WASHINGTON.- El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, convocó a reabrir el debate sobre la desigualdad racial en el país, sacudido en los últimos días por la absolución de un vigilante de raza blanca, George Zimmerman, que asesinó en Florida al joven afroamericano desarmado Trayvon Martin, de 17 años.

"Cuando le dispararon a dije que podría haber sido mi hijo. Otra forma de decirlo es que Trayvon Martin pude haber sido yo hace 35 años", afirmó. El mandatario planteó la necesidad de "examinar" las leyes que rigen en los estados sobre la defensa personal, y de pensar "cómo apuntalamos y reforzamos a los chicos afroamericanos". También convocó a las fuerzas de seguridad a que reciban entrenamiento en trato interracial.

Recordó que las estadísticas demuestran que hay un "historial de disparidades raciales a la hora de aplicar las leyes criminales, desde la pena de muerte a las leyes sobre consumo de drogas". Ese contexto "contribuye a la sensación de que si un adolescente blanco hubiese estado involucrado en ese mismo escenario, tanto el resultado como las consecuencias podrían haber sido distintas". Pero aclaró que, pese al incidente, "las cosas están mejorando, y cada generación está haciendo progresos y cambia sus actitudes" sobre el racismo.

Obama resaltó que él mismo fue víctima de discriminación, como otros miles de personas de color en EEUU. "Hay muy pocos hombres afroamericanos que no hayan tenido la experiencia de ser seguidos cuando estaban comprando en una tienda; o de entrar a un ascensor y que una mujer agarre nerviosa su bolso y mantenga la respiración hasta que puede salir. Pasa a menudo. Eso me incluye a mí", puntualizó.

Reclamos populares

El Presidente ya había emitido un comunicado llamando a la calma tras conocerse la sentencia absolutoria de Zimmerman. Su sorpresiva aparición en una conferencia de prensa en la Casa Blanca fue entendida como una respuesta a los fuertes pedidos de que se involucre más en este tema. Sin embargo, no se inmuscuyó en la posibilidad de que se reabra la causa, al señalar que "tradicionalmente, son asuntos del Gobierno local y estatal".

"¿Hay algo más que podamos hacer para que tengan la sensación de que el país se preocupa por ellos, los valora y que está dispuesto a invertir en ellos?", preguntó en forma retórica, acerca de la contención a los jóvenes afroamericanos.

Martin murió de un disparo en febrero de 2012, al ser interceptado por Zimmerman (pese a la recomendación en contrario de la Policía) cuando el joven regresaba a su casa tras hacer compras en una tienda y caminaba bajo la lluvia con la capucha del buzo puesta. Desde entonces, la capucha sobre la cabeza se convirtió en el símbolo de los manifestantes que marchan en nombre del adolescente por las calles.

Ayer hubo movilizaciones y vigilias en más de 100 ciudades, para reclamar al Departamento de Justicia que reabra el caso. El fiscal general, Eric Holder, analiza la situación, pero es poco probable que efectúe algún planteo formal. En cambio, la investigación del FBI sigue abierta, pero los analistas coinciden en que será difícil demostrar que Zimmerman actuó por odio racista.

"El presidente Obama se ve a sí mismo en Trayvon y se identifica con él. Es un bonito tributo a nuestro niño", afirmaron Sybrina Fulton y Tracy Martin, padres del asesinado. (DPA-Télam)