CARACAS.- La recta final de la campaña electoral venezolana ingresó en la recta final con cruces de acusaciones y críticas entre los principales candidatos. El oficialista, Nicolás Maduro, dijo que las autoridades capturaron a un grupo de opositores a quienes denunció por intentar provocar un apagón para sabotear uno de sus actos de la campaña para las presidenciales del 14 de abril. Maduro, quien además ejerce interinamente la presidencia del país, y el opositor Henrique Capriles se han acusado mutuamente de guerra sucia durante la maratónica carrera electoral iniciada tras la muerte, hace un mes, de Hugo Chávez.
"Ya tenemos presos a algunos de los saboteadores. Le iban a quitar la electricidad a toda Mérida (occidente) mientras yo estaba en el acto", denunció Maduro al responsabilizar a un grupo de "la derecha" que dijo está siendo investigado.
"¿Quién dirige esta guerra contra el país? Hay dos opciones: o la patria o la antipatria", agregó en un encuentro con el alto mando militar por el mes del fallecimiento de Chávez.
El propio líder socialista que gobernó Venezuela durante 14 años denunció varias veces desde complots contra la infraestructura del país petrolero hasta planes para asesinarlo.
Maduro ordenó a las Fuerzas Armadas, que deben velar por la seguridad en las elecciones y transportar el material de votación, que intensifiquen el patrullaje en las instalaciones eléctricas. Y el ministro de la Defensa, Diego Molero, ratificó su apoyo a Maduro tras obsequiarle una imagen de Chávez en un gesto que el opositor Capriles calificó de inconstitucional.
Capriles planteó en la turística isla de Margarita que era el deber de las fuerzas armadas proteger la voluntad del pueblo. "A los militares les digo: ustedes también sufren la inflación, la inseguridad, la falta de seguro social. No los voy a dejar solos", dijo el gobernador de Miranda.
La elección en la polarizada nación de 29 millones de habitantes decidirá no sólo el futuro del "chavismo sin Chávez" sino también el control de las mayores reservas de crudo del mundo y el apoyo económico a gobiernos izquierdistas de la región.
Al igual que en la campaña electoral de octubre cuando perdió contra el líder bolivariano, Capriles figura abajo en la mayoría de encuestas por, al menos, 10 puntos.
Capriles reclamó a la autoridad electoral explicar por qué técnicos del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) tienen en su poder la clave que permite acceder a unas 45.000 máquinas de votación, lo que podría alterar su funcionamiento. Uno de los rectores del Consejo Nacional Electoral (CNE), el opositor Vicente Díaz, calificó de "grave" la filtración.
Voceros del organismo aclararon que el uso de las claves no vulneraría el conteo de los votos y se comprometió, en una reunión con los partidos a "investigar" el hecho.
El opositor demandó que la presidenta del CNE "dé respuesta a los venezolanos" sobre el incidente, mientras clamó a sus bases de apoyo que salgan a votar para vencer lo que ha denunciado como ventajismo oficial.
A diferencia de la campaña previa, esta vez el candidato opositor no ha escatimado en acusar a Maduro y a sus aliados de ser "falsos socialistas" interesados en llenar sus bolsillos y ganar elecciones.
El Gobierno pinta al aspirante opositor que va apoyado con una coalición de fuerzas políticas como una marioneta de los sectores empresariales. Ayer, decenas de escritores, artistas y músicos apoyaron a Capriles en un teatro de la capital donde, cantando y recitando, pidieron un cambio de rumbo. (Reuters)