El caso que conmocionó a Europa por su extrañeza y crueldad judicial llegó a su desenlace: Julia Wandelt, una joven de 24 años y nacionalidad polaca, fue declarada culpable de acoso contra la familia de Madeleine McCann, la niña británica desaparecida en 2007 durante unas vacaciones en el complejo turístico de Praia da Luz, en el Algarve portugués.
El tribunal de Leicester emitió el veredicto tras un juicio en el que se determinó que Wandelt acosó reiteradamente a los padres de Madeleine, Kate y Gerry McCann, a quienes llegó a llamar hasta sesenta veces en un solo día, además de enviarles mensajes y realizar visitas a su domicilio.
Según informó The Guardian, el jurado dictaminó que Wandelt no era culpable de suplantación o fraude, pero sí de acoso continuado, al comprobarse que su comportamiento afectó de manera significativa a la vida privada y emocional de la familia.
De acuerdo con la exposición del fiscal, entre junio de 2022 y febrero de 2025, antes de ser detenida, la joven se dedicó a propagar la idea de que era Madeleine McCann, asegurando que había sido secuestrada de pequeña y trasladada a Polonia, donde supuestamente habría vivido con una familia que fingía ser la suya.
Wandelt utilizó redes sociales y medios de comunicación para difundir su versión, lo que reavivó el dolor y la exposición mediática de los McCann, quienes desde hace más de 17 años buscan respuestas sobre el paradero de su hija.
El tribunal también señaló que no era la primera vez que la acusada intentaba hacerse pasar por menores desaparecidas, ya que en el pasado se había autoproclamado como otras dos niñas en casos de alto perfil.
Durante el proceso judicial, se presentaron pruebas de que la familia McCann le había pedido repetidamente que cesara el contacto, pero Wandelt insistió en su relato, rogándoles que la creyeran. Finalmente, ante la persistencia de sus acciones, las autoridades británicas intervinieron y procedieron a su arresto.
El caso vuelve a poner en primer plano el impacto psicológico que la desaparición de Madeleine McCann -uno de los mayores misterios sin resolver de Europa- sigue teniendo sobre su familia, así como los peligros del acoso digital y la desinformación en las redes sociales.