compartido, es política. Por eso la educación ambiental no puede ser otra cosa que una educación política”, sostuvo.
Energía, emoción y transformación
Al referirse a la energía, Priotto insistió en que su comprensión debe ir más allá de las definiciones técnicas. “La energía no se destruye: se transforma. En esa transformación se inscribe nuestra producción, nuestro consumo y nuestra noción de suficiencia”, explicó.
Desde la perspectiva ambiental, añadió, que enseñar energía no debería limitarse a la racionalidad. “Si no hay emoción, no hay cambio de valores. Debemos generar sorpresa, imaginación relacional y asombro”, consideró.
Como ejemplo, citó el caso del agua. “Solemos reducirla a la fórmula H₂O, pero el agua es materia viva, con propiedades únicas como la capilaridad o la cohesión. Si no nos conmueve, difícilmente podamos transmitirla”, reflexionó
Cambio climático: un fenómeno complejo y transdisciplinario
El biólogo describió al cambio climático como “un fenómeno multicausal, transversal y transdisciplinario”. “No existe la disciplina ‘cambio climático’. Es un campo que exige integrar saberes científicos, comunitarios y ciudadanos”, afirmó.
Esa mirada implica también aceptar la incertidumbre como parte del método científico y abandonar el pensamiento lineal de causa y efecto. “La transdisciplina es, además, multiescalar, multisectorial e intergeneracional”, puntualizó.
Uno de los ejes centrales de su ponencia fue el papel de la educación ambiental como herramienta de transformación. “El educador ambiental debe ser un generalista, capaz de unir lo que históricamente fue separado. La educación ambiental aporta un pensamiento ecologizado, integrador”, definió.
Desde lo metodológico, propuso avanzar hacia la investigación-acción: “El docente no es un transmisor iluminado, sino alguien que aprende junto con sus estudiantes”. Y advirtió que en Argentina aún falta formación sólida en este campo. “Sin formación inicial y continua es difícil sostener prácticas transformadoras”, remarcó.
Priotto alertó sobre un “empobrecimiento del pensamiento”, producto del exceso de información fragmentada y del entretenimiento que adormece la reflexión.
“Necesitamos reactivar la imaginación y la creatividad. Hoy muchos jóvenes ya no imaginan el futuro con esperanza”, dijo.
Para él, el aula sigue siendo un espacio privilegiado para volver a imaginar. “El pensamiento crítico nace de preguntarse por qué las cosas son como son”, argumentó.
Lo común, el cuidado y la política de la vida
“La educación ambiental nos enseña que lo común requiere más cuidado que lo propio”, expresó. El agua, el aire, el suelo y la energía son bienes comunes, y el principal obstáculo para su protección es la lógica de la propiedad privada.
También citó al Papa Francisco en Laudato Si’. “El gran desafío es recuperar el sentido de comunidad y de responsabilidad colectiva. Lo común no es solo lo compartido: es la base de la vida”, aseveró.
“La naturaleza funciona en ciclos, se adapta, se diversifica. Nuestro pensamiento, en cambio, es lineal y contra natura”, reflexionó e invitó a reconocer que “la naturaleza no nos necesita; nosotros la necesitamos a ella”.
Para él, el sentido debe tener una práctica que lo sostenga, y esa práctica debe generar bienestar. “Cuando un comportamiento ambientalmente correcto produce placer, es porque hace bien”, resumió.
Y en ese sentido, mencionó la biofilia, la restauración ecológica y el arte como caminos posibles: “El arte tiene la libertad de decir lo que la ciencia no siempre puede”.
Desafíos institucionales y comunicativos
En el cierre, el especialista remarcó que la Ley de Educación Ambiental Integral representa un avance, pero requiere presupuesto y articulación institucional para volverse efectiva. “Sin institucionalización y sin comunicadores comprometidos, la educación ambiental no llega”, advirtió.
Destacó el rol del periodismo en la construcción de conciencia: “No se trata solo de informar datos, sino de generar comprensión, emoción y compromiso. No cabe el alarmismo, porque genera ecofobia. Necesitamos fomentar el 'ecoafecto' y la esperanza activa”.
El IV Congreso Internacional de Agua, Ambiente y Energía reunió en Tucumán a investigadores, docentes y especialistas para debatir sobre sostenibilidad, políticas públicas y desafíos ambientales contemporáneos. La conferencia de Priotto se destacó por su enfoque filosófico y educativo, que propone reconectar el pensamiento científico con la sensibilidad y la acción colectiva.