Una travesía de 46 horas. Ese tiempo demoró el tren El Tucumano en hacer el viaje desde Capital Federal hasta Tucumán entre el viernes 19 y el domingo 21 de noviembre de 1993. La causa fueron dos descarrilamientos de trenes de carga en la misma vía. LA GACETA tituló “El Tucumano marcó un récord al revés” la nota del lunes, para mostrar el viaje más largo de un servicio que en sus buenos tiempos había hecho el trayecto de 1.200 kilómetros en 18 horas.

El tren había partido con siete vagones el viernes a las 16 de Retiro. Poco después, en la estación Palma en Santa Fe, una mujer se suicidó arrojándose a las vías. Tras la conmoción, 80 minutos después se reanudó el viaje y llegaron a las 20.30 a Rosario. Pero allí les avisaron que había descarrilado un tren carguero en San Lorenzo (Santa Fe), por lo que debieron esperar y pernoctar en los vagones. A las 8.10 del sábado se reanudó el viaje y a las 19, al llegar a Estación Herrera en Santiago del Estero, se dieron con que había ocurrido otro descarrilamiento entre Garza y Taboada. Algunos pasajeros, impacientes, amenazaron al conductor de la locomotora con que iban a quemar el tren si no avanzaban. Había personas de edad que estaban desfalleciendo, de modo que el maquinista puso en marcha el tren “a paso de hombre” y así llegaron a las 23.50 a Garza y no hubo más remedio que detenerse. Algunos viajeros, para mitigar la espera, abandonaron el tren y se fueron a una bailanta. Los demás debieron una vez más pasar la noche en sus asientos.

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Como no se despejaban las vías, desde La Banda se envió un tren para hacer un trasbordo, que se efectuó entre las 6 y las 8 de la mañana del domingo. Los pasajeros debieron caminar 600 metros con su equipaje a cuestas. La marcha se reanudó a las 8.10 y la odisea concluyó en Tucumán a las 13.28. El tren que debía partir el domingo desde la estación Mitre hacia Buenos Aires postergó su salida hasta el lunes.