Los ajustes que introdujo el Gobierno nacional en las deducciones del Impuesto a las Ganancias no terminarán de solucionar el impacto de la inflación sobre los salarios de los trabajadores. Además, la iniciativa propone la creación de un impuesto a la distribución de utilidades de las sociedades comerciales que dejará a la Argentina desencajada en la competencia regional por inversiones. A estas conclusiones arribó el Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa) en un informe reciente.
"En el nuevo impuesto a la renta financiera se propone una alícuota de un 15%. Para la distribución de utilidades de las sociedades se impulsa una alícuota de 10%. Pero las ganancias de las empresas ya están gravadas con una alícuota del 35%", remarcó la entidad.
"El nuevo impuesto a la distribución de utilidades se superpone con el actual que grava las ganancias de las empresas. Así, las compañías que operan en la Argentina pasarán a pagar un 45% de impuesto sobre las utilidades", agregó.
Para entender el impacto de este régimen tributario sobre la rentabilidad privada, Idesa comparó la tasa de Ganancias que pagan las sociedades en Argentina con la que se aplica en los países vecinos:
• En Uruguay, la tasa del impuesto es de un 25%.
• En Chile, las sociedades pagan un 20% en concepto de Ganancias.
• En Brasil, las compañías tributan un 15%, con un 10% adicional para los ingresos superiores a los 240.000 reales.
Idesa advirtió que estos datos muestran que las reformas propuestas casi duplicarán la alícuota del impuesto a las utilidades de las empresas argentinas respecto de las que se aplican en otras naciones. "El un aspecto relevante, ya que el impuesto a las Ganancias es un factor importante a la hora de evaluar la viabilidad de los proyectos de inversión", explicó el organismo.
Por último, Idesa aseguró que es previsible que este aumento impositivo profundice las tendencias a concentrar inversiones comerciales en Uruguay, en Chile y en Brasil, para vender los productos en Argentina con un mínimo valor agregado generado en el país. "Toda la sociedad sufrirá las consecuencias del desaliento a las inversiones, por la desproporcionada presión impositiva sobre las empresas", concluyó.