Existe una gran diferencia en la incidencia impositiva entre quienes deciden descontar del impuesto anual la percepción y los que deciden no llevarlo a cabo. Los primeros, sólo tienen una pérdida financiera o alícuota efectiva -en el caso extremo en que haya pasado un año desde el momento de la erogación- del 8,75%, mientras que quien no pide que se tome a cuenta este anticipo, debe afrontar la totalidad del adelanto con la alícuota del 35%. Así lo explica el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf). En su informe sobre el recargo, la entidad encabezada por el economista Nadin Argañaraz, dice que en el último caso planteado, el agente debe cubrir una tasa que es cuatro veces superior a la que afronta quien sí descuenta el cargo. “Para un turista que termina pagando la alícuota del 8,75%, el dólar turista es de $ 6,71, mientras que para aquellos que no reclaman la devolución del impuesto (por diversos motivos), es de $8,33, indica.
Desde el punto de vista de la equidad, mientras que un dólar turista debe ser enfrentado por todos los contribuyentes, lo que está claro es que el tipo de cambio implícito que surge del anticipo no es uniforme, siendo menor la alícuota para una franja de la población, sostiene el Iaraf.
A su vez, el impacto final de la medida sobre el drenaje de dólares dependerá de varias cuestiones:
• Del número de personas que decidan o no viajar al exterior. A esta decisión apunta la suba de la alícuota. Sin embargo, aquí entran en juego los precios relativos de vacacionar en Argentina y en el exterior: si sale más caro en dólares vacacionar en el país respecto a hacerlo en el extranjero -aún con la suba del impuesto-, los argentinos seguirán descansando afuera y por ende, drenando los dólares del Banco Central, explica el Iaraf.
• Dentro de los que decidan viajar igualmente al exterior, mientras mayor sea la proporción de quienes lo descuentan, mayor será la presión sobre los dólares (escasos).
• Por último, dado que no todos los contribuyentes cuando vacacionan tienen el mismo gasto per cápita, mientras mayor sea la proporción de contribuyentes de alto gasto per cápita que solicitan el descuento, mayor será la presión sobre los dólares.