A principios de siglo, la vida de Fernanda Sarrulle transcurría con estabilidad y comodidad en Salta, donde se encontraba plenamente integrada y satisfecha con su carrera en el negocio inmobiliario. Sin embargo, un llamado telefónico de su padre, Oscar Emilio Juan Sarrulle, provocó un giro radical e inesperado. Dejó atrás la tranquilidad para volver a Tucumán, la provincia que la vio nacer hace 57 años. Su misión era acompañar a su papá en un emprendimiento familiar ambicioso, pero intrincado y complejo: hacer vinos en Colalao del Valle.

"Canario", como se lo conocía, decidió retomar la tradición de "Hacer vinos" de sus antepasados italianos. Por línea materna, era descendiente de Mariana Chrestia, cuya familia se dedicaba a la vitivinicultura en la Toscana (Italia). Inspirado por este legado, en 1999 Sarrulle adquirió tierras en los Valles Calchaquíes. Al año siguiente, con la llegada de las primeras plantas provenientes de un afamado vivero mendocino, la actividad dio sus primeros pasos.

Pasaron los años y el proyecto de quien fuera camarista penal y vocal de Corte en la Provincia fue tomando forma. Así nació Finca Los Talas, ubicada sobre la Ruta 40, a unos 300 metros de la plaza colaleña, una bodega que se quedó con una Medalla de Oro en el certamen Guarda 14, que se realiza en Mendoza. El vino reconocido fue el Sarrulle 2023, un Malbec Reserva que tiene ocho meses de paso por barrica de roble americano y cuenta con la potencia de los vinos de los Valles Calchaquíes.

“Nunca me había animado a participar en un concurso hasta ahora. Mi amiga Josefina Carro (propietaria de la bodega Río de Arena) me convenció de hacerlo. Fue una alegría inmensa que nuestro vino haya sido premiado”, presume emocionada Fernanda.

EN LA BODEGA. Los empleados hacen un trabajo artesanal para elegir las mejores uvas.

La encargada de la bodega reconoce que el trabajo no es para nada sencillo: “Hay que ser apasionados para estar en esta industria, que no es de las más rentables. En estos años fui aprendiendo del vino. Conozco sus secretos.

Para sostener un proyecto de esta magnitud, Fernanda cuenta con un equipo de colaboradores incondicionales. Su hermano, Gianni Bevacqua, se ocupa de la comercialización de los vinos, mientras que su primo, Juan Balinotti Sarrulle, impulsa la promoción en Buenos Aires, un mercado clave para el crecimiento de la bodega. A esto se suma la ayuda de su amiga, Raquelina "Yaqui" D'Onofrio de Terán, quien se encarga de los traslados semanales entre Yerba Buena y Colalao del Valle. Todos ellos son piezas esenciales para mantener vivo el sueño del “Canario”.

"Mi papá siempre tuvo confianza en el terroir de Colalao del Valle. Desde antes de que comenzara con este sueño me decía que me acordara que en algunas décadas en estos suelos se iban a producir vinos de alta gama", agrega la heredera de la pasión del “Canario”.

El Malbec es la cepa que se destaca en las cinco hectáreas de plantación que Fernanda y sus empleados recorren todos los días para hacer un trabajo prácticamente artesanal. De ahí se producen cerca de 10.000 botellas: Los Talas, Sarrulle y Gran Canario.

¿Casualidad o milagro?

La gran joya de la bodega es Gran Canario, un vino de edición limitada creado en homenaje al fundador. Cuando “Canario” murió, en 2020, Fernanda descubrió en la cava dos barricas olvidadas. Tras la insistencia de los empleados en que ese vino merecía un destino, ella recurrió a la voz de un experto: Francisco “Paco” Puga. Pese a la amistad con la familia, el enólogo le advirtió que su trabajo no era “corregir vinos”, pero aceptó probarlo. “Todavía conservo un audio muy lindo de él. Fue emotivo”, afirma Fernanda sobre la respuesta del experto que reside en Cafayate, Salta.

EL SUEÑO DE PAPÁ. Gran Canario es un vino que se hace cada dos años en Finca Los Talas.

En síntesis, su veredicto: “Me gusta el vino”. Con unos pocos ajustes, aquel Malbec con 24 meses de barrica -casi fruto de la casualidad- llegó al mercado. Y fue un éxito. El próximo paso será participar en los mejores concursos del país para medir su calidad.

La nueva apuesta de Los Talas

Tras la reciente pérdida de su hermana, Jorgelina (cariñosamente conocida por todos como "Jorja") hace dos años, Fernanda decidió honrar su memoria y la de su bisabuela (quien compartía el mismo nombre y apodo) con el lanzamiento de su nuevo vino. "Es un Malbec con duelas que ha resultado ser de impresionante calidad, llevará con orgullo el nombre de 'Jorja', uniendo la vida, el legado familiar y la pasión por el vino".

Para la bodeguera, el desafío es continuar y expandir este legado, haciendo del proyecto algo "más importante y más grande". Siendo un negocio costoso, la estrategia futura pasa por complementar la venta con el enoturismo, organizando catas y propuestas gastronómicas que mantengan vivo el legado en Colalao. Una visión empresarial que sin duda habría llenado de alegría a su padre, el "Canario".