Los productores citrícolas de Tucumán ya están cosechando fruta para industria y para la exportación, y otros están casi a punto de iniciarla. Todos los esfuerzos apuntan a mantener los mercados actuales. Por ello, todas las normativas de sanidad y calidad que se adoptaron tienden a afianzar más el objetivo, convencidos de que no deben bajar los brazos en procura de cuidar la actividad del peligro que implica la enfermedad HLB.

Esta actividad agroindustrial es la segunda en lo que respeta a movimientos económicos que forma parte del PBI provincial, por lo que mantenerlo en su lugar, y si se puede hacerla crecer, es una necesidad permanente y debe ser una cuestión de Estado.

Hoy, la actividad citrícola argentina, y por supuesto nuestra región y provincia, se ven amenazadas por el HLB que viene haciendo estragos en las plantaciones citrícolas de diferentes regiones del mundo. Muchas de ellas muy cercanas a nuestra Nación, como lo es el caso de Brasil. Preocupa mucho que el vector ya esté presente en algunas provincias, pero por suerte en Tucumán no se detectó al insecto vector (Diaphorina citri) ni tampoco a la bacteria causal de la enfermedad (Candidatus Liberibacter spp.).

El HLB es, hasta hoy, como sabemos, una enfermedad mortal y todavía incurable para la planta cítrica afectada. Una plantación con individuos infectados está enteramente en riesgo de contagio, así como las plantas de quintas vecinas. En Tucumán eso significa que más de 10 millones de plantas cítricas que se hallan en peligro. Por elo, todos los sectores involucrados deben tener presente su peligrosidad y estar atentos. Gobierno (nacional y provincial), sector productivo, asociaciones e instituciones científicas, directamente vinculados en la atención del problema, están involucrados en encontrar soluciones definitivas y, hoy sobre todo, a las medidas preventivas que se puedan identificar y desarrollar para fortalecer la defensa de la actividad citrícola tucumana. Impedir el ingreso de la enfermedad es, en principio, un objetivo posible, y todo tiempo ganado es un paso más dado en la dirección de las mejores opciones de las que podamos disponer.

Concientización

No es redundante afirmar que todos los factores que componen esta actividad agroindustrial deben trabajar mancomunadamente para evitar el ingreso de esta temible enfermedad al país que, por suerte, no está presente, y evitar que pueda diseminarse y provocar estragos económicos y sociales difíciles de evaluar. Para no tener la enfermedad debemos evitar el ingreso y movimientos a través de las fronteras nacionales, regionales y provinciales de cualquier material vegetativo, como plantas, ramas, frutos cítricos o de otra especie que sean hospederos o estén vinculados a esta peligrosa enfermedad. También los materiales de empaque, vehículos o herramientas de cosecha que puedan tener la enfermedad o la presencia de su insecto vector. Para ello sólo debe afianzarse la campaña de concientización que actualmente se realiza en el país, pero debe llegar a todos por igual, y que hasta la gente común sepa qué es lo que no debe ingresar por las fronteras a la región o a la provincia.

Es necesario que la población conozca, primero, las consecuencias que puede originar la enfermedad en la economía nacional, por lo que se debe sensibilizar, difundir y concientizar sobre su impacto. Deben conocerse qué es lo que debemos y qué es lo que no debemos hacer, y de esa manera colaborar para que los controles sean lo más eficientes posibles.

Las zonas actualmente débiles son las zonas de frontera, por lo que en esos lugares deben afianzarse más la generación de conciencia y educación fitosanitaria.

No hay dudas de que el próximo congreso de citricultura, a realizarse a mediados de mayo, en Puerto Iguazú, cerca de la zona "caliente" brasilera, debe servir para remarcar los conceptos de prevención.

Debe afianzarse la generación de propagandas radiales y gráficas en todas las regiones productoras, con fuertes mensajes sobre las características de la enfermedad y de su vector, así como las drásticas consecuencias que provocan en las plantaciones cítricas. Debe insistirse con la distribución de folletería en los accesos camineros y en terminales de ómnibus y aeropuertos de las regiones productoras de cítricos. Deben sumarse las escuelas públicas y privadas, hospitales, lugares de reunión masivos para que la generación de conciencia llegue a todos.

Pero sobre todo se debe seguir insistiendo sobre algunos productores y comercializadores que todavía no toman conciencia al respeto, y continúan enviando -desde diferentes zonas- plantas, frutas y embalajes a través de las diferentes regiones de producción.

No debemos bajar nunca los brazos, y en esto todos tenemos una cuota de responsabilidad para evitar que el HLB ingrese al país y que se disemine con sus graves consecuencias.