La mañana comienza a extinguirse en el complejo Natalio Mirkin. El entrenamiento ha finalizado y los jugadores se retiran a sus hogares. Muchos periodistas aguardan a la salida del vestuario; lo esperan a él. A ese pibe que, con sólo dos partidos de titular, se transformó en el patrón del medio; el hombre que banca la parada. Su parada y la de San Martín. Augusto Max, ese joven que antes saludaba tímidamente y se iba rápido, hoy enfrenta los micrófonos pero sin el ímpetu con el que va a los pies del rival, claro. Disfruta el momento por el que luchó muchos años. Ese largo período que estuvo a la sombra le curtió el alma, por eso ser actor principal en esta historia le devuelve la vida. "Lo disfruto, pero tengo que estar tranquilo".
Al "Jefecito" no lo nublan las luces de los flashes. Ni el gran partido que jugó en el "Mario Kempes" lo agranda. Todo lo contrario. Siempre con los pies sobre la tierra, prefiere el perfil bajo. "En todo momento supe que mi oportunidad iba a llegar; ahora sólo debo aprovecharla", dice el petiso que fue un pulpo en Córdoba, y se ganó la camiseta "5", con todo lo que ello implica.
Max no es ningún improvisado. A pesar de haber comenzado algo tarde su carrera en el fútbol, experiencia no le falta. "Comencé a los 12 años", afirma el rubio que hizo sus primeros pasos con la camiseta del primo hermano. "Me llevaron a probarme en Atlético, pero yo no me quise quedar. No me gustaba la idea de jugar ahí", aclara y manda el primer flechazo al corazón del hincha "santo". Para su fortuna, apareció un empresario que se enamoró de sus condiciones y se llevó a Rosario al pequeño Max. "Me llevaron a una escuela y de ahí tuve una prueba en Newell's. Estuve dos años en ese club, pero cuando San Martín estaba por ascender a Primera decidí pegar la vuelta".
El pibe fue parte de un plantel que se llevó todos los aplausos en el torneo de Reserva. Carlos Roldán, en su anterior paso por el club, decidió promoverlo al plantel superior. Debutó en Primera en una fría noche de lunes, en Buenos Aires contra Sportivo Italiano. Aquella vez, un equipo plagado de juveniles igualó con el "azurro", en la última fecha de la temporada 2009/10 de la B Nacional. Todo parecía un cuento de hadas. Pero después, la mano se cruzó mal. Pedro Monzón, Miguel Amaya y Carlos Ramacciotti lo relegaron demasiado. Pero Augusto se hizo resistente a los golpes. "Cuando pasan ese tipo de cosas te caés anímicamente. Es feo entrenar y no jugar, pero en el fútbol tenés que prepararte para los malos momentos", recuerda esos tiempos amargos que piensa sepultar en base a buenas producciones.
La vuelta de Roldán le despejó el horizonte. El "Negro", en su afán por darle equilibrio al medio, le dio su confianza y "Jefecito" sacó pecho en el momento indicado: fue figura en la casa del candidato. Pero él pide calma. "En lo personal tuve la suerte de jugar un gran partido pero no siento que haya sido la figura. El equipo jugó un partidazo", dice el joven que sabe que ahora viene su apuesta más difícil. "Debo mantener el nivel y encontrar una regularidad. Tengo que redoblar los esfuerzos. Sólo así se consiguen los logros".
Max, al igual que cuando se para en el centro del campo, está en todas. Quiere seguir creciendo de la mano de un equipo con hambre de gloria. "Tenemos que seguir así, como jugamos en Córdoba. Si mantenemos ese nivel, podemos lograr el objetivo".
Esta noche disputará su primer partido siendo titular en La Ciudadela. Justo cuando San Martín se juega una dura parada en la carrera hacia tierra prometida. Por eso, el pibe pide la palabra y revela el secreto para ser el caudillo del medio. "Carlos pide que el '5' sea equilibrado y ordenado. Creo que cualquiera de los volantes centrales que hay en el plantel puede hacerlo. Gracias a Dios confió en mí y yo pude responderle", afirma y al toque remata. "Hoy hay que ganar, como sea".
Max apuesta a lograr su sueño cuanto antes. "Quiero ascender con San Martín", firma el pibe que dentro de un campo se transforma; se hace gigante.
La lesión de Goicoechea le impidió repetir el equipo
Hay cuestiones ajenas a lo futbolístico que conspiran contra la idea de un DT. Esta vez, una lesión tiró por la borda el deseo que tenía Carlos Roldán. El entrenador pensaba repetir el equipo que había jugado en Córdoba. Pero no pudo ser. La contractura que sufrió Esteban Goicoechea alteró sus planes. La idea era probarlo durante la práctica de ayer y, si respondía bien mandarlo a la cancha. Pero ni a eso se pudo llegar.
"Todavía siento mucho dolor y los médicos me dijeron que lo más aconsejable es que no juegue", se lamentó "Goico" que, a pesar de su bronca por haber quedado al margen, cree que es una decisión acertada. "Es mejor parar ahora, antes que exigirme y terminar desgarrado. Además, el que juega tiene que estar 10 puntos. Tenemos que ganar sí o sí", afirmó Goicoechea.
Ante la ausencia del jugador oriundo de El Trébol, Santa Fe, Roldán confirmó que Bruno Lescano será el encargado de custodiar el lateral izquierdo.
El duelo de esta tarde es crucial para las aspiraciones del equipo. Ganar en casa es una obligación en este Undecagonal, si se aspira a lograr el máximo premio.
"Debemos lograr los tres puntos. De esa manera, el punto que sacamos en Córdoba tendrá otro valor y además seguiremos alimentando nuestro sueño", afirmó el DT "santo" consciente de que esta fecha puede ser fundamental. "Si se dan algunos resultados favorables, podemos quedar bien posicionados. Esperamos y rogamos que así sea".
San Martín debe ganar y en La Ciudadela todos quieren aportar su granito de arena. "Que el hincha venga como lo hace siempre, con esa pasión extrema. Nosotros vamos a hacer todo lo posible para cumplirles el deseo del ascenso", finalizó el entrenador.