Margaret Thatcher es una figura representativa del modelo político económico de los años 70, del "giro a la derecha", tras la ruptura del modelo del Estado de Bienestar, que se paraba sobre el consenso de la posguerra, entre capital y trabajo.
Recesión económica y crisis fiscal, aumento de la deuda pública, inflación (acompañada, según algunos autores, de estancamiento económico) son algunos de los síntomas de la crisis de ese Estado de Bienestar, modelo según el cual el Estado debe intervenir en la economía para garantizar bienestar básico a toda la sociedad.
Los sectores más conservadores le echan la culpa de la crisis a las políticas sociales que implementa el Estado de Bienestar, y abogan por la reducción del gasto público. Hay un retorno a las teorías clásicas del liberalismo, que se traslada de lo económico a lo político, y se traduce en la elección de gobiernos conservadores en Estados Unidos, Canadá, Alemania y Gran Bretaña.
Ronald Reagan, en Estados Unidos, y Thatcher en Gran Bretaña son los que mejor combinan las propuestas neoliberales en lo económico con los valores neoconservadores en lo político y en cuanto a las formas de vida.
Estos gobiernos neoliberales buscan modificar la relación de fuerza entre capital y trabajo a través de la desregulación del mercado, de reformas impositivas favorables a las clases altas, del quiebre del poder de los sindicatos, del recorte del gasto público.
Thatcher, por ejemplo, pone en práctica un programa de apertura económica para atraer inversiones japonesas, para lo cual enfrenta la oposición del partido liberal en su país, y tiene que derrotar a los sindicatos (que buscan proteger sus fuentes de trabajo).
Con los neoliberales en el poder, se establece un estado de precariedad y de inseguridad para el individuo. A partir de entonces, el futuro, más que un refugio, es una amenaza, en la que no se sabe si habrá trabajo, si podrá mantener su vivienda, o a su familia.
El contexto político internacional, del gobierno de Thatcher es el de la Guerra Fría, en la cual el capitalismo, en crisis, ha sufrido la derrota de Estados Unidos en Vietnam y la expansión de la Unión Soviética en Afganistán.
Mientras Reagan busca recuperar el orgullo herido de su país (a través del fortalecimiento de la alianza del Atlántico Norte, del recorte de medidas sociales y el aumento del presupuesto para la guerra), Thatcher apuesta al nacionalismo como fuerza de cohesión.
El triunfo en la guerra de Malvinas, y su postura intransitente , le sirvió para aumentar su popularidad, que estaba en franca decadencia. En medio de una oleada de patriotismo, adelanta las elecciones y accede a un nuevo período, con el lema: "Gran Bretaña libre y fuerte".