Sin dudas, la octava fecha del Turismo Nacional en Termas de Río Hondo fue más que especial. Es que las clases 3 y 2 compartieron escenario con el Mundial de Turismo. Y era excluyente demostrarle a la categoría internacional que en la Argentina hay automovilismo del bueno.
El TN no quedó en deuda. En la división mayor hubo tantos sobrepasos como emociones y sobraron las alternativas. Matías Rossi salió primero, pero rápidamente fue superado por Juan Pipkin. Facundo Chapur también aprovechó el mal comienzo del piloto de Citroën y lo pasó para ser el nuevo escolta de la competencia. Tan malo fue el arranque de "El Misil" que también perdió un lugar con Fabián Pisandelli. Todo en la primera vuelta.
La carrera continuó y la lucha se centró entre Chapur, Pisandelli y Rossi. Después se sumaron Sebastián Gómez e Ignacio Char. Fabián logró sobrepasar a Pipkin y se quedó con la punta, aunque apareció el piloto del Seat y logró la vanguardia. Parecía que ya no habría más cambios. Pero cuando faltaban tres vueltas, Gómez, con el KIA Cerato, adelantó a Pisandelli y a Char para ganar una final emocionante y darle el primer triunfo a la marca coreana.
- ¿Te cabe el concepto de que ya no sos un proyecto, sino un saludable presente?
- Puede ser. Pero siempre hay que seguir avanzando, de a poco, sin volverse loco. Pienso que es la manera de llegar a algo bueno.
Fueron 15 vueltas palo y palo para Pablo Ortega, finalmente erigido en el tucumano mejor ubicado en la carrera realizada en el renovado circuito de Las Termas de la Clase 2 del Turismo Nacional. El piloto del Renault Clio fue el que mayor rédito sacó de los representantes provinciales, en un fin de semana laboratorio para todos. Esta vez, ni Matías Rodríguez, ni Lucas Mohamed, ni Maximiliano Bestani (en orden de mérito) hallaron la fórmula que les permita completar la final.
"De clasificar 30° - un puesto que no quería-, a largar 17° y terminar 12° hubo un largo trecho. El final fue feliz para mí. Ya sé que quería terminar entre los diez primeros, pero estuve cerca" resumió sus sensaciones Ortega.
Su resultado final minimiza los efectos del fragor de la lucha que debió soportar. En la vuelta 3 sufrió un choque atrás. Resultado: el auto en vez de doblar, se trababa mucho. "No sabía qué hacer. Sólo atiné a concentrarme en seguir el pelotón de autos. En la recta, el Clio no me daba para superar a nadie, pero a mí sí me pasaban. Por eso, cuidé el puesto al extremo", dijo.
El segundo tucumano que logró hacer más vueltas en la final fue Rodríguez, que completó diez de las 15 de la carrera. Después de batirse a buen ritmo con los pilotos que ocupaban del 20° puesto para abajo, la rotura del motor de su VW Gol lo dejó a pie. "Con el blocante de la caja de repuesto que puso el equipo el auto barría de trompa. Perdía mucho tiempo en las curvas. Luego, la exigencia de un circuito en el que se va siempre al límite hizo que la planta impulsora no aguante. Igual, el fin de semana fue positivo: seis meses sin correr y logré un ritmo sostenido", aseguró.
¿Y Mohamed? En la final no pudo enderezar el rumbo de una presentación que venía complicada. Largó 36° y alcanzó a avanzar hasta el 23°, con un Gol que se vio muy recuperado luego de que se cambió el motor. "Viajaba a fondo, tratando de avanzar puestos. En el sexto giro, salía de la curva dos y venía en la succión de otros pilotos. Pero para usar toda la pista y tomar la recta mejor armada, me bajé al pianito, en una zona donde los muñecos de goma están muy cerca. Y les pegué. Fue un error de cálculo. Quedé muy triste; el auto se había recuperado una barbaridad. Me equivoqué y le pido perdón a la gente de Tucumán que vino a verme", comentó.
Bestani también alcanzó a dar cinco vueltas, hasta que el bombín del embrague se rompió. Y entonces sobrevino el abandono.