La fascinación por el vino y una visión empresarial bien definida llevaron a una familia tucumana a perseguir la excelencia en cada etapa del proceso: seleccionar las mejores uvas, elegir botellas y corchos de primera línea y evitar que se escape el más mínimo detalle. Ese rigor llevó a Ostengo Wines a obtener una Medalla de Oro en “Guarda 14”, uno de los concursos más prestigiosos del país, celebrado en Mendoza.

El compromiso con la calidad se demuestra en los hechos. El Malbec 2024, elaborado con uvas elegidas de productores de Colalao del Valle, fue una de las grandes revelaciones del certamen cuyano. Para Raúl H. Ostengo (h), la calidad del vino de altura es indeclinable: debe tener buen color, ser frutado y aromáticamente expresivo. Este Malbec colaleño cumple con todo: poderoso pero equilibrado, con una acidez integrada y la identidad inconfundible de su origen.

VINO PREMIADO. El Malbec 2024 elaborado con uvas de Colalao del Valle.

La historia de Ostengo Wines es la crónica de un proyecto que nació no solo de la tierra, sino de la pasión familiar y una estrategia clara. Sus raíces están en el amor por el vino de Raúl H. Ostengo (padre) y su esposa Nilda Pastori, ambos sommeliers, pasión que los llevó a comprar una finca en Tupungato, Mendoza, para interiorizarse sobre el mundo vitivinícola.

Al principio, las uvas se destinaban a una producción casera: un vino para disfrutar y regalar. El punto de quiebre llegó en 2020, en plena pandemia. Raúl (h) y su hermano Andrés, dedicados a otros negocios, habían lanzado un marketplace. Fue entonces cuando su padre los desafió a crear su propio vino como marca. El camino se dividió en dos frentes: los hermanos, abogados, se ocuparon del laberinto legal y burocrático; y del lado enológico, buscaron la mirada experta del salteño Francisco “Paco” Puga.

Aunque sus inicios estuvieron en Mendoza, la familia siempre tuvo la convicción de desarrollar su base en el norte. La primera opción fue Colalao del Valle, en Tucumán, pero la búsqueda de tierras chocó con conflictos territoriales y falta de certezas jurídicas.

La brújula terminó señalando Salta. Adquirieron tierras en San Carlos, a 20 kilómetros de Cafayate, dentro de un parque vitivinícola. El proyecto, que ya lleva dos años, destina tres hectáreas al cultivo de cuatro cepas elegidas con precisión: Malbec, Cabernet Franc, Torrontés y Chardonnay.

Nada fue improvisado. La selección del terroir surgió de un estudio detallado del suelo y el agua junto al ingeniero Daniel Guillén. Se analizó cada fracción del terreno para ubicar cada varietal en el lugar óptimo. Incluso se seleccionaron clones específicos en Mendoza, pensando en su adaptación al microclima de San Carlos y en la identidad buscada por la marca, especialmente en vinos de perfil frutado.

Una cata muy especial

Nada llega a la botella si no convence plenamente a todos los Ostengo. La selección final de cada vino se define en una “cata familiar”, un ritual donde todos participan: desde los sommeliers hasta los hijos adolescentes, que aportan su mirada fresca. Esa instancia, cuentan, es tan exigente como decisiva.

Cada integrante evalúa las muestras según su propia percepción, sabiendo que el vino es algo profundamente subjetivo y que factores como el clima, la comodidad o el ambiente influyen en la experiencia. Solo aquello que genera consenso y entusiasmo atraviesa ese filtro íntimo y se convierte, finalmente, en un vino digno de salir al mercado.

La identidad visual también forma parte del ADN de Ostengo Wines. “Mi padre tenía una idea muy clara en hacer esa etiqueta con forma de hoja. No fue algo sencillo implementarlo", recuerda Raúl (h) y agrega: “Hoy una de las principales cosas por las que elige el consumidor un vino empieza por la vista, por la estética. Obviamente, esa expectativa tiene que estar avalada por la calidad del producto: la botella, la calidad del corcho, etc".

RESERVA. El Malbec que se hace en Salta tiene un potencial de guarda de 10 años.

El apellido es otro pilar del proyecto. "Es el activo más importante que tenemos. El poner el apellido genera un mayor compromiso", sostiene. Esa decisión también está vinculada a una visión que excede lo comercial. "Son productos que vos pensás a largo plazo. Siempre hemos dicho en Instagram: ‘Esto es un regalo para las generaciones pasadas, las presentes y la futura’. No es algo temporal".

Esa mirada se refleja en la estrategia general de la marca. “Si fuera por hacer un negocio rápido, haríamos otras cosas. Esto es una inversión constante de ponernos en un segmento de alta calidad y tratar de seguir posicionándolo”, explica el empresario. Y adelanta los pasos a seguir en la expansión: "Nuestro objetivo en el corto/mediano plazo son exportaciones a países como Uruguay y Brasil".

Ostengo Wines es un manifiesto: la excelencia enológica es la base, pero el verdadero valor del vino reside en el apellido que porta, asegurando un legado de calidad que trasciende lo comercial.