HIROSHIMA.- Un violento rayocegó a Natsumi Nagao el 6 deagosto de 1945. Después ardió supiel. El recuerdo de la caída de labomba atómica sobre Hiroshimala ha perseguido a durante toda suvida. Era una bochornosa mañanade verano. Nagao y sus compañerasde clase, que entonces tenían14 años, estaban reunidas en elpatio de la escuela. De repente, unatroz relámpago las sorprendió.Después se produjo una explosión.
"La piel de todo mi cuerpo ardió",recuerda ahora, a los 80 años.Cada vez que ve en televisión lasimágenes de la dañada central deFukushima, la anciana recuerdairremediablemente su horrible experiencia."Son sentimientos complicados",explica. Pero para estasobreviviente de Hiroshima, hayuna diferencia fundamental entrela catástrofe de entonces y la situaciónactual. "Cuando cayó la bombasobre Hiroshima, el pueblo nosabía tanto sobre los peligros de laenergía nuclear como hoy", aclara.La situación actual es diferente.Todo el mundo conoce los riesgosde la energía atómica. Ella consideraque la reacción con respectoa lo que ocurrió en Fukushima hasido incluso algo exagerada. "Aúnasí, creo que será mejor que no seconstruyan más centrales nucleares",reflexiona.Y reconoce que, ensu momento, cuando se erigieronlas centrales, la población no tomóconciencia de los riesgos. (DPA)